La reina Sofía atraviesa un momento especialmente delicado debido al estado de salud de su hermana, la princesa Irene de Grecia, conocida cariñosamente como “la tía Pecu”. En este contexto, la periodista Pilar Eyre ha compartido en su canal de YouTube una información que ha generado un gran interés: según explica, la reina habría recurrido a la espiritualidad tibetana en busca de ayuda y consuelo, tanto en el pasado como en estos días difíciles.
Eyre relata que esta no sería la primera vez que la reina Sofía contacta con representantes del budismo tibetano. En una etapa anterior de su vida —también marcada por el dolor personal— ya habría solicitado la guía espiritual de un monje tibetano con el que mantuvo una larga conversación. En aquella ocasión, incluso se llegó a organizar una comida privada a la que asistieron distintas figuras religiosas, con el objetivo de dar discreción al encuentro. La reina se habría mostrado entonces profundamente interesada en los principios espirituales del budismo, y especialmente en la forma en la que esta tradición aborda la muerte, el sufrimiento y el desapego.
Ahora, según lo compartido por Pilar Eyre, la reina Sofía habría intentado retomar ese contacto. En medio del difícil estado anímico que atraviesa, marcado por la preocupación por su hermana Irene, habría buscado de nuevo apoyo en el mismo líder espiritual. Al parecer, su intención era coincidir con él durante una visita prevista a Mallorca. Sin embargo, esta nueva reunión no se habría concretado, ya que desde el entorno institucional se habría cancelado discretamente el encuentro para evitar interpretaciones fuera de contexto.
Aun así, según cuenta Eyre, el monje tibetano recuerda con afecto su conversación con la reina y mantiene la impresión de que su mensaje y su presencia fueron significativos para ella. Incluso llegó a entregarle, en aquella primera ocasión, una imagen de Buda y un texto tibetano como símbolo de paz y equilibrio interior.
Este episodio, revelado por Pilar Eyre, muestra una faceta muy personal y poco conocida de la reina Sofía: su interés por otras corrientes espirituales y su necesidad de encontrar respuestas más allá de lo institucional o religioso en momentos de profunda tristeza. A lo largo de su vida, la reina ha demostrado una gran sensibilidad ante el sufrimiento humano, y este tipo de gestos hablan de una búsqueda interior silenciosa, más allá del protocolo o de su papel público.
La situación actual en Zarzuela sigue siendo delicada. La reina permanece en Madrid, acompañada por sus hijas en turnos, mientras espera la llegada del rey Felipe. El gesto de buscar apoyo espiritual en este contexto refuerza la imagen de una reina reservada pero profundamente humana, que recurre a todo lo que está en su mano para acompañar a su hermana y sobrellevar el momento con fortaleza interior.