¡Es oficial! Meghan Markle y el príncipe Harry han recibido la invitación a la ceremonia de coronación de Carlos III que se llevará a cabo el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster, Londres. Sin embargo, los duques de Sussex no podrán asistir así, sin más, como el resto de la familia, dado que estarán obligados a firmar un contrato de confidencialidad para evitar que la pareja filtre información importante y algunas conversaciones sobre este acto solemne a los medios de comunicación.

Hace algunas semanas, el hijo menor de Lady Di reveló que existe un acuerdo tácito entre los tabloides británicos y los miembros de la realeza para filtrar información importante de algunos integrantes de la Familia Real, y así desviar la atención en caso de que un miembro sénior, como Carlos III o Guillermo, estén involucrados en un escándalo. Sin embargo, todo parece indicar que Harry y Meghan estarían decididos a cambiar las reglas del juego, y estarían interesados en filtrar la mayor cantidad de información sobre la coronación del nuevo monarca para beneficiarse. Debido a esto, el Palacio de Buckingham ha tomado la decisión de redactar un contrato con una cláusula millonaria en la que se especifica que no deben revelar absolutamente nada a la prensa, ni hablar de los detalles de la coronación en sus propios proyectos personales. Es decir, no podrán comentar nada respecto a la ceremonia en un futuro libro, podcast, serie, etc.

Según ‘The Sun’, las personas que estarían más preocupadas por la presencia de Harry y Meghan en la coronación de Carlos III son sus tíos, el príncipe Eduardo y la princesa Ana, quienes han sido nombrados consejeros de Estado por la Cámara de los Lores. “Ha habido discusiones entre la familia, incluidos Ana y Eduardo. No quiere que las conversaciones privadas en la coronación se conviertan en la edición de bolsillo de ‘Spare”, indicó una fuente al citado medio.

Además, el príncipe Guillermo estaría preocupado de que su hermano menor y su cuñada, Meghan Markle, lleven a cabo “uno de sus trucos” para desviar la atención mediática hacia ellos y eclipsar al rey en su gran día, “por ejemplo, yendo a dar un paseo en un distrito desfavorecido de Londres”. Por esa razón, el contrato también especificará qué cosas pueden o no pueden hacer los Sussex durante su estancia en Londres, el día de su llegada y de su partida y los eventos a los que podrán asistir. Todo esto con la finalidad de mantener a la pareja lo más controlada posible para evitar un nuevo escándalo.

El príncipe Harry podría ser demandado en caso de filtrar detalles sobre la coronación de su padre

Con esta estrategia legal, el Palacio de Buckingham estaría protegiendo a los miembros activos de la Corona británica de las declaraciones de los duques de Sussex. Algo que no sucedió tras la publicación de ‘Spare’, el libro de memorias de Harry, en el que el hijo menor de Lady Di compartió unos mensajes de texto enviados por Kate Middleton a su esposa Meghan, y también transcribió una conversación telefónica que mantuvo con Carlos III antes de la muerte de Isabel II.