En casa, como en muchos hogares catalanes, somos muy de Gessamí Caramés. Una de las chefs de Cuines (junto con Marc Ribas o Arnau París) que cada mediodía nos enseña las mejores y más fáciles recetas en TV3 con su sonrisa gigante de oreja a oreja, su talento entre fogones y su capacidad comunicativa que te hipnotiza. La conocida como 'meleta de romer', expresión que utiliza a menudo, como el nombre de su restaurante en Tarragona, hace tiempo que nos ha robado el corazón a todos los espectadores.

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Gessamí Caramés TV3
Gessamí Caramés, TV3
Gessamí Caramés, TV3

La de l'Ametlla de Mar es una de esas personas que contagian felicidad, que desprenden buen rollo y optimismo, que siempre tiene una sonrisa como respuesta y a quien se le iluminan los ojos cuando hace lo que más le gusta, cuando cocina, delante o detrás de cámaras, y cuando está con su familia, a la que adora. Pero Gessamí, a pesar de su bonhomía y positivismo, también ha tenido algún revés en su vida, traspiés que afronta con la mejor de las actitudes y dispuesta a seguir adelante. En una conversación imprescindible con Marta Cailà en el pódcast de RAC1 'Sense filtres', la cocinera y presentadora se ha abierto en canal para revelar cómo descubrió que tenía un TCA, un Trastorno de Conducta Alimentaria, y confiesa que en su vida "hay dos momentos diferentes: cuando como para vivir y cuando vivo para comer". Caramés dice que ha decidido explicarlo porque se siente preparada. "Me siento a gusto explicándola, y no siento vergüenza".

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Gessamí Caramés IG

Este tipo de trastorno, que a menudo se detectan en la adolescencia, afectan principalmente a mujeres, ya que 9 de cada 10 pacientes (de los 28.000 jóvenes que lo padecen en Cataluña) lo son. Pero a veces, hay mujeres que lo sufren sin saberlo, mujeres que viven con un TCA hasta que un día se dan cuenta de que algunas conductas que habían normalizado las están poniendo en peligro. Es lo que le pasó a Gessamí, que supo que tenía TCA hace solo cuatro años, en 2021. Caramés, que actualmente tiene 33 años, reconoce que ha estado "haciendo dietas" desde que tiene uso de razón, pero no fue hasta que personas cercanas a su entorno le hablaron de cómo había sido su paso por el Instituto de Trastornos Alimentarios. Y a Gessamí se le encendieron las alarmas: "Era un momento en el que yo estaba muy bien y muy tranquila. Era una de las épocas en las que estaba comiendo mejor y, por lo tanto, estaba más delgada. Decidí entrar en la página de ITA y hacer una especie de test que había. El test me decía que tenía o podía tener un TCA", que quizás responderían a los "altibajos de peso a lo largo de la vida". Un TCA de atracón sin compensación, en el que la persona come en función de su estado anímico.

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Desde entonces, saber que tenía un TCA le ayudó a "aprender a no relacionar el peso solo con una falta de voluntad o con el comportamiento, sino que hay antes unas emociones y unos pensamientos que siempre había descuidado. Recuerdo que de joven en algún momento sí que vomité, he hecho uso de laxantes y diuréticos y, en algún momento, he hecho exceso de deporte para compensar la pizza que había cenado". Ahora se ha dado cuenta de que le pasa cuando está "saturada de trabajo" y en días que "no ha tenido tiempo" para ella misma o por "algo a nivel personal, como una discusión de pareja, con un familiar o una amiga. Cuando llegas a casa saturado, tu cerebro necesita dopamina. Y esta es sentarse a la mesa y pensar 'ahora es mi momento', y es cuando empiezas a comer y no hay freno porque tienes la sensación de que, cuando acabes, volverá el caos. A mí comer me gusta, comer bien me gusta mucho y se me da muy bien. Todo depende de cómo llega tu cerebro a la mesa y de si ve el alimento como una droga y, por tanto, como una recompensa".

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Gessamí dice que aún no se ha recuperado del TCA, aunque tiene "mucha confianza" en poder hacerlo..., a pesar de que los trastornos de la conducta alimentaria son una enfermedad crónica, algo de lo que es consciente: "Necesitamos mucha terapia. Estamos hablando de salud mental, pero lo podemos comparar también con salud física. No quiero ser apocalíptica, pero las personas que tienen o han tenido un TCA, al igual que quienes han sufrido trastorno por consumo de alcohol, siempre deben estar alerta". La chef admite que a veces ha vivido alguna situación con los fans que la reconocen de la tele, que deberían tener cuidado a la hora de opinar alegremente sobre el físico, aunque lo hagan de buena fe: "Cuando hablas con una persona tienes que saber primero su historia y saber qué pasa. Yo ya estoy acostumbrada a que hablen de mi físico y a que vengan clientes al restaurante y me digan 'Qué guapa estás, estás más delgada aquí que en la tele'. Sé que no lo hacen con maldad y que no son conscientes de todo lo que hay detrás, pero a mí, en un momento concreto de mi vida, eso me puede provocar una bajada muy importante", dice ella, como consejo a tener en cuenta por todos. Gessamí, maravillosa. O 'meleta de romer', para ser más exactos.