La monarquía parlamentaria española es un invento de 1978 para incorporar al régimen democrático una decisión arbitraria de Francisco Franco: que el jefe del Estado fuera Juan Carlos. Este pecado original ha lastrado la Corona desde hace décadas. Ahora la monarquía sufre un segundo lastre: Juan Carlos cede la Corona a Felipe no por muerte natural sino obligada a abdicar por los escándalos económicos que su hijo no pudo tapar. Fue tan grave que medio escondido por el inicio de la pandemia Felipe obligó al padre a exiliarse a Abu Dhabi. La mera presencia del emérito en España es considerada tóxica por la Zarzuela. Las correrías de amantes son una broma comparadas con los delitos económicos del rey cuando era rey: comisionista ilegal, a escondidas, sin declarar a Hacienda, cobrando en dinero negro millones evadidos a paraísos fiscales y que pretendía que heredaran sus hijos. Felipe renunció al dinero pero no a la Corona. Hay una enorme nube tóxica de dinero negro sobre Zarzuela y Juan Carlos, lejos de pedir disculpas, devolver el dinero a Hacienda o someterse a juicio, se justifica a través de sus portavoces.

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Juan Carlos de visita a Sanxenxo, GTRES

La prensa rosa acostumbra a ocultar este escándalo excepto excepciones como Pilar Eyre, que en su blog de Lecturas ha revelado cómo justifica Juan Carlos haber robado tanto. Eyre destapa en exclusiva que este otoño será la de los libros de Juan Carlos: su Yo, el Rey que se traducirá al francés, el de la biógrafa y amiga especial del rey, Laurence Debray, Reconciliación, que es una hagiografía sin interés, el tercer posible libro sin título es el de Caros Herrera escrito al dictado de Juan Carlos y un cuarto: la reedición del libro de José Luis de Vilallonga, El rey con material inédito que no se había publicado nunca. Es la única gran entrevista durante días de Juan Carlos en toda su vida y allí pronuncia la frase más bestia pronunciada por un rey: "Ser rey (en España) no está demasiado bien pagado". Una ofensa tratándose de un salario alto 270 mil euros al año con todo pagado. Es dinero que va directo a ahorrar, sin comprarse ni un coche, ni una casa ni una comida. Y es un sueldo vitalicio. Y es un sueldo que le cae del cielo, no tiene que demostrar capacidad ni ser seleccionado ni pasar una oposición. Juan Carlos pronunciaba la frase para justificar que tiene que robar y no declarar para poder pagarse lujos descomunales, safaris, amantes, diamantes o para poder regalar millones a amigas especiales. Causa rubor. Morirá en el exilio.

Juan Carlos cara triste Europa Press
Juan Carlos cara triste Europa Press

Escribe Eyre:  "Gracias al libro podemos saber de donde salió la necesidad de atesorar bienes con codicia, esa debilidad que habría de llevarlo al desastre, el exilio, los juzgados y la crónica negra de nuestros periódicos. “Toda mi vida, desde pequeño, siempre he oído hablar en mi casa de problemas económicos”, y también “de joven el marqués de Mondéjar me tenía que pagar los trajes porque yo no tenía dinero”. En las últimas páginas reconoce con amargura y cierta timidez, “ser rey (en España) no está demasiado bien pagado”. También leemos frases que hoy, cuando aquel monarca que asombraba al mundo se ha convertido en un paria, resultan turbadoras, “cuando era niño mi padre me dijo, sabes, Juanito, un rey no debe abdicar jamás”. Y llega a estremecerse de espanto ante el magnetofón de José Luis, “¡morir en el exilio debe ser lo peor que puede sucederle a un hombre!”. Lo peor que le puede pasar a una persona es morir rodeado de tantísima vergüenza.