Justin Gatlin ha sido el más rápido a los 100 metros lisos del Mundial de Londres y, con un tiempo de 9.92, se ha adjudicado la medalla de oro en la última carrera de Usain Bolt (9.95) antes de despedirse definitivamente de las pistas, el 13 de agosto, con la prueba 4x100. El jamaicano, además, tampoco ha podido ser más rápido que Coleman (9.94) y ha acabado en tercera posición.

De esta forma, Bolt clausura con una derrota diez años de reinado en las grandes competiciones (Juegos Olímpicos y Mundiales), en los que sólo había perdido ante sí mismo, cuando fue descalificado por salida falsa en la final de los Mundiales de Daegu 2011. En total, 85 carreras de 100 metros y 53 marcas por debajo de los 10 segundos.

A la espera de lo que ocurra el domingo 13 de agosto en la final de relevos 4x400 -esta sí, su última carrera-, Bolt acumula 11 medallas de oro y dos de plata y una de bronce en campeonatos del mundo, con lo que iguala, de momento, el récord absoluto de metales que tenía en solitario la jamaicana Merlene Ottey con 14.

Gatlin aprovecha la oportunidad

Todos los finalistas recibieron sonoras ovaciones al ser presentados, excepto Justin Gatlin, a quien los británicos no le perdonan su pasado relacionado con el dopaje (dos sanciones). Atronadora fue la destinada a Bolt, que recibió, además, el apoyo incondicional con el repetido grito de "U-Sain-Bolt".

La oportunidad -última- de vencer al mejor velocista de todos los tiempos, precisamente en su despedida, era una golosina que ambicionaban media docena de atletas en Londres, pero principalmente dos estadounidenses: Christian Coleman, de 21 años, el hombre más veloz del año (9.82), y Gatlin, de 35.

La animadversión de los espectadores británicos hacia Gatlin alcanzará desde hoy un grado superlativo porque, además, ha privado a Bolt de una despedida acorde con su altísimo rango.

El adiós a una leyenda

Bolt, que el próximo día 21 cumplirá 31 años, había sufrido varios contratiempos este año. Por ejemplo, la muerte en accidente de su gran amigo Germaine Mason, subcampeón olímpico de altura en 2008. Fue un duro golpe a la moral de Usain, que llegó, incluso, a dejar de entrenarse durante dos semanas. Sus eternos problemas de espalda presionaban por el lado físico.

Gatlin se quedó en Pekín 2015 a una sola centésima de vencerlo, y en la final olímpica de Río a 8, como en los Mundiales de Moscú 2013. En Londres tenía su última oportunidad de lavar su oscuro pasado y ha sabido aprovecharla.