El Partido Popular se opone frontalmente no sólo a la independencia de Catalunya, sino también al referéndum, a que los catalanes puedan expresarse en las urnas sobre su futuro político. Hasta aquí, ninguna novedad. En Catalunya, sin embargo, el PP ya ha puesto en marcha su particular campaña por el 'no' a la independencia. "La Catalunya valiente", la han llamado.

Una de sus primeras acciones de campaña ha tenido lugar esta misma semana, con las pensiones como caballo de batalla. En un cartel con el expresident Jordi Pujol y Marta Ferrusola, el PP critica que "ellos no necesitan pensión, por eso juegan con la tuya". Los populares afirman que, con la independencia, tres de cada diez jubilados catalanes perderían su pensión. ¿Es cierto que los pensionistas catalanes saldrían maltrechos de una hipotética independencia?

Para empezar, el dato que utiliza el PP es muy cuestionable. Los tres de cada diez pensionistas salen de la diferencia entre las cotizaciones a la Seguridad Social (ingresos) y las pensiones por jubilación, invalidez, viudedad, orfandad y en favor de familiar (gastos) pagadas en Catalunya. Sale un déficit del 28,7%. Pero lo que utilizan los populares son datos brutos, recuerda Elisenda Paluzie, profesora de Economía de la Universidad de Barcelona.

"No han sido corregidos, estos datos brutos. Cuando haces eso, tienes que trabajar con hipótesis, para reducir efectos como el de las sedes en Madrid", explica Paluzie. Se puede dar el caso de que una gran empresa tenga la sede en Madrid y pague allí las cotizaciones a la Seguridad Social, a pesar de tener centros de trabajo en Catalunya u otros puntos del Estado español.

Que en este momento la Seguridad Social catalana está en déficit, nadie lo pone en duda. Entró en déficit en el 2009, con la crisis económica, como también lo hizo en el conjunto del Estado español. Elisenda Paluzie se remite a los datos que calculó la Generalitat entre el 2009 y el 2011: en el 2009 el déficit catalán fue del 5% (el español del 17,7%), el 2010 del 7,4% (el español del 19,2%) y el 2011 del 11,3% (el español del 21,6%). Pone en duda que se haya disparado hasta el 28,7%, cuando Catalunya es la comunidad donde el empleo está creciendo más.

Dando por válido el cálculo que hace el PP, utilizando los mismos datos, el déficit del conjunto del Estado español sería del 31,2%, dos puntos y medio por encima del déficit catalán. De hecho, en una España sin Catalunya, siempre siguiendo este cálculo, este déficit subiría hasta 31,7%, tres puntos por encima del catalán. Si bien habría comunidades autónomas con superávit, como Madrid (+0,5%) o Baleares (+9,5%), habría otros que tendrían déficits mucho más pronunciados que el de Catalunya, como Andalucía (-36%), Cantabria (-76%) o Asturias (-134,6%).

Mejores indicadores que España

"Son mentiras flagrantes, lo que está diciendo Albiol", critica Paluzie, que defiende que "justamente las pensiones están más garantizadas en una Catalunya independiente que dentro de la caja única española". En la misma línea, Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra, afirma que "si alguien dice que las cosas no serían iguales, ya prejuzga algo para dar miedo a la ciudadanía, que tendría" que "demostrar".

En el mundo, además de los sistemas mixtos, hay dos grandes sistemas de pensiones: el de capitalización individual y el de reparto. El español, como el de la mayoría de países europeos, es de reparto. A diferencia del sistema de capitalización, donde cada trabajador tiene su fondo individual en que se hacen las aportaciones, el sistema de reparto se basa en el hecho de que los actuales trabajadores pagan las pensiones de los actuales jubilados. Para su viabilidad, hay dos elementos clave: el mercado de trabajo y la demografía.

