María Dolores Ocaña, un nombre que no ha conseguido popularizarse a pesar de ser la mano derecha de Letizia porque ha aguantado solo un año en este cargo de confianza designado para llevar todos los asuntos oficiales de la Primera Dama española. Llegaba al cargo en abril de 2024 con todo el peso de ser una altísima funcionaria, era abogada del Estado. Y de las mejores. Dejaba su plaza para ordenar la vida de Letizia, un jeroglífico dentro de un misterio envuelto en un secreto. Letizia es muchas cosas al mismo tiempo y no hay secretaria que pueda poner orden. Jaime Peñafiel explica en OK Diario la verdadera razón de la salida precipitada de Ocaña. No es cierto que se fuera por motivos familiares, otro eufemismo para tapar la verdad a Zarzuela. La realidad es que Letizia y Ocaña no se soportan.

Peñafiel: "Una abogada del Estado, joven y bonita, no podía seguir siendo secretaria de una señora a la que no aguantan ni el servicio ni su marido. Se ha justificado su dimisión por «motivos sobrevenidos».. Peñafiel siempre aprovecha para apuñalar a la reina y destaca que a nadie del entorno de Letizia la soporta, ni su marido, ni los empleados de Zarzuela ni su mano derecha. Felipe no se puede divorciar pero Ocaña sí. La prensa menos monárquica ha explicado las desavenencias entre Letizia y la que hasta ahora era Jefa de la Secretaría de Su Majestad la Reina, su cargo.

Es Diario lo explica sin eufemismos:"La ruptura entre Letizia y su mano derecha ha sido todo menos sencilla. De hecho, se habla de un choque profundo de criterios, de diferencias de fondo que habrían hecho insostenible la relación profesional entre ambas. Ocaña no compartía ciertas decisiones y comportamientos recientes de la reina. No se trata de cuestiones menores: el desacuerdo alcanza a asuntos de fondo, incluso de estilo de vida.Algunos hablan de una Letizia cada vez más autosuficiente y con modos de gestión que habrían incomodado a Ocaña, funcionaria disciplinada, celosa del rigor institucional y poco amiga de la improvisación o de los gestos personalistas. La distancia fue creciendo en los últimos meses, y aunque no hubo una ruptura pública, la relación se enfrió hasta volverse imposible. Si a esto se le suma el carácter fuerte de la reina, perfeccionista y exigente hasta la médula, el cóctel estaba servido. Y lo que empezó como una relación de complicidad, ha terminado antes de cumplir el primer año".

Hay alguna cosa que no se explica de esta ruptura, hay un detonante que alarma a Ocaña y tiene que ver con una de las tareas que como secretaria de la reina tenía que coordinar: los escoltas. Son funcionarios del Estado que tienen que seguir Letizia siempre, en cualquier circunstancia. Letizia no puede coger un avión sola, no puede ir al supermercado sola, no puede tener encuentros secretos si no va acompañada de escoltas. Y estos son los que saben tono lo que esconde la reina, las escapadas secretas, con quién se ve o qué hace. Esta información habría escandalizado a Ocaña por ser contraria a este estilo de vida de Letizia y ha dicho basta. A Letizia no le duran ni los maridos, ni los amantes, ni la mano derecha ni el trabajo de presentadora de Telediario.