Después de que ayer el president Carles Puigdemont ofreciera una reunión al presidente español, Mariano Rajoy, en la radio alemana Deutschlandfunk, hoy sale a la carga en la misma emisora contra el gobierno del PP, el Rey y la justicia española por no haber dado ningún tipo de margen al Govern a la hora de defender su posición sin que ello implicara la entrada inmediata en la cárcel sin ningún tipo de opción de pagar una fianza para estar en libertad, y se vuelve a reafirmar como president porque, ha asegurado, "quien me destituyó no tiene la autoridad para hacerlo".

A diferencia de España, el juez citó al president y los consellers para el próximo 4 de diciembre —horas antes de que se de el tiro de salida de la campaña electoral— para que sus abogados tengan tiempo para preparar sus alegaciones, y les dejó en libertad con medidas cautelares, cosa que no pasó con los consellers que declararon en la Audiencia Nacional, a quien, sin margen, la juez Carmen Lamela metió en prisión preventiva sin dejar tiempo a que los letrados de los miembros del Govern pudieran leerse las 120 páginas de la acusación.

Y no solo eso. También les denegó la posibilidad de declarar una semana más tarde, como sí hizo el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, que dio unos días más a los miembros de la Mesa del Parlament para que su defensa pudiera prepararse las alegaciones. Todo esto es lo que ha ido recordando Puigdemont en la radio alemana, donde ha subrayado que en Bélgica "aún tenemos formas de defender nuestros derechos [...] y ejercerlos".

Precisamente por todo esto, el president ha querido dejar bien claro que "yo no soy ningún fugitivo", recordando que "nunca me he escondido", así como que cuando se enteró de que el gobierno español pedía su extradición, se plantó inmediatamente ante las autoridades belgas.

¿A la cárcel?

En este sentido, Puigdemont, preguntado por si iría a la cárcel si así lo requiriera la justicia, ha subrayado que "no quiero ser un fugitivo", pero también ha asegurado que "quiero defender mis derechos".

Eso sí. Si finalmente tiene que ingresar en prisión, lo hará, aunque, según ha apuntado, si acaba entre barrotes habiendo ganado las elecciones, "me preguntaría si realmente podemos hablar de democracia en España" y ha hecho una alusión directa a Angela Merkel preguntándole si vería normal que una persona que ha sido elegida presidente, acabe en la cárcel; también se ha preguntado qué pasaría si vuelven a ganar los partidos independentistas y el presidente español vuelve a aplicar el 155.

A su juicio, después de que Rajoy "haya metido a personas en la cárcel o las haya enviado al exilio", e incluso probara de frenar la celebración del referéndum a través de la violencia policial, si el resultado de las elecciones del 21-D vuelve a ser el mismo "tendrán un problema porque lo habrán probado todo y no solo no habrán solucionado el problema, si no que lo habrán hecho peor".

Llamada al diálogo

Por todo esto, aunque sin demasiadas esperanzas, Puigdemont ha vuelto a hacer un llamamiento al diálogo y se ha cuestionado "por qué no ponen la energía que utilizan para perseguirnos en dialogar y hablar de un problema político, y averiguar qué es lo que ha impedido al gobierno del PP "reconocer que se trata de un problema político".

Ahora bien. El president ha lamentado que él ha ofrecido "innombrables" reuniones con el jefe del ejecutivo español y su respuesta siempre ha sido "no puedo y no lo haré". Justo por eso, se ha vuelto a reiterar en su idea de reunirse con Rajoy en Bruselas porque, según ha subrayado, desde el Govern "estamos dispuestos a escuchar la respuesta del Estado español".

Después de repasar los diferentes palos en las ruedas que el gobierno de Rajoy ha ido poniendo a Catalunya, Puigdemont ha puesto encima de la mesa que "es sospechoso que durante todos los años del movimiento independentista, el gobierno español no haya podido presentar ninguna propuesta concreta de una solución política para Catalunya que sea aceptable".