En el Club Náutico de Palma hay tensión. No es algo nuevo. Pero en los últimos meses se ha intensificado. El motivo: la princesa Leonor. Durante años, la heredera ha sido bien valorada por el público. Su imagen ha sido cuidada. Es cercana y moderna. Pero en Palma, la historia es distinta. Allí, la percepción es otra.
En el Club Náutico, institución histórica y elitista, hay molestia. Una distancia que se palpa y se comenta en los pasillos. La relación con la Casa Real no atraviesa su mejor momento. Y el foco está en Leonor. A la princesa no le gusta el Club. Se siente incómoda y se nota. Ha estado pocas veces. Siempre de forma breve y, cuando ha estado, ha sido distante. En contraste, su padre, el rey Felipe VI, acude con frecuencia. No solo eso: también compite en algunas regatas. Es una figura central en las competiciones de verano.

Leonor no es bien vista en el Club Náutico de Mallorca
Leonor , en cambio, no comparte esa pasión. Ni ella ni su hermana. Tampoco su madre. A Letizia nunca le interesó el mundo náutico ni el ambiente social del Club. Y como ha sido ella quien ha controlado su imagen y ha decidido qué sí y qué no, prefiere mantener a sus hijas lejos. Eso ha provocado una fractura evidente. Desde hace años, ni Letizia ni sus hijas se dejan ver por el Club durante el verano. Solo hay recuerdos lejanos de su presencia cuando eran pequeñas. Y durante mucho tiempo se ha señalado a Letizia por esta postura.
Pero ahora la excusa se ha acabado. Leonor ya es mayor de edad. Tiene voz propia. Podría decidir acercarse y reconciliarse con esa parte de la tradición. Pero no lo hace. Y eso ha despertado el descontento de la élite del Club con la futura reina.
La princesa Leonor tiene una oportunidad a finales de julio
Algunos lo consideran una falta de respeto. No es solo una cuestión de gustos personales. Es una cuestión de símbolos y de representación. Para los socios más antiguos, Leonor debería hacer un gesto. Acudir, participar e involucrarse. Por eso, han lanzado un mensaje a Casa Real. Quieren que se corrija el rumbo. Que se ponga fin a lo que consideran un desprecio silencioso. Que la princesa recupere el vínculo con la isla y con sus tradiciones con la monarquía.

La oportunidad está cerca. A finales de julio se celebra la Copa del Rey de Vela. Una competición importante en la que Felipe VI volverá a estar, como cada año. Pero esta vez podría no estar solo. Los rumores son insistentes. En esta ocasión, Leonor podría competir. Ya sea con su padre o contra él. Sería su debut en la regata y un gesto muy esperado. Además, viene de pasar seis meses en alta mar. Se supone que le ha cogido algo de cariño al agua salada.
Desde el Club lo ven claro. Su participación sería un símbolo. Reforzaría el vínculo con Mallorca. Mejoraría su imagen y cerraría viejas heridas. También sería bien vista por el Gobierno balear. La inversión pública en Marivent es alta. Y en este sentido, esperan una reciprocidad que ahora está en manos de la princesa Leonor.