Cojo el título prestado de la sesión que organizó el Cercle d’Economia hace pocas semanas, justo antes de Navidad, dentro del ciclo "La inmigración en los países avanzados: problema o solución". En el auditorio no había ni media entrada, 60 o 70 personas como mucho, pero ninguna primera espada. Me costó reconocer a directivos, empresarios y prohombres relevantes, a pesar de tratar un tema "decisivo, importantísimo, de vida o muerte como colectividad" y que "tendría que ser la gran prioridad del Govern de la Generalitat", en palabras del president Jordi Pujol, que hizo acto de presencia acompañado de su hijo Josep. Comparto la preocupación del presidente, aunque con matices. La poca asistencia contrasta con la gran concentración de PIB catalán que dos días antes llenaba el Liceo en el concierto de Navidad de la Fundació La Caixa para escuchar piezas de Mozart.

El debate del Cercle estuvo protagonizado por el conseller de Derechos Sociales de la Generalitat de Catalunya, Carles Campuzano, y por el director del Centro de Estudios Demográficos (CED), Albert Esteve. Detallaré a continuación algunos de los principales hechos y datos relatados por Esteve, y los principales retos y reflexiones políticas que apuntó Campuzano, según mi opinión:

Los datos

- La Catalunya de los 8 millones se alcanzó en octubre de 2023, antes de lo que estaba previsto por el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), que calculaba alcanzarla hacia finales de la década.

- La aceleración de este hito poblacional se explica más por la llegada de nueva población inmigrante que por el crecimiento natural (relación entre defunciones y nacimientos), que es negativo. Se calcula que en el 2023 llegaron a Catalunya 120.000 personas extranjeras.

- El crecimiento natural negativo irá ensanchándose en los próximos 40 años hasta que hayan desaparecido todos los baby-boomers. La única razón por la cual podemos seguir creciendo como población es gracias a la inmigración internacional.

- El peso relativo de la inmigración entre la población joven (de entre 20 y 40 años) es más elevado que en ningún otro momento de la historia. El porcentaje de nacimientos de madres extranjeras sobre el total de nacimientos también está creciendo. Hoy uno de cada tres nacimientos es de madre extranjera; el 2007 era uno de cada cinco, el 20%.

- La tasa de fecundidad es una pelín más alta, pero no excesivamente. Las madres inmigrantes solo tienen 0,2 hijos más, sobre una tasa que es de 1,17, muy baja.

- La inmigración de las dos últimas décadas procede especialmente de América Latina, más de 400.000 personas, pero la foto de la inmigración es muy diversa y compleja en todos los sentidos (en cuanto al origen, al acceso a la nacionalidad y a la estructura por edades).

- Están formados y vienen a trabajar. Los hombres de entre 30 y 39 años tienen estudios secundarios o más; en algunos casos, como Venezuela, con un nivel de instrucción más alto que los autóctonos. La tasa de ocupación es muy parecida, del 56%. En el caso de Marruecos, Pakistán y África subsahariana, los estudios son inferiores y la tasa de ocupación también porque hay mucha inmigración familiar, donde el rol de la mujer es de ama de casa.

[Añado: los extranjeros presentan una tasa de actividad, que es el porcentaje de población que trabaja o busca trabajo sobre la población total, mucho más alta que los nacionales: el 69,3%, en relación con el 56,4%, según un reciente estudio de CaixaBank Research. Tal como dice Chema Zamarro, los extranjeros trabajan más que los españoles]

- No hay signos de que la situación remita. El Instituto Nacional de Estadística (INE) prevé un saldo neto de 500.000 personas cada año durante la próxima década, con una población que crecerá en cinco millones. De estos, entre un 25% i un 30% residirán en Catalunya, con lo cual en diez años Catalunya rondará los 9 millones.

Retos y reflexiones políticas

- Demográfico. Seremos más y más viejos por la combinación del envejecimiento de los baby-boomers y el aumento de la esperanza de vida.

- Pobreza. A pesar del crecimiento económico y que batimos récords de empleo (nunca había habido tanta gente trabajando en Catalunya y en conjunto de España), la pobreza no se acaba de erradicar. Es especialmente significativa entre los niños y entre la población de origen inmigrante.

- La tardía emancipación de los jóvenes podría explicar la baja tasa de fecundidad del país. El 50% de los jóvenes de 30 años viven con sus padres. Hay fallos en las políticas en este sentido: España es el único país de Europa occidental que no tiene una prestación universal para la crianza de hijos. Afecta tanto a la fecundidad como a la pobreza.

- La inmigración está transformando la realidad de Catalunya y eso genera una enorme presión sobre los servicios públicos (educación, sanidad, transporte público o vivienda).

- Catalunya no podrá mantener el modelo de reproducción que ofreció en los años 60 (con la mitad de la población que vivía nacida fuera) si no puede garantizar un modelo de bienestar, prosperidad y de movilidad social ascendente.

- Catalunya no tiene los instrumentos para gestionar la inmigración, no solo los vinculados a la política de inmigración, tampoco el acceso a la nacionalidad, donde el conocimiento del catalán (deber) se tiene que tener en cuenta.

- El crecimiento de la inmigración durante los últimos 20 años no ha ido acompañado por parte del Estado de la gestión efectiva de los flujos migratorios. El crecimiento de la población ha tenido una explicación a través de inmigración irregular, no a través de los mecanismos legales vinculados al mercado de trabajo. Por ejemplo, no se gestiona la contratación en origen, en función de las necesidades del mercado de trabajo.

- Los trabajos vinculados al sector de la atención y el cuidado de las personas mayores seguirán necesitando inmigrantes; no hay autóctonos que se quieran dedicar. Asimismo, es necesario aumentar los salarios de este sector y que converjan con los de los sanitarios para incentivar la empleabilidad.

Conclusiones personales. Necesitamos a los inmigrantes. Están formados y vienen a trabajar. La historia de la humanidad es fruto de los procesos migratorios. La inmigración es una riqueza. La nación más poderosa y más próspera del mundo, Estados Unidos, está hecha a base de inmigrantes. Nos hace falta -eso sí- más inversión en políticas sociales y, por lo tanto, más recursos para financiar todos los servicios públicos, en manos de las comunidades autónomas. El crecimiento de la población (inmigrada o no) no ha ido acompañado de la financiación necesaria para hacer frente a las tensiones que genera sobre los servicios públicos. Es prioritario un nuevo modelo de financiación autonómica.