Apunten en la agenda: desde hoy ya pueden comprar el nuevo libro de Pilar Eyre, una bomba editorial que desmenuza y desgrana todo lo que hay que saber sobre la figura del rey Juan Carlos y su relación con toda la familia, amantes y compañía. Yo, el rey, ya está en las librerías. Un libro escrito después de muchos años de investigaciones, donde la autora novela la vida y milagros del emérito. Con jugosas descripciones. Por ejemplo, cuando él y Sofía querían tener un hijo varón, con abstinencias sexuales, con coitos reales sólo dos días al mes y con frases ruínes y llenas de menosprecio por parte del Borbón hacia su todavía mujer.
Y decimos todavía, porque aunque parezca mentira, los eméritos todavía no se han divorciado nunca, aunque motivos para hacerlo hay a espuertas. La sombra del divorcio ha cernido desde hace años encima de las cabezas del matrimonio. Pero es impactante ser testigos de aquellas veces que ha estado más cerca que nunca esta posibilidad. Que Sofía no pasa por las puertas de Zarzuela es de todos sabido. Pero algún día la gota ha estado a punto de colmar el vaso: "en una ‘escapada’ de don Juan Carlos, la Reina decide seguirle. Tras saltarse a varios vigilantes, entre amigos y escoltas, Sofía abre la puerta. Ve una cama enorme y anticuada, un montón de ropa en el suelo, dos cuerpos, un rostro de mujer que emite un grito… La reconoce”.
Juan Carlos y Sofía (GTRES)
¿Qué hace Sofía entonces? Marcharse a la India con su madre para "castigar" a su infiel marido. ¿Cómo? "¡Llevarse a los niños, que es lo que más dolor puede causarle! En realidad, las niñas no le importan, pero llevarse al heredero… eso sí que es una puñalada en el corazón, ¡si ese malnacido no tiene corazón!”. La reina sabe qué le espera viviendo al lado de un hombre con incontinencia en la bragueta: “Una cadena de infidelidades, una mujer detrás de otra, como todos los varones de esta maldita dinastía… Humillaciones públicas que tendrá que tragarse”.
Felipe, Juan Carlos y Sofía (GTRES)
La reacción, sin embargo, de Juan Carlos, es de aquellas que sólo un macho alfa abyecto y encantado con él mismo puede tener. El rey llamó al país asiático. Se puso al teléfono su suegra, Federica de Grecia. Y el rey, airado, le gritó: “Dile a Sofía que estoy empezando a cansarme de este numerito… Que se vaya contigo a la India me importa un huevo, ahora, que se despida de ser reina. Haré anular el matrimonio, diré que ella no estaba convencida de hacerse católica y a la mierda. ¡Y Felipe, conmigo!”. No cuesta imaginarse al rey en plan Fernando Fernán-Gómez. Pero miren ahora: es él quien ha hecho las maletas repudiado y su mujer quien continúa en palacio al lado de su hijo... Justicia poética.