La reina Letizia, después de presidir la final de la Copa de la Reina hace unos días, con victoria azulgrana, ha considerado que ahora no valía la pena desplazarse hasta Bilbao, que tampoco lo tiene muy lejos de Zarzuela, para asistir a un nuevo éxito de las jugadoras azulgranas en la final de la Champions disputada en San Mamés. En el palco del estadio, viendo el Barça-Olympique de Lyon, ni estaba ni se esperaba a la reina, como tampoco a su maridito Felipe ni ningún representante de la familia real. Sí estaba un fan del Real, del Madrid, Luis Figo, bostezando asombrado, imagen indigna de un asesor de la UEFA.

La asturiana estaba más ocupada en ir a Oviedo para presidir con el rey el Día de las Fuerzas Armades, donde los soldaditos españoles, como su marido, le sacaron el polvo al traje militar y a las medallas, todo con la habitual intensidad y solemnidad que les gusta lucir a los Borbones en actos con tufo a naftalina como estos, con mucha banderita, mucha trompeta, con la cabra, con los palmeros habituales y con un interminable desfile:

Una de las imágenes del acto fue ver a Letizia de rojo España, pero sobre todo, más que el vestido y la opción cromática escogida, lo que más llamó la atención fue qué llevaba la reina en los pies, unas bambas, unas zapatillas deportivas blancas, debido a la lesión y fractura que se hizo en un pie. Unas zapatillas estilo playeras que se pueden ver en la segunda de esta serie de fotos:

Esta aparición, y algunas anteriores, han hecho que en la prensa inglesa la hayan bautizado con una controvertida frase que tiene segundas lecturas. Un medio británico, The List, ha dedicado un reportaje a la asturiana, como apunta Lecturas, donde dicen que "Ha empezado a experimentar con looks más atrevidos, colores vibrantes y cortes chillones. En poco tiempo se ha convertido en una auténtica fashionista, capaz de impulsar tendencias en toda Europa. A lo largo de los años, algunos de sus estilismos han estado absolutamente icónicos y algunos cuentan con un toque de clase media"... Una frase con doble sentido que no ha gustado a las élites rancias españolas, la derecha pija del país, incómoda en que vean a su reina como la reina de la clase media.