El extraordinario actor catalán Josep Julien tiene marcado en rojo una cita en su agenda, de cara al próximo año, que le emociona. Una de las obras que mejor pinta tienen de cara a la próxima temporada teatral es La reina lloba, que podremos disfrutar en la Sala Petita del Teatre Nacional. Pau Carrió dedica su nueva creación a Margaret d'Anjou: la reina loba del título, uno de los personajes más citados en las obras de Shakespeare, siempre en torno a los grandes personajes masculinos, como Enrique VI o Ricardo III, pero que no cuenta con obra propia. Será a partir de febrero del 2026 cuando veamos en acción a la maravillosa Maria Rodríguez Soto, bien acompañada de Quim Àvila, Pepo Blasco, Queralt Casasayas, Josep Julien, Pau Roca, Òscar Rabadán o David Vert.

Antes, al principio de este mes, ha dirigido 'La dona sense cor', un thriller psicológico valiente y sobrecogedor de los alumnos de la Escuela de Montaje en 'L'Autèntica'.

Josep es un animal interpretativo, un tipo que le da veracidad, emoción y pasión a todos los personajes que interpreta. El teatro es su vida, hace muchos años que sube al escenario, y cuando sube, se deja la piel. Julien es de aquellas personas a las cuales se implica siempre en todo lo que hace. Y no solo cuando está trabajando. En su día a día, en su vida, es alguien que no se calla cuándo ve alguna cosa a su alrededor que chirría, y alza la voz, y tanto si alza la voz, ante algunas prácticas o maneras de hacer que le indignan. Como ha vuelto a pasar. Y ya les avanzamos que estamos cien por cien de acuerdo con su queja. Ha sido cuando ha ido a una terraza a tomar un café y ha recibido una respuesta que por lo que dice, no es la primera vez que le pasa, ni lamentablemente, será la última.

Como él mismo apunta, "me ha vuelto a pasar". ¿Qué? Ir a tomar un café a una terrazita, uno de los placeres máximos que se puede hacer en nuestro tiempo libre, con un libro y ya sería el plan perfecto. Pero en según qué establecimientos, que los clientes estén a gusto y pasen un rato de relax, les lame un pie. Ellos solo miran por su bolsillo: "Pides un café en una terraza y te dicen que no, que café no, que si empiezan a sacar cafés después todo el mundo quiere, que solo cosas en botella". Que si quieres café, te lo haces en casa. Que en los bares, solo a tomar gin-tonics o birras, y si puede ser más de una, más a sumar a la caja. Como dice Josep, "Creo que todo tiene un límite, amigos de la hostelería," y remite a hace cinco años: "¿Dónde ha quedado aquel 'entre todos lo haremos todo' de la pandemia?".


Absolutamente de acuerdo con él. Hartos. Indignación compartida por muchos seguidores en la red: "Libro de reclamaciones y después hablamos", "Después siempre están llorando", "Fácil... NO vayas más", "Un sábado a las once de la mañana pedí un café con leche y me dijeron que no, que solo bravas. No he vuelto nunca más", "Si tienen café y no tienen cartel que lo avise, hoja de reclamaciones y queja a consumo. Por si las moscas, mira si tienen colgada la licencia de la terraza con las mesas que pueden tener...", "En tal caso, empezaremos a exigir que la calle sea para los peatones y que quiten las terrazas. Se pacta y todos aportamos, o no hay negocio".