¿Un jefe de estado tiene que ir a aplaudir como se mata un toro? Felipe decidió incluir en su agenda oficial la corrida de la Beneficiencia de San Isidro en Madrid y más le valdría haber enviado a su padre. Una mala tarde la tiene cualquiera pero fue una pésima tarde, no para los toreros sino para el rey. Fue a contentar a los 24 mil fanáticos del toreo y quedó en ridículo.

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Las crónicas lo ven como un turista despistado, un guiri que va a los toros a hacerse la foto: "¿Quién es su torero favorito"? le preguntaron. "¿Qué"?, respondió. "¿Que quién es su torero favorito?". El texto de la crónica lo retrata: "Ah, pues no sé", dijo gesticulando. El Rey no tenía claro qué contestar y prefirió emitir algún sonido que no lo comprometiera". (El Español)

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Otro efecto lamentable fue convertir la plaza en una olla de grillos. La presencia inusual del rey en los toros hizo que el tendido  estuviera tan emocionado que no dejaba de gritar vivas al rey interrumpiendo la corrida: "La insoportable jaula de grillos en que muchos, con voces y gritos totalmente gratuitos y destiempo, terminaron por laminar el espectáculo". (Marca). Sonó el himno de España como si fuera la final de la Copa del rey de fútbol:

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Los cuchicheos eran "Viene el Rey... Cuál, ¿Juan Carlos?". Felipe era un extraño, un pulpo en un garaje, estaba fuera de lugar. Los cronistas revelan que se parece a su madre, la reina Sofía, una conocida animalista. Pero hace el papelón como en el discurso del 3-O: para satisfacer los suyos. Felipe es de derechas. La presencia del torero tuerto, Padilla, y el ministro de Fomento en funciones, Ábalos (hijo de torero), hicieron recordar a una autoridad más alta: tararearon la canción de Jennifer López en una nueva versión: "Y Pedro Sánchez ¿pa cuándo?".

Las crónicas recuerdan la única vez que la reina Letizia fue a los toros: "A Letizia no la esperaba nadie. Cuentan que la única vez que fue a los toros llevaba unas gafas de sol opacas, para no ver la sangre, o para que no la reconocieran". El rey no tiene torero preferido, un sacrilegio en el mundo de los toros, la plaza era una olla de grillos, twitter echa humo y la corrida fue mala. Siempre quedará la crónica del diario ABC en que acaba así "Por el Rey, por la Fiesta y por España". Y Felipe volvió a casa con la cabeza gacha donde lo esperaba Letizia. A ella no la torea.