Daniel Sancho, el presunto asesino y descuartizador de Edwin Arrieta, tiene un equipo legal muy curioso: el que forman la criminóloga Carmen Balfagón y el abogado Marcos García Montes. Una pareja perfecta para tratar un caso extremadamente mediático; los dos son caras conocidas de la pequeña pantalla. No sabemos cuál será el destino final del hijo del actor Rodolfo Sancho, pero durante su tránsito hacia la resolución estaremos entretenidos. Si son monstruos en sus campos profesionales lo desconocemos con exactitud; pero que dan juego en programas de televisión y similares, eso está más que garantizado. Para García Marcos, rostro familiar durante décadas para formar parte de casos muy populares, supone una vuelta por la puerta grande a "la champions". Y se nota que viene con ganas,

El mejor ejemplo, el del viernes pasado en la oficina profesional de Balfagón, durante una rueda de prensa a los medios españoles extravagante, extraña, única. El escenario era un pequeño teatro de los horrores, con calaveras colocadas estratégicamente sobre fotografías de miembros de la saga Borbón: Juan Carlos y Sofía, pero también el tío bastardo Leandro. Con este ambiente de toques surrealistas, la pareja de defensores del encarcelado en Tailandia negaron que lo asesinara, aunque sí que procedió a diseccionar el cadáver, vete a saber por qué razón. La idea principal, sin embargo, era transmitir que Daniel es una víctima de una conjura policial para incriminarlo. Y que lo único que hizo aquella noche de verano fue defenderse de una agresión sexual por parte del cirujano plástico colombiano. Un giro copernicano que, sinceramente, no sabemos si colará.

Carmen Balfagón y Marcos García Montes Teleberri ETB
Carmen Balfagón y Marcos García Montes / ETB

Pasado el fin de semana, la estrategia de comunicación del equipo legal de Daniel ha visitado el plató de 'Vamos a ver' en Telecinco, presentando por Joaquín Prat. Montes, gato viejo, ha continuado la misma línea exculpatoria exhibida en aquella famosa comparecencia. Y ha intentado un truco de manera vulgar, pobre, como hacerse el longuis a una pregunta directa y de sentido común: ¿cómo es que descuartizó el cuerpo, repartió  los trozos por toda la isla de Koh Phangan y todo lo que acompañó a la muerte de Arrieta, si no tenía intención de matarlo? ¿Y cómo sabía que estaba muerto? La respuesta, un Marcos mudo. Peor todavía: desviaba la conversación hacia terrenos más favorables. Una bomba de humo en pleno directo.

Prat, a quién no ha convencido nada, ha vuelto a apretar al abogado, al que conoce desde hace décadas. Quizás por eso ha olido la sangre: "La autopsia se complica, tu cliente lo que hace es descuartizar el cuerpo de la víctima y arrojar sus restos, solo se ha hallado la mitad de hecho. ¿Tu cliente comprueba que tras ese golpe había fallecido?" Consciente de que estaba contra las cuerdas, ha recurrido al manual y a un comodín: "No puedo revelar secretos profesionales... Me tengo que centrar en lo que hay en este procedimiento, que son cuatro meses de filtraciones de la policía". Y está muy bien, ¿pero y los hechos indiscutibles y nunca aclarados? ¿La reacción más natural al luchar por tu vida es cortar en dados a tu verdugo? ¿En serio, Marcos? Para acabar de arreglarlo, ha añadido que "confiamos en la justicia, Tailandia funciona muy bien". Tan bien que seguro que es el primero que preguntan a Daniel Sancho a partir del mes de abril en el juicio. Y entonces, o tiene una respuesta más convincente, o el futuro será negro negrísimo.

Joaquin Prat Telecinco
Joaquín Prat / Telecinco
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Daniel Sancho / Antena 3