Dos meses de vacaciones. 60 días. Es mucho tiempo. Ya nos gustaría a muchos de nosotros disfrutarlos. Pero claro está, Albert Rivera sólo hay uno. Afortunadamente, según el criterio de buena parte de la sociedad. De hecho, echando una ojeada a lo que se dice después de su vuelta a tomar cafés con Susanna Griso en Antena3, cada vez son más los que no soportan al líder naranja. Exactamente como le está pasando en Cs, donde impera el sálvese quien pueda. Rivera ha vuelto al escaparate mediático y lo ha hecho más Rivera que nunca. Provocador, chulesco, monotemático, algo victimista y bastante cínico. Él, sin embargo, se define como "coherente". Un término que ha provocado el primero estallido de los espectadores y tuiteros. Era sólo la punta del iceberg, pero apuntaba maneras.

Catalunya y Barcelona han sido dos de los hits de los día que el ex orador de concursos televisivos, haciendo honor a su paso por el 'Comecocos' de Telecinco, ha repetido con insistencia. "Inasequible al desaliento", que diría un casi 'tocayo' suyo, José Antonio Primo de Rivera. Primero, con la Diada: "Si gobernamos en España o Catalunya recuperaremos la Diada para todos". Después, amenazando con su número fetiche contra la Generalitat. Y por último, agitando la inseguridad en Barcelona y enviando recados: "Le pido a Ada Colau que se dedique a vigilar las calles". Este ha sido el repertorio dedicado a su 'añorada' tierra, pensado en tres minutos estirado en la tumbona frente a la piscina.

Albert Rivera maquillaje Antena 3 @albertriveradiaz

Albert Rivera maquillaje Antena 3 @albertriveradiaz

Si alguien piensa que las únicas críticas a Albert han venido desde Catalunya, se equivoca. La cola de los agraviados es descomunal. Apunten: Socialistas, de Unidas Podemos, exvotantes de Cs, feministas, gente del PP (especialmente en Madrid), comunidad LGTBI, seguidores de VOX... Nos dejaremos a muchos, seguro. Pero demuestra dos cosas: Que tanto veraneo no le ha caído nada bien a Rivera ("viene peor de cómo se fue") y que, efectivamente, es coherente: Nadie le aguanta. Todo el mundo acaba huyendo. ¿Hartará también a la Griso y le cerrará el grifo del café?