Juan Carlos I se ha sentido traicionado y humillado por Felipe VI. Su hijo le ha exiliado a Abu Dabi, lugar en el que sabe que se quedará para siempre. Ya se ha hecho a la idea. Se hablaba de una mala relación entre reyes, pero no es realmente así. Públicamente, los dos mantienen las distancias, pero cuando nadie los ve hablan. Realizan videollamadas muy a menudo a espaldas de Letizia. El marido de Sofía le ha pedido en numerosas ocasiones volver a España. No obstante, los actuales reyes creen que no es el momento adecuado. La mayoría de ciudadanos odian a Juan Carlos I, la persona que ha estado a punto de echar por tierra la corona española. Su hijo le ha dejado claro que hasta que no se dé un cambio de gobierno su regreso parece prácticamente imposible.

Felipe se acerca a Juan Carlos
Felipe se acerca a Juan Carlos

Felipe no guarda un gran cariño a su padre y es que desde que era pequeño ha visto como Juan Carlos hacía sufrir a Sofía. Siempre se dice que Letizia es quien ha apartado al emérito de España para no ensuciar la imagen de su hijo, pero realmente Felipe está totalmente de acuerdo con esa decisión.

Juan Carlos se desmayó al saber que Sofía esperaba un varón 

La relación entre padre e hijo es nefasta, y eso que Felipe ha sido una pieza clave en la vida de Juan Carlos I. El emérito tuvo relaciones íntimas con Sofía hasta que nació el varón. Requisito indispensable para heredar la Corona. El nacimiento de Felipe quedó para siempre marcado en la vida de Juan Carlos, tal y como explica en Lecturas, Pilar Eyre. “Por las dificultades que he tenido en mis partos anteriores quizás no podré tener más hijos, ¡y necesito un chico!”. El marido de Sofía se desmayó cuando le comunicaron que su mujer esperaba un varón, la gran noticia. Cuando despertó, lo primero que hizo fue llamar a Franco: “¡Ha sido un machote como su padre!”.

Juan Carlos I
Juan Carlos I

Juan Carlos I siempre fue un padre ausente, Sofía era quien estuvo a su cuidado en todo momento. Lo tuvo entre algodones, era el hijo perfecto. No le gustaba madrugar, era indisciplinado y, como es lógico, quería ser un niño más y protestaba porque no podía ir de excusión con sus amigos.