La progresista Cadena Ser lleva dos días deleitando a la audiencia con entrevistas a los representantes más derechistas del arco parlamentario. Si ayer Pepa Bueno dejaba en evidencia a Albert Rivera por negarse a definir Vox ideológicamente, hoy ha sido el turno de Pablo Casado.

En Hoy por hoy han entrevistado al presidente del PP, que ha soltado varios titulares bastante controvertidos.

Con la polémica sobre la elección del presidente del CGPJ sobre la mesa, Pepa Bueno ha empezado al ataque: "¿Sabe ya quién escribió el Whatsapp que aseguraba que el PP tenía controlada la Sala Segunda del Tribunal Supremo?". La respuesta de Casado, ágil: "No lo sé. Pero eso no es lo que dice el Whatsapp...". El presidente del PP insiste en que la información es falsa y asegura que no sabe quién lo ha escrito, como los trabajos de final de máster.

La tensión entre la periodista y su entrevistado era palpable.

Pepa Bueno ha querido cambiar de tema. "¿Usted condena a Hitler?¿Usted condena a Mussolini?", le ha pedido. "Sí, y a Franco", decía Casado. "¿Y por qué se abstuvieron ayer?".

El presidente del PP prefiere salirse por la tangente: "Porque lo que se pretendía no era condenar una cuestión... lo que pasó ayer fue lamentable. Esto ya lo hizo la Transición y la Constitución".

Pepa Bueno insiste: "Se ha cumplido un año más de la muerte de Franco". Y Casado vuelve, y le toma el pelo de manera escandalosa: "Y el año que viene se cumplen 44, y el siguiente 45". Y continúa: "Franco está muerto desde hace medio siglo. Y el de Cuba está vivo y coleando. Con lo cual este cinismo del gobierno socialista de criticar a Franco...". La periodista no se lo puede ni creer, pero Casado no le deja ni repreguntar, y gira la tortilla como le da la gana: "Es que ahora hay gente alentando la violencia en Catalunya". "Pero yo le pregunto por el franquismo", dice Bueno. "Ya, y yo le puedo hablar de Fernando VII". De cemento armado...

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Pepa Buena y Pablo Casado en la Cadena Ser | Cadena Ser

Pepa Bueno ha acabado estallando en directo, y le ha dicho a Casado que, desde Esperanza Aguirre, nunca había tenido tantas dificultades para entrevistar a un político. Pero al presidente del PP le da igual. El examen de las elecciones andaluzas acabará de decir si su estrategia incendiaria es la buena. O no.