¿Quién dijo que comer arroz o pasta era sinónimo de engordar? La reconocida nutricionista de Florida, Meggie Connelly, ha puesto sobre la mesa un truco inesperado que ya genera furor entre quienes buscan adelgazar sin sacrificar sus platos favoritos. Según la especialista, existe una manera tan simple como sorprendente de reducir a la mitad las calorías del arroz blanco y de otros alimentos cargados de almidón como la pasta, el pan o incluso las patatas. Lejos de dietas extremas y menús prohibitivos, Connelly afirma que basta con modificar la forma de preparar estos alimentos para que el organismo absorba menos calorías de la habitual. El secreto no está en el condimento ni en el tamaño de la porción, sino en la magia de la química del almidón.

El secreto del arroz frío: menos calorías, más beneficios

Un plato de 100 gramos de arroz cocido suele aportar alrededor de 130 calorías, pero, de acuerdo con los hallazgos presentados por Connelly, esa cifra puede desplomarse gracias a un proceso tan cotidiano como dejar el arroz enfriar en la nevera. El truco reside en que, al hacerlo, parte del almidón cambia de estructura y se convierte en lo que los expertos llaman almidón resistente, una variante que el intestino no digiere con facilidad. “Enfriar el arroz permite que parte del almidón se recristalice en una forma que resiste la digestión”, afirmó la fundadora de Be Balanced Nutrition Services.

Esto significa que el cuerpo aprovecha menos calorías, pero al mismo tiempo obtiene ventajas metabólicas: digestión más ligera, mejor salud intestinal y hasta una menor inflamación abdominal. La nutricionista explica que este almidón resistente aporta apenas 2,5 calorías por gramo, frente a las 4 calorías del almidón normal. Y si después de enfriar el arroz lo recalientas, el efecto se mantiene intacto.

El truco viral para cocinar arroz y pasta sin remordimientos

La técnica que propone Connelly es tan sencilla que parece increíble: cocinar el arroz o la pasta como siempre, dejarlo reposar en frío durante al menos 12 a 24 horas y luego calentarlo nuevamente antes de servir. Con este gesto rutinario, el organismo experimenta un impacto mucho menor en la glucosa sanguínea, lo que ayuda a controlar el apetito y la saciedad. Pero la sorpresa no termina ahí. Este método también puede aplicarse al pan y a las patatas, alimentos señalados durante décadas como “enemigos de la dieta”. Connelly asegura que, con este simple ajuste, quienes aman los carbohidratos pueden comerlos con menos culpa y más conciencia. Una pequeña revolución en la cocina de millones de hogares.

El descubrimiento de la especialista ya está causando sensación en Estados Unidos, donde muchos ven este método como la oportunidad de reconciliarse con los carbohidratos. Mientras otras corrientes dietéticas los demonizan, Connelly demuestra que el problema no es el alimento en sí, sino la forma en que lo preparamos y consumimos. Dejar enfriar el arroz no solo es un truco dietético, sino una estrategia que podría cambiar la forma en que entendemos la nutrición cotidiana en España. ¿El futuro de la alimentación saludable? Tal vez no consista en eliminar, sino en aprender a transformar lo que ya está en nuestra mesa.