La infanta Cristina nunca ha sido una tapada de la Familia Real, sino que siempre ha sido uno de los rostros más visibles. Hermana de don Felipe y de doña Elena de Borbón, la aún mujer de Iñaki Urdangarin y madre de Irene, Pablo, Miguel y Juan Valentín siempre ha dado la cara y no se ha escondido de nada. Múltiples son las noticias que han corrido sobre ella, pero hay una que siempre la va a marcar. Se trata de cuando la imputaron y la juzgaron en el caso Nóos. Su marido Iñaki acabó en la cárcel de Brieva, pero ella se salvó del ingreso en prisión. Aun así, tuvo que declarar ante el juzgado. Una experiencia nada agradable y de la que hoy recuperamos unos cuantos detalles que habían quedado guardados en el cajón de los recuerdos.

infanta Cristina GTRES
infanta Cristina GTRES

Bien, nos remontamos ahora a inicios de 2016, hace más de siete años, cuando se desarrollaba el juicio a los principales implicados de la trama del caso Nóos. Cristina se presentó a la cita con la justicia con un pantalón gris, una blazer negra y un bolso oversize, muy parecido a los que usa su hija Irene en sus viajes en avión. Total, que así vestida, se presentaba en los juzgados de Palma de Mallorca, donde se decidía su futuro procesal, así como el de su marido y los otros implicados en la trama corrupta. La relación con Iñaki entonces estaba en uno de sus mejores momentos: tal es así que la propia Infanta lució el anillo de bodas que le regaló Urdanga el día en el que se casaron. Veamos ahora qué pasó dentro del edificio, donde varios testimonios cuentan qué hizo Cristina en el largo rato que estuvo dentro de los juzgados de Palma.

Cristina e Iñaki Urdangarin EFE
Cristina e Iñaki Urdangarin EFE

Por lo que parecía, la infanta había dormido poco, seguramente nerviosa para esta cita, con lo que se le notaban bolsas en los ojos, que eran suplidas con un poco de maquillaje para tener mejor aspecto. Un aspecto que iría mejorando a lo largo del juicio, ya menos entumecida. Aun así, el rostro se mantenía serio e implausible, al menos hasta el momento del descanso, que para Cristina de Borbón era un alivio tremendo. Saliendo de la sala, relatan los allí presentes que la hija de Juan Carlos I y Sofía acudía al servicio acompañada de un Policía Nacional y de un segurata particular, los cuales la custodiaban para protegerla de la prensa, muy atenta a esta efeméride que acabaría marcando el futuro del clan Urdangarin.

Cara Infanta Cristina GTRES
Cara Infanta Cristina GTRES

A la vuelta del receso, y tras un rato más de declaraciones, llegaba la pausa. El juez daba un tiempo de 90 minutos para que los dieciocho acusados pudieran salir a tomar algo -quien sabe si una paella, una pasta a la carbonara o un bocata de anchoas-, pero Iñaki y Cristina decidían quedarse dentro del recinto judicial. Ambos acudirían a una máquina expendedora y comprarían bocadillos y bebidas, evitando así a la prensa. Bocadillos a escondidas de los reporteros que esperaban la imagen más ansiada: la de Cristina e Iñaki saliendo de los juzgados hambrientos. Se quedaron sin.

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