Los que utilizan regularmente el tren, sea el de cercanías, sea el AVE, saben que a menudo puede convertirse en una profesión de riesgo. Porque uno sabe cómo entrará, pero no sabe qué se encontrará. Lo que pasa en un vagón de tren suele ser surrealista en muchos casos, indignante en muchos otros y directamente denunciables en algunas ocasiones. Pasajeros irritados los hay cada día. Y por cuestiones laborales, muchos profesionales de la comunicación o la interpretación lo tienen que coger a menudo para ir de Catalunya a Madrid a trabajar y después, volver hacia casa. Casos de presentadores y/o actores quejándose, hay a espuertas. El nivel de indignación incluye a los que hierven por dentro por el comportamiento egoísta de otros pasajeros, como Núria Marín: "Siempre me indigno en el AVE. Siempre me encuentro con la persona a la que llaman por teléfono y, a parte de tener el teléfono a todo volumen, lo deja sonar un buen rato y quiere que todo el vagón se entere de la conversación". Claro está que a veces, ha sido ella la que ha entrado hablando por teléfono antes de arrancar la marcha y quien se ha tropezado con algún encargado que se ha extralimitado en sus funciones, como un día que la chillaron e insultaron:
Núria Marín / @nuriasecret
Mi compi @german_online me ha preguntado qué pasaba y le he dicho "que me mandan callar". Y el encargado se ha girado y se ha puesto a gritarme como un loco: que soy una mentirosa, que soy una maleducada y que no estoy guardando las formas.
— Nuria Marín (@nuriasecret) Augusto 24, 2018
Le he dicho que hiciera el favor de no insultarme, me ha dicho que me insultaba porque yo le había llamado mentiroso (¿?) y como he visto que no razonaba he preguntado por su superior.
— Nuria Marín (@nuriasecret) Augusto 24, 2018
Personal de seguridad peculiar, por decirlo suavemente, los hay en todas partes. Pero quizás en RENFE tendrían que tener una pizca más de cuidado en sus elecciones. Porque ahora ha sido el actor Josep Julien quien ha expuesto una imagen francamente desagradable con respecto a uno de los vigilantes de seguridad de los trenes. Explica el actor catalán que al coger un tren recientemente, se ha fijado en el aspecto que tenía. Y Ahí es nada: "Mascarilla con doble bandera española. Cinturón a juego, águila tatuada en un brazo y en el otro el num 88 (meaning Heil Hitler)".
Josep Julien / @josep.julien
En el vagón, aparte de él, había unos jóvenes con quien cruzó una mirada y lo que vio no tendría que volver a pasar: Cruzamos una mirada rápida con unos adolescentes afro-catalanes que se sientan delante mío, tienen miedo. Nada, felicitar a RENFE". La compañía ferroviaria ha respondido a Julien, pidiéndole más detalles: "¿Podrías ampliar la información e indicarnos la hora y estación o tren donde lo has visto para poder trasladar tu queja correctamente?". La respuesta del intérprete, juiciosa y contundente: "Me sabe mal, no por aquí. Lo haré, si lo encuentro oportuno, en un entorno protegido donde tenga garantías de no sufrir represalias por parte de individuos como estos que contratáis. También te diré, si me lo permites, que encuentro extemporáneo que me lo pidas":
Vigilante de seguridad en el tren. Mascarilla con doble bandera española. Cinturón a juego, águila tatuada en un brazo y en el otro el num 88 (meaning Heil Hitler) Cruzamos una mirada rápida con unos adolescentes afro-catalanes que se sientan delante mío, tienen miedo. Nada, felicitar en @Renfe.
— Josep Julien (@josepjulien) April 11, 2022
¿Buena tarde Josep, podrías ampliar la información e indicarnos la hora y estación o tren donde lo has visto para poder trasladar tu queja correctamente? Saludos.
— Rodalies Catalunya (@rodalies) April 11, 2022
Me sabe mal, no por aquí. Lo haré, si lo encuentro oportuno, en un entorno protegido donde tenga garantías de no sufrir represalias por parte de individuos como estos que contratáis. También te diré, si me lo permites, que encuentro extemporáneo que me lo pidas.
— Josep Julien (@josepjulien) April 11, 2022
Impecable. Esperemos que RENFE se lo mire un poco. Es indecente que tenga que haber pasajeros que sufran, no ya por otros pasajeros, sino por los mismos vigilantes.