Durante décadas, el liderazgo empresarial ha estado asociado a la toma de decisiones estratégicas o a la capacidad de análisis. Pero hoy, en un mundo hiperconectado, estas cualidades ya no son suficientes si no van acompañadas de un elemento fundamental: el networking. Podemos afirmar sin rodeos que sin networking, no hay empresa.

Networking: el acelerador de los negocios

Diversos estudios internacionales apuntan que más del 80% de las relaciones business-to-business (B2B) se generan o se consolidan en espacios de networking. Esto no es casualidad. Es precisamente en estos escenarios donde los directivos pueden compartir y descubrir nuevas oportunidades. A menudo, un café compartido, una conversación en un acto empresarial o un encuentro informal pueden abrir puertas a colaboraciones —es decir, a negocios— que nunca habrían surgido en una reunión formal de despacho.

Hay que salir del despacho no como una excepción, sino como una práctica habitual. Es en el exterior donde se pueden tejer alianzas

Así pues, hay que salir del despacho no como una excepción, sino como una práctica habitual. Es en el exterior, en los foros, congresos, desayunos o actos sectoriales, donde se pueden tejer alianzas, captar tendencias y conocer socios clave. No hay mejor espacio para aprender y descubrir qué hacen otras empresas o sectores, cómo innovan otros líderes, qué retos comparten o qué soluciones han encontrado a problemas comunes.

Del Zoom al cara a cara: recuperar la confianza

La pandemia nos obligó a trasladar buena parte de las interacciones al mundo virtual. Y muchas empresas todavía realizan la mayoría de reuniones por videoconferencia. Pero esto tiene inconvenientes. Cerrar un acuerdo a través de una pantalla puede requerir cuatro o cinco reuniones. En cambio, un encuentro presencial puede reducir este proceso a una sola sesión, con interacciones que generan confianza mutua de forma más rápida y profunda.

Las grandes decisiones, las alianzas duraderas y las oportunidades transformadoras nacen de conversaciones humanas. Hay que provocarlas

No se trata de volver a viajar cada semana ni de multiplicar actos innecesarios. Se trata de saber elegir los espacios de valor. Y aquí, los directivos tenemos una responsabilidad doble: estar y mostrarnos.

Liderar es conectar

Las empresas son, en esencia, redes de personas. Y los directivos, como líderes de estas redes, tienen la responsabilidad de mantenerlas vivas, abiertas y activas. En tiempos de cambio e incertidumbre, el liderazgo no puede ser solitario ni endogámico. Liderar hoy es conectar. Y conectar exige salir, escuchar, compartir y, sobre todo, hacer networking.

Por tanto, hagamos un llamamiento claro: los directivos deben estar. Deben estar presentes en los espacios donde pasan cosas. Deben hacer del networking una prioridad estratégica. Porque, al final, las grandes decisiones, las alianzas duraderas y las oportunidades transformadoras nacen de conversaciones humanas. Y esas conversaciones no suceden solas. Hay que provocarlas.