El Teatro Campoamor de Oviedo volvió a convertirse en el centro de todas las miradas. La gala de los Premios Princesa de Asturias 2025 fue un acontecimiento cargado de emoción, simbolismo y poder. Y este año, más que nunca, los focos apuntaron a la princesa Leonor.

La heredera, radiante y serena, interrumpió su formación militar en la Academia General del Aire de San Javier para estar presente en la ceremonia. Un gesto que demuestra su compromiso y la creciente madurez que va asumiendo como heredera de la Corona. Con un discurso firme y natural, la joven sorprendió a todos por su seguridad y autonomía. Su voz sonó clara, sincera y llena de emoción.

Leonor en los Premios Princesa de Asturias 2026 Casa Real

La reina Letizia, tensa durante el discurso de la princesa Leonor

El público respondió con una ovación cerrada. Entre ellos, el propio Felipe VI, visiblemente emocionado, reconoció en sus palabras el paso del testigo. “Leonor ha ido asumiendo gradualmente esta tarea”, dijo con orgullo. Pero mientras el Rey sonreía, las cámaras captaron una expresión diferente en Letizia: contenida, tensa, casi incómoda.

Porque si algo es sabido, es que Letizia ha sido la maestra más exigente de su hija. Perfeccionista y meticulosa, ha corregido cada entonación, cada pausa, cada gesto. La locución es una de sus fortalezas, fruto de sus años frente a las cámaras. Y, según fuentes cercanas, las horas de ensayo en Zarzuela han sido interminables. Nada se deja al azar cuando Letizia está detrás.

Pero esta vez, Leonor brilló por sí sola. Su discurso no solo mostró técnica, sino una autenticidad que pareció escapar al control materno. Y fue ahí donde muchos vieron la peor cara de Letizia. No porque no estuviera orgullosa, sino porque comprendió que su hija ya no la necesita tanto. La reina, acostumbrada a tener el control absoluto de la imagen pública, descubrió en ese instante que Leonor empezaba a volar sola.

Leonor, Felipe, Letixia y Sofía en los Premios Princesa de Asturias 2026 Casa Real

Letizia es exigente con Leonor hasta el extremo

Durante la gala, Letizia intentó mantener su compostura. Aplaudió, sonrió, pero su gesto era más contenido que en otras ocasiones. Algunos asistentes percibieron incluso cierta rigidez en su actitud. La naturalidad de Leonor contrastaba con la perfección medida de su madre, y ese contraste se convirtió en el comentario más repetido en los pasillos del Campoamor.

La reina siempre ha querido que la imagen de Leonor sea impecable, y lo ha conseguido. Pero quizá no esperaba que la perfección de su hija terminara por eclipsarla. Porque el discurso de Leonor no solo fue un acto institucional. Fue un punto de inflexión. La joven princesa demostró que está preparada para asumir su papel, y en ese mismo momento, la reina Letizia tuvo que enfrentarse a su mayor desafío: aprender a ceder el protagonismo.