Waymo, la filial de Google (Alphabet) dedicada a los vehículos autónomos, está revolucionando el servicio de taxi en San Francisco.

Tras 20 meses de operación, Waymo ha logrado capturar un 27% del mercado, a pesar de que sus tarifas son aproximadamente un 30% más altas que las de Uber o Lyft. Este logro es sorprendente, pero tiene una explicación clara: los usuarios prefieren Waymo. Y no es solo por la novedad.

Un nuevo estándar de calidad

A diferencia de Uber o Lyft —donde la experiencia depende a menudo del conductor, su música, limpieza o incluso actitud (“My car, my rules”)—, Waymo ofrece una experiencia totalmente estandarizada. Sus vehículos, sin conductor, están monitorizados constantemente y se mantienen en un estado impecable.

La combinación de confort, privacidad y seguridad que proporciona un coche sin conductor es clave. Y esto justifica el sobreprecio. Además, elimina las fricciones asociadas a la interacción con humanos: ninguna conversación forzada, ningún comportamiento errático, ninguna sorpresa. El usuario controla totalmente la experiencia.

Hacia el liderazgo

Con este nivel de adopción, todo indica que Waymo podría convertirse en el líder del servicio de taxi en San Francisco en cuestión de meses —y posteriormente, en otras ciudades donde opere. Pero a pesar del éxito entre los usuarios, el reto real está en el modelo de negocio.

Hasta ahora, Waymo ha utilizado vehículos Jaguar modificados con sensores de alta gama, con un coste total cercano a los 150.000 dólares por unidad. Este elevado coste limita enormemente la escalabilidad del servicio, especialmente si quiere competir con plataformas donde el vehículo lo aporta el conductor y el coste es mucho menor.

Ahora bien, eso está a punto de cambiar.

Tesla entra en escena

Waymo ha empezado a desplegar una nueva gama de vehículos mucho más asequibles, lo que podría acercar a la empresa al punto de equilibrio financiero. Pero no está sola. Tesla está a punto de debutar con su servicio de robo-taxis en Austin, Texas. Su vehículo, el Cybercab, costará mucho menos gracias a su integración vertical: Tesla fabrica el coche, los sensores e incluso los chips que lo controlan.

Tesla y Waymo abren así una nueva frontera en la movilidad urbana.

Robo-taxis y acceso metropolitano

En el área de San Francisco, el transporte público es a menudo deficiente o inexistente. Durante años, Uber y Lyft, con servicios compartidos económicos, han permitido que muchas personas vivan en zonas alejadas sin renunciar a la accesibilidad.

Estas áreas metropolitanas alejadas son una característica del siglo XX, imposibilitadas en buena parte en Barcelona por el nefasto funcionamiento de Rodalies, pero también una realidad evidente allí donde funciona FGC, que transporta el doble de pasajeros que Rodalies. Solucionar estos problemas de movilidad metropolitana a corto plazo es prácticamente imposible. Y es aquí donde los robo-taxis ofrecen una alternativa realista: servicio bajo demanda, 24 horas al día, sin conductor, con coste mínimo e impacto ambiental reducido.

Un futuro a nuestro alcance

La movilidad no es solo una cuestión de desplazamientos, sino de modelo de ciudad. Problemas como la vivienda solo pueden afrontarse con soluciones metropolitanas, que requieren sistemas de transporte eficientes, asequibles y ágiles.

Pensar en servicios de transporte públicos o mixtos, autónomos, bajo demanda y gratuitos —gracias a unos costes operativos muy bajos— ya no es una utopía. Es una posibilidad real que merece ser explorada.

Ha llegado el momento de pensar con ambición, de imaginar un futuro que nos haga avanzar. La tecnología ya está aquí

Los robo-taxis, hasta ahora, han sido una iniciativa privada. Pero modelos híbridos como el que se desarrolla en Singapur, con colaboración entre la administración y plataformas como Uber, o sistemas de microbuses autónomos bajo demanda, pueden convertirse también en una realidad en ciudades como Barcelona.

Ha llegado el momento de pensar con ambición, de imaginar un futuro que nos haga avanzar. La tecnología ya está aquí. Solo falta la voluntad de desplegarla al servicio de todos.