La salud no distingue cargos ni títulos, y eso es algo que todos, sin excepción, debemos aceptar. Incluso aquellos que ejercen roles políticos o forman parte de la realeza, como Felipe VI, enfrentan desafíos que muchas veces permanecen en la sombra. El monarca, conocido por su imagen de liderazgo firme y centrado, en realidad ha tenido que lidiar con una condición que ha marcado su vida desde muy joven y que, en silencio, condicionó su desarrollo y su manera de afrontar la vida pública.

Desde su infancia, Felipe VI ha tenido que convivir con un trastorno que, en su momento, fue minimizado o incluso ignorado por quienes lo rodeaban. Según el periodista y experto en monarquía Jaime Peñafiel, durante su etapa escolar, el marido de Letizia era un joven con dificultades en su comportamiento y en su rendimiento escolar. “Era un niño mal criado, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad en sus obligaciones escolares, déspota y con un gran problema añadido: el sueño”, confesó Peñafiel.

Felipe VI
Felipe VI

Este problema, que en aquel entonces no se abordó con la seriedad que requería, se relaciona con una afección conocida como narcolepsia, una enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso y que va mucho más allá de sentir cansancio o sueño excesivo. 

¿Felipe VI padece narcolepsia? 

La narcolepsia provoca episodios intensos de sueño en lugares inapropiados, lo que puede afectar gravemente la vida diaria del paciente. En algunos casos, también se presenta pérdida de tono muscular, un síntoma que algunos expertos atribuyen a la figura del ‘royal’ en ciertos momentos.

Para Felipe VI, estos episodios de somnolencia severa le impedían cumplir con normalidad sus obligaciones académicas y, más adelante, sus responsabilidades oficiales. La situación empeoró con los años, especialmente cuando asumió el trono y se vio comprometido a estar presente durante horas en eventos públicos. Se le vio cerrar los ojos y cabecear en actos oficiales, lo que llevó a que se le sometiera a tratamientos específicos para controlar la enfermedad.

Pese a que la narcolepsia no tiene cura, sí responde a tratamientos efectivos que permiten a quienes la padecen convivir con ella y mantener una vida relativamente normal. En el caso del hijo de los reyes eméritos, estos tratamientos han sido fundamentales para que pueda cumplir con sus funciones y proyectar la solemnidad que desea. 

Rey Felipe / GTRES
Rey Felipe / GTRES

Es importante entender que, aunque en público parece fuerte y decidido, en su interior enfrenta una condición que perturbó su crecimiento con normalidad desde su nacimiento. La discreción con la que maneja este hecho refleja su deseo de mantener la normalidad y proteger la percepción que el público tiene de él como heredero y, posteriormente, como monarca.

Hoy en día, Felipe VI continúa con su tratamiento y con la esperanza de que, con los avances médicos, pueda seguir desempeñando su papel con la misma dedicación y soltura de siempre. Sin embargo, su historia nos refuerza que la salud, sin importar quién seas, puede ser un desafío silencioso que requiere atención, comprensión y, sobre todo, respeto. ¿Se atreverá a sincerarse sobre su situación en el futuro?