La fijación del relato que equipara el proceso al terrorismo de ETA y del "catalán violento" pide la generación de material cotidiano que recuerde o evoque continuamente esta identidad. Un caso es el el reportaje titulado "La antigua Convergència se radicaliza y vota con Bildu en el 54% de las ocasiones", del pasado día 3. La información, con un gráfico muy interesante, explica que estos cuatro primeros meses de legislatura "el PDeCAT, la antigua Convergència, ha completado su giro político a la izquierda".

La conclusión se justifica diciendo que, en el Congreso de los Diputados, el partido catalán "ha retirado su apoyo a las iniciativas conservadoras —y próximas a la burguesía catalana—" para votar con Podemos en el 65% de las votaciones y con Bildu en el 54%.

Podían haber titulado por la curiosa coincidencia con Podemos, que es la oposición del PDeCAT en el Parlament, pero eso no encaja con el relato y el diario no le dedica ninguna consideración. Bildu es la coalición independentista vasca, que agrupa desde la antigua Eusko Alkartasuna de Carlos Garaikoetxea hasta Sortu, que reúne también a los herederos de Batasuna, el brazo político de ETA.

Es decir, Bildu es ETA y, por lo tanto, también quien se le acerca.

El tabloide monárquico se admira de que el PDeCAT incluso vota más con Bildu y Podemos que ERC, a su socio de Gobierno.

Lástima que las cifras que ofrecen no acaben de cuadrar, porque ERC ha coincidido con Bildu y Podemos el 95% de las votaciones. El hecho de no destacar este punto se ajusta a la estrategia de La Moncloa de dividir el tándem Puigdemont-Junqueras, presentando el primero como intolerante e inflexible; mientras el segundo sería el independentista dialogante y tranquilo.

Por si fuera poco, sigue el diario, "la sincronía entre PDeCAT y PP —antes un aliado parlamentario habitual— se limita ahora al 8,7% de las votaciones", lamenta el diario con un punto de nostalgia.

ABC no explica los motivos de unos y otros para votar juntos. Podría parecer que el PDeCAT se ha conjurado con estos "partidos antisistema", como los llama el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, el único político a quien se da voz en el reportaje, seguramente porque, en este caso, conocer las explicaciones de los diputados del PDeCAT (o de ERC, de Podemos o de Bildu) no tenía mayor interés.

Tampoco se analiza en qué tipo de votaciones se producen estas alianzas. Algunas referencias, sin embargo, permiten deducir lo que sabe cualquiera un poco letrado en gramática parlamentaria.

Los martes se votan las proposiciones no de ley, iniciativas para aprobar (o no) textos o resoluciones que no tienen carácter de ley en que se pide al gobierno o a algún ministro una acción concreta o se muestra la opinión mayoritaria de la cámara en algún tema. En general, son una manera de castigar o premiar en el gobierno sin mayores consecuencias. Hablando en plata: no implican gasto. Los martes son los días en que el PSOE, por ejemplo, manifiesta sus diferencias con el PP sin poner en riesgo la supervivencia del gobierno Rajoy. Brindis al sol.

Los jueves, en cambio, se celebran las votaciones referentes a legislación de la buena, de la que tiene referencia en los presupuestos. Para seguir con el ejemplo, es el día en que el PSOE tiene que abstenerse o votar a favor del gobierno, si no quiere cargárselo o impedir que gobierne, cosa que, hoy por hoy, no ocurre.

Las votaciones izquierdosas y etarras del PDeCAT que menciona el diario son casi todas de los martes. Explicarlo, sin embargo, estropearía el relato.

Los jueves, sin embargo, el PDeCAT vota más con el PP. El mismo diario menciona en qué: medidas urgentes para prorrogar la participación del Estado en los bancos rescatados, el impulso de un pacto sobre pensiones, reformas urgentes del trabajo autónomo o el rechazo a la enmienda a la totalidad contra el proyecto de ley de Contratos del Sector Público o a favor de la reforma del Estatuto de Canarias.

Es decir, una sola de las votaciones con el PP incluye más presupuesto que todas las votaciones con Bildu y Podemos sumadas. Por no mencionar que su sentido es más próximo "a la burguesía catalana" que al terrorismo de ETA o a los antisistema. Pero tampoco encaja con el relato.

Todo puede parecer un trapicheo periodístico más de estos tiempos. Algo para acompañarlo con una sonrisa. O no. Sólo este año, el diario madrileño ha publicado unas 140 informaciones relacionadas con ETA: 2,2 por día de media. Y eso pese a que la banda terrorista anunció el "cese definitivo de la actividad armada" el 20 de octubre del 2011 y no atenta desde el 16 de marzo del 2010. Tal vez aquella información sobre el PDeCAT sea flor de un día. Pero si el diario ha decidido adoptar como estrategia editorial identificarte con ETA y te martillea con un ritmo informativo como ese... no es ninguna broma.