La figura de la reina Sofía ha resurgido en el escenario público con una vitalidad y espontaneidad que pocos habían presenciado antes. Su reciente participación en la boda entre Marta Urquijo y Joaquín Marcos reveló una faceta desconocida de la emérita, quien derrochó simpatía y buen ánimo, incluso animándose a bailar en la pista junto a los novios.

La presencia de la reina Sofía en la boda de Marta Urquijo y Joaquín Marcos no solo fue un gesto de cercanía y apoyo a la familia, sino también una oportunidad para mostrar su lado más genuino y desenfadado. Su espontaneidad y alegría contagiosa resonaron entre los asistentes, dejando una impresión imborrable en aquellos que tuvieron el privilegio de presenciarla en acción. En otras palabras, la reina Sofía se mostró como nunca antes la habían visto, radiante, despreocupada y entregada al disfrute del momento.

La reina Sofía más festiva y jovial

El evento, que tuvo lugar en la finca El Chaparral, reunió a una selecta lista de invitados de la aristocracia española, entre ellos la reina Sofía junto a sus hijas, las infantas Cristina y Elena. Vestida con un traje rojo, la reina madre captó la atención de todos al entregarse a la música y al baile junto al padre de la novia, Fernando Urquijo Fernández de Araoz.

El momento fue capturado en vídeo por el programa 'TardeAR' de Ana Rosa Quintana, desatando una ola de comentarios y admiración por la espontaneidad y la alegría que irradiaba la reina Sofía en la pista de baile. Los presentes no escatimaron en vitorear y aplaudir su entusiasmo, convirtiéndola en la auténtica estrella de la noche. "Me dicen que los invitados, cuando vieron a la reina ser la reina de la pista, flipaban. Dijo que sí a todas las fotos, todos los vídeos", explicó la periodista Leticia Requejo.

 

La reina Sofía no se resistió a nada

La reina Sofía, lejos de inhibirse, se entregó por completo al ambiente festivo, disfrutando de cada momento y compartiendo la alegría con los presentes. Se dice que, además de bailar, la emérita no renunció a brindar en varias ocasiones, sumándose así a la celebración con un espíritu desinhibido y jovial.

Algunas fuentes incluso aseguran que la reina Sofía se permitió el lujo de escaparse en alguna ocasión para disfrutar de un cigarrillo, revelando una faceta más relajada y despreocupada de la figura real. Aunque no es algo que haga públicamente, se conoce su predilección por dar algunas caladas en momentos festivos, agregando un toque de autenticidad a su personalidad.