En el año 2004 se estrenó una película protagonizada por el excelso Tom Hanks y dirigida por el mítico Steven Spielberg. La Terminal, que abordaba la vida de un europeo viviendo en un aeropuerto de Nueva York porque no le dejan entrar en los Estados Unidos.

No nos consta que el bueno de Josep Julien haya tenido que pasar por esta tesitura. Pero si algún día el actor catalán se ve obligado a vivir en la terminal del aeropuerto de Barcelona-El Prat, enloquecería. ¿Por tener que vivir en el aeropuerto? No. Por los precios de los bocadillos.

El intérprete, recientemente galardonado con el Premio Quim Masó a la producción teatral en catalán, por el proyecto Bonobo, protagonista de la obra Sandra, por la que está recibiendo un montón de elogios, y a quien hemos visto en infinidad de series de TV3 (Secrets de família, Laberint d'ombres, El cor de la ciutat, Porca misèria, La Riera, Cites o actualmente, Com si fos ahir), tiene una cuenta de Twitter IM-PRES-CIN-DI-BLE, dónde dice lo que piensa sin ambages, a veces, de manera directa, otras, con un sarcasmo cargado de finezza.

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Josep Julien en 'Sandra' / @josep.julien

Los dos últimos ejemplos de Julien en redes son significativos. Por una parte, haciendo una reflexión acertadísima después de la reciente y repentina muerte de Verónica Forqué: "Qué grandeza la de aquel que cuando muere alguien popular con quien vivió tal o cual anécdota, no corre a explicarla por aquí a muchos desconocidos, sino que visita el recuerdo él solo y pasa el luto, grande o pequeño, en privado".

Y la otra, exponiendo lo que acaba de ver en el aeropuerto de Barcelona. Una imagen que todos también hemos visto cuando hemos ido a coger algún avión y hemos querido matar el rato esperando el embarque comiendo algo. Pero no por haberlo vivido, dejamos de indignarnos cuando alguien, como Julien, nos lo vuelve a mostrar.

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Josep Julien / @josep.julien

Que los aeropuertos son un mundo aparte, es una certeza. Pero por mucho que nos expliquen historias, que si cuestión de presupuestos, que si uso de suelo, que si impuestos, que si bla, bla, bla, es indignante comprobar, cada vez que vamos, como se aprovechan de que si quieres comprar una botella de agua, un bocadillo o una porción de pizza, no te queda más remedio que comprarlo allí.

Y ahora, Julien ha quedado con los ojos como platos cuando ha visto un bocadillo de jamón, una "Baguette con semillas de jamón ibérico y brie", al módico precio de 8,80 €... Unos momentos para procesarlo... 8,80 €. Como él dice, con toda la sorna del mundo, "En la cafetería del aeropuerto te facilitan ellos mismos una hipoteca si te atreves a comprar un bocadillo. 8'80€ el de jamón salado".

Para los boomers, o como dirían las abuelas, 1.500 pesetas de las de antes... Como dice un seguidor de Julien, "Los precios están por las nubes".

Ladies and gentlemen, con todos ustedes, el aeropuerto de Barcelona, ese lugar donde los bocadillos son más caros que volar a Sidney.