La muerte del Gran Duque de Luxemburgo Juan de Nassau-Weilburg y Borbón-Parma, a los 98 años, ha propiciado que en los Borbones hubiera dos reencuentros entre miembros de aquella familia que no irían de copas, precisamente. El primero, entre los mismos reyes eméritos, un Juan Carlos y una Sofía que hacen el paripé de aparecer juntos en algunas fotografías a pesar del evidente distanciamiento que viven desde hace tiempo. Los reyes hicieron de reyes en ausencia de los reyes. Felipe y Letizia se han ausentado y los que han representado a la monarquía española en el sepelio de este fin de semana han sido los padres del rey.

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Pero el funeral también generó otra imagen que hacía tiempo que no se producía, todo y que de puertas adentro. La Catedral de Notre Dame del Gran Ducado acogió, dentro de sus paredes, el encuentro entre los eméritos y Luis Alfonso de Borbón, hijo de Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón, y nieto de Franco, "un encuentro que nadie pudo presenciar, ya que se produjo dentro de los muros del templo", según la revista Vanitatis. Entre los reyes y su sobrino hay un evidente distanciamiento desde que se empezó a hablar de la exhumación de los restos del dictador y su traslado del Valle de los Caídos.

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En una entrevista para el diario La Razón, Luis Alfonso de Borbón fue contundente:  "Don Juan Carlos le pidió a mi bisabuela que Franco descansara en el Valle de los Caídos. Cuando se ataca a Franco, se ataca a mi familia, a media España y también a la Monarquía que instauró". Hay quien interpretó estas declaraciones como un reproche al emérito y como un enfado con la Casa Real por no defender los intereses de su familia. Los desplantes, sin embargo, vienen de lejos: cuando ningún miembro de la Casa Real fue a su boda con Margarita Vargas en Santo Domingo porque en las invitaciones de boda él mismo se presentaba como Alteza Real.

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Ahora, la cita en Luxemburgo ha vuelto a reunirlos, porque Luis Alfonso de Borbón también hizo acto de presencia. Y una vez más, han intentado esconder la tensión existente entre todas las partes de puertas a dentro. Tanto los reyes como su sobrino siempre han tenido muy claro que no quieren mostrar menosprecios públicamente, y menos en un funeral de Estado.