El talent show más famoso de la TV sigue siendo Operación triunfo. Lo crearon el año 2001 Josep M. Mainat y los difuntos Toni Cruz y Joan Ramon Mainat. Se hace todo desde Catalunya, antes la Academia estaba al lado del Park Güell y el plató en Sant Just Desvern y ahora todo se hace desde Terrassa. Fue un éxito descomunal desde el primer día. Un cuarto de siglo después no solo se sigue emitiendo, ahora OT 13 en Amazon Prime sino que todavía los concursantes de hace 25 años llenan programas de TV. No solo las primeras espadas como Aitana, David Bisbal o Manu Carrasco sino con cantantes que llenan recintos menos grandes pero siguen viviendo de la música. Los que lo tuvieron más complicado fueron los de OT 2. El año después a la explosión, con audiencias de Rosa en Eurovisión del 88%, llega el segundo año en TVE con un presentador muy flojo, Carlos Lozano, expectativas altísimas y concursantes recordados como Beth Rodergas, Elena Gadel, Manu Carrasco, Mai Meneses y una con mucha personalidad, Nika.


Nika es Mónica Rodríguez, madrileña y tenía 22 años cuando concursó y se quedó en las puertas de la final. Fue la penúltima expulsada. Aunque no ser finalista los espectadores conservan un recuerdo imborrable de su carisma encima de los escenarios, aparte de ser la más hipnótica de OT2, la más telegénica, y con una voz que le ha permitido todavía ahora definirse como artista, cantante y profesora de yoga. Tiene 45 años, separada después de diez años de relación y con una hija que se llama Estela y ha devuelto a TV, programa Fiesta de Telecinco, para denunciar que en el mundo de la música hay tanto o más acoso sexual que en el mundo de las actrices. EN OT iría bien impartido otra asignatura: cómo afrontar productores musicales que utilizan su poder para llevarse a la cama a jóvenes cantantes.

Nika muy artista, muy telegénica y muy cambiada, no tiene pelos en la lengua: "Cuando era más joven y empecé en la industria yo era mucho más radical, si veía algo que no me gustaba era tajante. Pero en los últimos años de mi vida han pasado cosas graves que me han hecho pasar por un estado de angustia, estaba desamparada en un momento en el que tenía que renacer de nuevo. Acababa de separarme, mi madre había fallecido... y no entiendo cómo puede haber gente que se aproveche de esa situación. Cuando empecé a sacar la cabeza comenzaron a llegar a mi vida productores y otras personas impresentables que me colocaron en situaciones muy complicadas. Que puedas estar necesitada de trabajar no significa que por ello tengas que acostarte con nadie. Si algo me ha enseñado mis 45 años, es a ser consciente de mi valor y a no dejarme pisotear por nadie".

"Lo que quiero es trabajar. Un productor, un manager y otro hombre vinieron a mi vida y tuvieron el mismo patrón. Tenía que proteger mi tiempo y mi dignidad. No quería acoastarme con ellos, no lo necesitaba, Mi canción la dedico a esos tres impresentables que representan parte de la industria musical. El poder nos mantiene invisibles, como mujer y como artista. Me frustré y al final he podido llegar a la gente a mi voz". De tanta rabia sale la canción Susi Okama. La letra dice: "No os importaba mi debilidad, solo buscabais el premio final". Pasó no hace 25 años sino que hace cuatro días. El Me too de Nika.