Pocos días después de participar activamente en un acto en apoyo de la Guardia Civil, Falange Española ha puesto en marcha una campaña de defensa lingüística de una lengua que no es el castellano, saliendo así del inmovilismo monolingüe español que la ha definido a lo largo de su larga trayectoria política. Ahora bien, ¿cómo es que los falangistas han decidido defender una lengua -más bien, una modalidad concreta de un idioma- que doctrinariamente no es la suya? Pues para cumplir otro de sus principios fundamentales: atacar el catalán.

Efectivamente, los falangistas apuestan ahora por defender lo que denominan chapurriau, uno de los nombres con que despectivamente se conoce el catalán que se habla en la Franja de Ponent y que sirve, como el felizmente extinguido lapao, para descuartizar a la lengua y negar su unidad en su ámbito lingüístico.

Con el lema "Arago no parle catalá, lo separatisme aragones sí" -nótese la utilización libre de las normas de acentuación-, los falangistas se ponen al lado de entidades y plataformas contrarias a la denominación de catalán. El hecho ha provocado la denuncia por parte de activistas en defensa de la lengua catalana en este territorio.