Las monarquías y sus representantes tienen un problema de imagen pública. Es complicado formar parte de instituciones y estructuras medievales y hacer ver que eres lo más moderno, sencillo, sencillo y próximo del planeta. Una misión casi imposible para la mayoría de Casas Reales: la española es una de ellas, por mucho que Felipe toque el cajón flamenco y una enfadada Letizia le toque las palmas, no cuela. Los que más se acercan a proyectar una imagen natural y de cierta utilidad social son la reina Máxima de Holanda o Guillermo y Kate de Inglaterra. No pasa lo mismo con nombres más veteranos, como el propio padre del príncipe de Gales, el nuevo rey Carlos III. La corona le ha llegado demasiado tarde, a los 74 años. Hay cosas que, a estas alturas del partido, ya no se arreglan ni con toda la voluntad ni todos los asesores del mundo. No da el pego.

El sucesor de Isabel II ha empezado una gira de presentación oficial por diferentes países. El tour royal empezó con mal pie: tuvo que cancelar la visita a la vecina Francia por las huelgas, las protestas y el clima convulso generado a partir de la reforma de la Ley de Jubilación. Hay tanta tensión que el Elíseo y los Windsor pospusieron el viaje a París, convirtiendo a Alemania en el país donde se ha estrenado el nuevo rey y su mujer, la reina Camila. Hoy han pasado por Berlín, recibidos por las principales autoridades de la República Federal.

Carlos III y Camila Alemania GTRES
Carlos III y Camila llegando a Alemania / GTRES

Carlos III en Berín, intenta jugar al futbolín con refugiados pero la cosa queda ridícula

Uno de los actos de su agenda era visitar un centro de refugiados por la guerra en Ucrania en Tegel, el espacio que antiguamente ocupaba el aeropuerto de la capital alemana. El rey ha charlado con las personas allí acogidas, se ha interesado por algunos de sus casos y se ha querido apuntar un gol campechano jugando una partida de futbolín. Bueno, el juego ha durado poco, por incomparecencia de uno de los participantes: él mismo. O no ha jugado nunca a este juego o es el peor jugador de la historia: en la foto se ve perfectamente el porqué. Coge sólo uno del mandos, mientras la otra mano queda lejos de la acción. Así es imposible ni marcar goles... ni pararlos. Ha hecho el papelón, punto final. Aunque, repasando imágenes de la jornada, podría tener una explicación: no es que sea torpe, es que físicamente no se encuentra en condiciones.

Carlos III futbolín GTRES
Carlos III haciendo ver que juega al futbolín / GTRES

La enfermedad en los dedos del rey de Inglaterra, el motivo del papelón

Es bien sabido que Carlos III sufre dactilitis, una enfermedad conocida coloquialmente como 'dedos de salchicha'. Un mote bastante explícito y que se ha manifestado de forma imponente durante la visita al centro de refugiados. Con la extremidad inflada de esta manera tan exagerada es totalmente imposible tener precisión en las manos. De hecho parece difícil llevar a término la mayoría de las funciones básicas de esta parte del cuerpo. Entendemos su limitación, pero quizás haberse ahorrado el numerito hubiera sido más juicioso y elegante. No hacía falta. Está impedido. Querer ser cool al precio que sea pasa factura, los resultados no son los que te imaginabas antes de ponerte a ello.

Carlos III futbolín dedos GTRES
Los dedos de Carlos III jugando al futbolín / GTRES
Carlos III dedos GTRES
Los dedos inflados de Carlos III / GTRES

Las florituras a Guillermo, Carlos. Dedícate a reinar y punto.