Durante estos más de dos meses de pandemia, la Casa Real española se ha empeñado en enseñarnos cómo trabajan los reyes. Pero que alguien les diga que basta de mostrar a Felipe y Letizia haciendo una vídeoconferència tras otra, cambiando sólo a sus interlocutores. Es lo más opuesto a una monarquía próxima. Es de una frialdad y de una tirantez tan anacrónica que echa para atrás. Los reyes españoles han malentendido lo que significa estar cerca de los ciudadanos en un momento de crisis como este. Para ellos, la imagen de la proximidad y el calor es esta:

@CasaReal

Cuántas lecciones les han dado sus homólogos europeos. Las monarquías de países como Bélgica u Holanda les han pintado la cara día sí, día también. Y la guinda del pastel la han servido los duques de Cambridge, Guillermo de Inglaterra y su mujer Kate Middleton.

@kensingtonroyal

El nieto de la reina Isabel II y su mujer han hecho una videoconferencia. Sí. Como Felipe y Letizia. Pero es como comparar a Leo Messi con Pepe, el ex central del Madrid. Los dos son futbolistas, pero está claro que no juegan el mismo deporte. Pues igual. Los dos hacen videoconferencias, pero unos aburren hasta decir basta y los otros han tenido un detalle emocionantísimo. Para estar cerca de los abuelos y abuelas de una residencia, el colectivo que más ha sufrido y sufre estos días, han hecho una videollamada y les han sorprendido jugando al bingo.

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Los Duques de Cambridge conectaron con unos trabajadores del centro Shire Hall Care Home de Cardiff, en Gales, que estaban emocionados, como los residentes: "He trabajado 12 años en residencias y nunca me había encontrado con esto", ha dicho una trabajadora. Y esto eran Guillermo y Kate sacando bolitas del bombo, como si fuera la Quina de un bar de pueblo, mientras hacían rimas con los números, los dos patitos para el 22 (y los ancianos imitando el sonido de unos patos), la reina del baile para el 17 o un número que gusta mucho a los británicos, el 62, tickety-boo (requetebueno), y los abuelos aplaudiendo con fuerzas.

 

Comparen a los unos con los otros. Felipe y Letizia, hundidos: