Tenemos presidente del Gobierno. Soy consciente de que hay gente que no confía en las palabras de los políticos y otros que no confían sobre todo en las palabras de Pedro Sánchez. Pero creo que tiene interés mirar su discurso de investidura bajo la lupa de los medios rural y agrario, y luego, que cada uno se haga su propia opinión.

La primera noticia es buena, y es que la agricultura estuvo presente en el discurso, específicamente presente. La segunda noticia es mala, y es la ausencia de una referencia explicita a la España vacía o vaciada. Estando de acuerdo con la necesidad de promover la igualdad entre todos los españoles, también la igualdad de oportunidades, nadie me debería poder negar la desigualdad entre los habitantes de muchas zonas rurales y otras urbanas, en temas como la educación, los transportes, la vivienda, la sanidad, los servicios o las oportunidades laborales.

Es verdad que muchos de estos temas se abordan en el discurso, como cuando dijo que no había que dejar ningún territorio atrás. Es verdad que estuvo presente en el acuerdo que firmaron PSOE y Sumar, en el que se mencionaba que “se reducirá el déficit de servicios, impulsando la proximidad y el acceso de los servicios esenciales, la conexión a internet en todo el territorio y la promoción de una red de transporte público adecuada”.

Se me podría responder, con razón, que es verdad que el acuerdo antes mencionado es mucho más preciso y extenso en cuanto a las medidas que se plantean implementar los firmantes. Pero confieso que me habría gustado que el mundo rural hubiera estado específicamente presente.

Unas referencias con consecuencias

En cuanto al sector agrario concretamente, el discurso incluye dos referencias explícitas. La primera se refiere a la sequía y la política hidráulica:

“Vamos a seguir combatiendo la amenaza de la sequía, ampliando y modernizando las infraestructuras, modernizando los recursos de los organismos hidrológicos, cerrando pozos y regadíos ilegales, ayudando a los agricultores a mejorar sus explotaciones. Porque somos muy conscientes de que España es una potencia mundial agroalimentaria y queremos que siga siéndolo y, por ello, vamos a dedicar una parte sustantiva de los fondos europeos a modernizar el sector, a impulsar la agricultura ecológica y también la regenerativa.”

La segunda referencia se refiere a un anuncio claramente esperado por una buena parte de los productores agrarios:

“Quiero anunciarles que vamos a aprobar una ley de agricultura familiar que va a favorecer este tipo de agricultura, que va a generar valor añadido social y vinculación con el territorio. Y vamos a desplegar una Estrategia Nacional de Alimentación para España que permita desarrollar toda la cadena de suministro alimentario, fomentar el empleo rural y mejorar la calidad de la alimentación.”

El discurso incluye otras medidas que pueden tener un impacto sobre el sector agrario y el medio rural. La más directa se refiere a la rebaja del IVA de los alimentos, que se extendería hasta junio 2024. Otras, son más indirectas como la apuesta por la innovación, la apuesta por la investigación y la colaboración público-privada en I+D+I o el apoyo “responsable” a las energías renovables, “integrando a los vecinos en la toma de decisiones y también en el reparto de beneficios de esa extensión de la energía renovable”.

También tendrán consecuencias los anuncios hechos relativos a la legislación laboral y, en particular, el siguiente párrafo:

Esta legislatura será la legislatura del nuevo Estatuto de los Trabajadores, la legislatura en la que vamos a garantizar por ley que el salario mínimo interprofesional siga aumentando cada año para mantenerse en el 60% del sueldo medio. La legislatura, en la que impulsaremos una reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales, incorporando incentivos para que las empresas ofrezcan horarios más flexibles y potencien el teletrabajo siempre que sea posible”.

Pocas reacciones públicas

Esta parte que comentamos del discurso ha generado pocas reacciones, estando el foco de la atención mediática centrada en otro lugar. La primera ha sido la de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, uno de los sindicatos agrarios que se declara defensor de la agricultura familiar, que valora de forma positiva la presencia de la agricultura en el discurso de Pedro Sánchez, pero considera que el nuevo Gobierno no prevé afrontar los problemas críticos de los que adolece el sector.

Según ha recogido el diario digital Agroinformación, opinan que "el hecho de que las medidas agrarias se enmarquen en el capítulo de agenda verde es ya de por sí sintomático de por dónde nos quieren llevar Pedro Sánchez y Yolanda Díaz". Impulsar la agricultura ecológica y regenerativa es una cuestión conveniente, así como la ganadería extensiva "pero sin criminalizar ni a la agricultura convencional ni a la ganadería semi-intensiva o intensiva". En cuanto al regadío, "limitar su crecimiento en lugar de intentar aprovechar todos los recursos posibles para aumentar nuestro potencial de forma razonada y sostenible, es más una cuestión de empecinamiento ideológico que de política coherente", opina la organización.

En cuanto a la Ley de la Agricultura Familiar, esta causaría escepticismo a la organización. Unión de Uniones recuerda que está en vigor la Ley de Modernización de las Explotaciones Agrarias, que marca como explotaciones prioritarias aquellas a cargo de agricultores y ganaderos profesionales y con una pequeña o mediana dimensión económica. "Sin embargo, es difícil recordar una sola vez en la que el Gobierno haya sacado una ayuda estatal con mayores beneficios para estas explotaciones", critican, subrayando que Unión de Uniones lo ha pedido insistentemente, por ejemplo, para el Plan Renove de maquinaria agrícola.

En cuanto a ASAJA, que se declara defensora de una agricultura profesional y productiva, en su página web lo único que he encontrado es una llamada a movilizarse contra la amnistía. En la XIII Convención de Empleados del Sindicato en Castilla y León, su presidente regional, ha pedido al presidente del Gobierno que defienda la agricultura, "priorizando" ese Ministerio, reforzando sus competencias y recursos.  También ha pedido "unir todo lo relativo al medio ambiente y agricultura en el Ministerio de Agricultura, sobre todo en materia de aguas".

En lo referente a COAG y UPA, otros dos sindicatos agrarios representativos, no he visto en prensa o encontrado en sus páginas web referencia alguna, aunque ambas organizaciones se habían declarado previamente favorables a una ley de la agricultura familiar. Idéntico resultado negativo he obtenido con las organizaciones ecologistas SEO-Birdlife y WWF.

En cuanto a la CEOE, hay que llegar al punto cuarto de su comunicado sobre los acuerdos de investidura para encontrar referencias, negativas en este caso, a las propuestas económicas:

En cuarto lugar, se ha puesto de manifiesto que, mientras se centra el debate público en cuestionar principios asentados en nuestro ordenamiento o se plantean políticas económicas que cargan el coste fiscal de los acuerdos de investidura sobre la espalda de las empresas, se está dejando de lado algo tan básico como la necesidad de volver a la ortodoxia económica y el rigor presupuestario, que nos sigue reclamando la UE y que no admite demora si queremos garantizar la sostenibilidad del Estado.

Un quinto elemento de preocupación para las empresas españolas es la falta de respeto a la autonomía de las partes en el seno de la negociación colectiva y, en general, el menosprecio del diálogo social que subyace en los acuerdos alcanzados en materia laboral. Acuerdos estos últimos que suponen, de facto, una vulneración del marco de relaciones laborales y de espacios de consenso.”

¿Unas conclusiones descorazonadoras?

Creo que somos muchos los que estamos cansados de tanto ruido político, de tanta agresividad (a veces no solo verbal) y estamos convencidos de que ha llegado la hora de ocuparse de los problemas de la gente. La economía mundial y europea se está ralentizando; las tensiones geopolíticas internacionales están alcanzando niveles nunca vistos desde la crisis de los misiles en Cuba; el cambio climático no está por venir, está llegando; la España vaciada es una realidad que hay que abordar con premura; la cadena alimentaria debe ser una auténtica cadena de creación de valor y este repartirse equilibradamente entre todos sus actores…

Sin quitar importancia a los grandes temas del debate político, sorprende que incluso entre los interesados directamente por las medidas ligadas a la economía real, el posicionamiento sobre ellas (cuando existe) adquiere un carácter secundario. Mal empezamos.

El caso de la Unión de Uniones es la excepción que confirma la regla. Su escepticismo con respecto a la futura ley de la agricultura familiar es comprensible, ya que están a la espera de saber como se concreta estas intenciones en el texto legislativo primero, y en el día a día del Ministerio.

¡A ver si cunde el ejemplo!