"En el mercado de trabajo estamos mucho mejor que la media española, y con respecto a la demografía, la diferencia no es tan grande, pero también estamos una pizca mejor", apunta Elisenda Paluzie. Por una parte, la tasa de empleo es más alta, así como los salarios medios también son más elevados (hecho que aumenta las cotizaciones sociales). Por otra parte, la población está un poco menos envejecida que en el Estado español, sobre todo por el efecto que ha tenido la inmigración. Un indicador para medir la viabilidad del sistema de reparto es la ratio de ocupados por pensionista. Según los cálculos del Colectivo Wilson, mientras en el Estado español hay 2,48 trabajadores por pensionista, en Catalunya hay 2,54.

De la misma manera, Guillem López Casasnovas defiende que las pensiones podrían llegar a mejorar en una Catalunya independiente. "De entrada, las bases de cotización medias y la tasa de empleo son más altas que la media estatal", justifica el exconsejero del Banco de España. Y añade: "Después, si hubiera que aplicar recursos tributarios para su sostén, la capacidad fiscal catalana es superior. También hay otras cuestiones, como la mayor capacidad para incorporar nueva inmigración extranjera a corto plazo o el mayor acceso a pensiones privadas complementarias que tiene Catalunya".

Un sistema insostenible por todas partes

Elisenda Paluzie recuerda que, desde el 2009, la Seguridad Social española está en déficit y no por eso se han dejado de pagar las pensiones. "Este déficit hay años que se ha cubierto con el Fondo de reserva de la Seguridad Social y otros años que se ha cubierto directamente con los presupuestos generales del Estado", indica la profesora de Economía. En el 2011, este Fondo de reserva de la Seguridad Social llegó a tener 66.000 millones de euros. Cerró en el 2016 con 15.000 millones. Sólo durante el año pasado se extrajeron 20.136 millones.

"Si en el momento en que Catalunya se independiza todavía está en situación de déficit, se cubrirá con los presupuestos de la República, como hace el Estado español, que además serán superiores porque recuperaremos los 15.000 millones de euros anuales del déficit fiscal," argumenta Paluzie. De todos modos, añade, el actual sistema de pensiones tiene un problema: la llegada de la generación del baby boom a la jubilación. "Pero este problema lo tendremos, sea Catalunya independiente o no lo sea. Se tendrá que hacer reformas tanto en Catalunya como en España", recuerda.

Guillem López Casasnovas cree que "en los cánones actuales, el sistema de reparto catalán sería tanto o más sostenible que el español". A pesar de los problemas que puede encarar a medio plazo el modelo, el catedrático considera poco "aconsejable" que Catalunya hiciera un cambio a un sistema de capitalización individual durante su transición política.

Un sector "vulnerable"

Sobre todo por su peso cada vez más importante, los pensionistas se han convertido en uno de los principales objetivos de las campañas electorales y políticas. También son un blanco perfecto de las campañas del miedo, especialmente ante escenarios desconocidos o inciertos. Sin ir más lejos, en el referéndum de independencia de Escocia del 2014, las personas mayores de 70 años votaron en un 67,1% en contra de la independencia de este país. En cambio, los votantes de entre 25 y 29 años votaron a favor de la independencia en un 62,2%

Según Guillem López Casasnovas, el PP ha escogido hacer campaña con las pensiones "porque es un argumento fácil para quien no sabe más". Según el catedrático de Economía, hacer campaña con las pensiones "permite malévolamente incidir en personas mayores, frágiles y de preocupación prevalente en una única dimensión: cómo llegar a final de mes". No obstante, López Casasnovas no lo considera un argumento muy sólido. "Se me ocurren ámbitos mucho más robustos que el de las pensiones", asegura. Con la independencia, el Estado perdería unos ingresos que "hoy engordan el reparto global de comunidades mucho más deficitarias que la catalana".

"Como en la Seguridad Social existe este problema en todas partes, se agarran a cualquier cifra negativa que encuentran, la manipulan (en el sentido que no la contextualizan) y afectan a la parte de la población más vulnerable, que no tiene posibilidades de ingresos alternativos", critica Elisenda Paluzie. No obstante, la profesora ve un lado positivo: "Si tanto los asustan, los pueden movilizar a votar 'no' el día del referéndum. Y una de las claves del referéndum es una buena participación".