La Casa Blanca anunció hace unos días una pausa temporal sobre las aprobaciones pendientes de las plantas de exportación de gas natural licuado (GNL).  Esta situación pone en alerta una vez más al mercado energético europeo, que ha venido sobrellevando una serie de crisis en los últimos años, ya sea por motivos geopolíticos, por cambios inesperados en el clima o inclusive por disputas laborales.

Recapitulando un poco en lo que ha sucedido en el sector energético europeo en los últimos dos años, se puede notar una tendencia al uso de mecanismos eficientes para reducir el consumo de gas de una manera continua. De seguir con esta misma trayectoria, se espera que esta pausa no logre afectar a la seguridad energética del continente.

A consecuencia de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero 2022, la situación energética en Europa cambió drásticamente. Europa percibió la necesidad de disminuir la dependencia en los combustibles fósiles y, al mismo tiempo, incrementar el usos de fuentes seguras y diversas. En mayo de 2022, la Comisión Europea lanzó su Plan REPowerEU para ayudar al bloque a ahorrar energía, impulsar el despliegue de energías renovables y diversificar su suministro de energía.

Tras la puesta en marcha de REPowerEU, el mix de suministro energético cambió del 2021 al 2022. Las importaciones de gas que la UE realizó por gasoducto desde Rusia disminuyeron del 41% al 9% y, a su vez, las importaciones de GNL incrementaron de 19% al 41%, según datos de Kpler y Eurostat.

La demanda europea de gas en los últimos dos años ha disminuido significativamente, principalmente debido a las políticas de REPowerEU, los programas de eficiencia energética, el aumento de la generación de energía renovable, la gestión de la demanda y la destrucción de la demanda. Si el éxito de estas políticas y programas continúa, se espera que la demanda europea de gas en 2030 se sitúe por debajo de los 400 billones de metros cúbicos (bcm).

Además de reducir la demanda de gas, Europa ha realizado un esfuerzo significativo para diversificar las fuentes de sus importaciones de GNL.

Mientras que Europa se ha centrado en formas de reducir la demanda de gas y, en consecuencia, la demanda de GNL, Estados Unidos ha estado aumentando su capacidad de exportación de GNL

Las importaciones de GNL han aumentado, pero en 2023 estuvieron por debajo de las expectativas anteriores. Según Kpler, Europa importó unos 105 bcm de GNL en 2021, 167 bcm en 2022 y 167 bcm en 2023.  Las principales fuentes de importaciones de GNL a Europa son Estados Unidos, Qatar, Rusia, Argelia y Nigeria. En los últimos años, Estados Unidos ha sido el principal proveedor de GNL a Europa, representando el 28% de las importaciones en 2021, el 43% en 2022 y el 46% en 2023.

Los volúmenes de GNL estadounidense importados a Europa en 2023 aumentaron un 7% respecto a 2022. Suponiendo el mismo aumento en los próximos años, Estados Unidos podría estar dispuesto a suministrar 123 bcm de GNL a Europa en 2030, y el resto procedente de una variedad de otros países para cumplir con el concepto de diversificación de suministro.

Mientras que Europa se ha centrado en formas de reducir la demanda de gas y, en consecuencia, la demanda de GNL, Estados Unidos ha estado aumentando su capacidad de exportación de GNL y está planeando nuevas terminales, según S&P. Solo teniendo en cuenta las terminales de GNL que se encuentran actualmente en construcción, para 2030 la capacidad de exportación de EE. UU. alcanzará alrededor de 170 millones de toneladas por año (mtpa), o el equivalente a 238 bcm. Esta cifra es un 76% superior a la demanda de GNL prevista en Europa de 98 mtpa (unos 135 bcm) para 2030.

Y si se construyen todas las terminales de GNL propuestas en los EE. UU. para 2030 la capacidad de exportación de GNL del país será de aproximadamente 337 mtpa (alrededor de 465 bcm), más que la demanda de gas prevista de toda Europa de 284 mtpa (alrededor de 392 bcm).

Una vez más, la seguridad energética europea se ha utilizado para justificar la construcción de terminales de exportación e importación de GNL. La mayoría de esos proyectos se consideraron medidas de emergencia para suministrar gas a una Europa que se enfrentaba a una crisis energética a medida que disminuía el suministro de gas ruso.

Sin embargo, gracias a la rápida respuesta de Europa, la crisis hasta ahora ha sido controlada, pero el continente no puede dormirse en los laureles y debe continuar con los esfuerzos para reducir el consumo de gas, diversificar las fuentes de importación de gas y aumentar las energías renovables. Ahora es el momento de reevaluar los proyectos de GNL propuestos para reducir el riesgo de sobreinversión.