Hasta hace una hora, Pilar Rahola era una persona tremendamente feliz y agradecida. Pero desde hace una hora, es una persona indignada que está que trina, y con razón. Pero vayamos por partes. Feliz y agradecida por lo que acaba de vivir en Uruguay. La escritora ha estado unos días en el país sudamericano donde entre de otro actos, ha participado en uno muy exitoso en Punta del Este. Una conferencia sobre los retos y dilemas del siglo XXI organizada por los amigos de la Universidad de Tel Aviv, donde ha estado al lado del expresidente Luis Alberto Lacalle, con la familia del actual y del gran pensador Santiago Kovadloff. 1.200 personas en la sala, un éxito rotundo. Y no ha sido el único. También ha tenido charlas importantes con ministros, diputados, empresarios..., la créme de la créme, donde la escritora catalana ha recibido muchos y merecidos elogios.

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Pilar Rahola / IG
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Pilar Rahola con Santiago Kovadloff / IG

Después de estos días en Uruguay, Rahola estaba exultante. Pero la alegría se ha evaporado nada más aterrizar. Ha sido volver a casa y patapam, después de las buenas sensaciones, recibir la de arena. Poco se imaginaría Pilar Rahola que todavía con el corazón palpitante de la emoción en el país sudamericano, todavía con la ilusión y la mente en Uruguay, solo pisar casa viviría una situación que le ha indignado como hacía tiempo. Y no hablamos de la cumbre en Barcelona Sánchez-Macron, de la cual ha dejado claro donde se pueden ir este par...:

La escritora se ha disgustado mucho antes de llegar a Barcelona. Porque solo aterrizar en el aeropuerto de El Prat, en un vuelo con escala en Madrid, ha empezado a montar en cólera a medida que iban pasando los minutos. ¿Por qué? Por aquella sensación desesperante esperando en la recogida de equipajes. Aquella espera viendo las citas transportadoras, cogiendo posiciones, mientras vas viendo cómo van pasando maletas y bolsas que no son la tuya y rogando por que sea de las primeras en salir y poder largarse. Pero a Rahola le ha pasado todo lo contrario... Ir pasando maletas y ni rastro de la suya. Indignación en grado máximo cuando, atención, ha pasado más de una hora y nada de nada: "Una hora y todavía no ha llegado la puñetera maleta. Mierda de AENA, hasta los cojones, hasta las narices, hasta los ovarios".

Mientras esperaba, se iba encendiendo y publicaba en Instagram un vídeo parecido, dónde seguía dejando clara su total indignación. "Después de un vuelo internacional que te obligan a ir vía Madrid, y vas perdiendo tiempo, ahora encima, todavía, deciden que la maleta puede tardar lo que les dé la puñetera gana. Estoy bastante quemada, hasta las narices". Finalmente, ha podido averiguar que caray ha pasado: "YA ESTÁ: la han olvidado en Madrid!!!":

La misma compañía ha respondido con otro tuit, dejándole claro que "Nos sabe muy mal lo que te ha pasado, Pilar, pero te rogamos que, cuando reclames al agente de handling de la compañía aérea con la que has volado no le insultes y, por tanto, seas más respetuosa que con los trabajadores de Aena, que no gestionan los equipajes".

Una bienvenida a casa que no olvidará nunca.