Cuando emprender es un acto de resistencia

- Rat Gasol
- Barcelona. Martes, 22 de julio de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Hay quien dice que emprender es un acto de fe. Otros lo consideran un deporte de riesgo. Y muchos de los que ya se han lanzado a la piscina, con el paso de los años, cuando miran atrás, reconocen —en voz baja, al oído— que hoy se lo pensarían dos veces.
En Catalunya, el ecosistema emprendedor ha vivido una evolución notable durante las últimas décadas. A pesar de la eclosión de hubs tecnológicos y la atracción de inversión internacional, la realidad cotidiana de muchos emprendedores es bastante más cruda que el relato institucional o el glamour de los eventos de networking promocionados a bombo y platillo. Emprender, hoy, significa enfrentarse a una serie de obstáculos que a menudo no tienen nada que ver con la idea, el equipo, el mercado o la competencia, sino con las estructuras del propio sistema.
El primer escollo, casi inevitable, es la burocracia. Según datos de la Comisión Europea (2023), el Estado español ocupa una de las últimas posiciones en el ranking de países de la UE en cuanto a facilidad para iniciar un negocio. En Catalunya, a pesar de algunos intentos de simplificación administrativa, crear hoy una empresa puede requerir hasta 13 trámites distintos, según datos de la propia Cambra de Comerç de Barcelona, con plazos que pueden extenderse más de 30 días en función de la actividad económica. Este primer obstáculo afecta directamente a la motivación y, sobre todo, a la capacidad de impulsar iniciativas con agilidad, especialmente en sectores altamente dinámicos como las TIC.
Pero la burocracia solo es la primera trinchera. El segundo gran obstáculo es el acceso a la financiación. El Banco de España alertaba, en su informe anual de 2023, que las pymes y microempresas dependen en exceso de la financiación bancaria, a menudo con condiciones inflexibles y poco ajustadas al riesgo inherente de emprender. Y pese a la proliferación de vehículos de inversión alternativa —como los fondos de venture capital, las family offices o las plataformas de crowdfunding—, el 80% de los emprendedores catalanes afirman haberse tenido que autofinanciar durante las primeras fases del proyecto.
En Catalunya, a pesar de algunos intentos de simplificación administrativa, crear hoy una empresa puede requerir hasta 13 trámites distintos
Esta falta de capital externo no solo limita el crecimiento del proyecto, sino que obliga a hacer concesiones estratégicas que pueden poner en riesgo su sostenibilidad a medio plazo.
Otro de los grandes quebraderos de cabeza es la captación y retención de talento. A pesar del alto nivel de formación universitaria, Catalunya vive una paradoja: por un lado, un exceso de perfiles altamente cualificados; por otro, una escasez de profesionales técnicos en áreas estratégicas como la ciberseguridad, el desarrollo de software o la gestión de datos. Según datos de ACCIÓ, el 68% de las startups tienen verdaderas dificultades para encontrar perfiles adecuados. Y cuando los encuentran, retenerlos se convierte en una odisea: la competencia salarial con empresas extranjeras o multinacionales establecidas en la capital catalana resulta, a menudo, inalcanzable para un proyecto emergente.
Este déficit de talento se ve agravado por otra carencia estructural: la ausencia de un acompañamiento real por parte de las administraciones públicas. Más allá de los programas institucionales —a menudo de duración limitada y con trámites complejos—, la percepción generalizada es que el emprendedor es visto más como un sujeto a regular que como un activo a potenciar. Las ayudas llegan tarde, son complicadas de justificar y, a menudo, no se adaptan a las fases iniciales del proyecto, justo cuando más apoyo se necesita. El Informe GEM Catalunya 2023 ya alertaba de esta percepción, señalando el apoyo gubernamental como uno de los ámbitos peor valorados por los emprendedores.
Y, finalmente, hay que hablar de la presión fiscal. A pesar de la reciente aprobación de la Ley de Startups, con incentivos fiscales para inversores y mejoras para atraer talento extranjero, la carga impositiva sigue siendo percibida como un obstáculo relevante, especialmente para los proyectos que aún no generan beneficios. Las cuotas fijas de autónomos, por ejemplo, siguen siendo una barrera destacada para quien quiere iniciar una actividad con ingresos inciertos. En el caso de las sociedades, las obligaciones fiscales y contables pueden resultar insostenibles sin recursos administrativos especializados.
El talento y el emprendimiento no pueden ser una apuesta de futuro: deben ser el presente de nuestro país
Sin embargo, y a pesar de este panorama adverso, el emprendimiento en Catalunya resiste. No por inercia, sino por convicción. El espíritu emprendedor persiste gracias a la voluntad de transformar sectores, generar empleo y aportar valor a través de la innovación. Barcelona se mantiene como uno de los polos más activos en atracción de talento internacional, y figura entre las ciudades europeas con más startups per cápita, según se desprende del informe Startup Heatmap Europe 2024.
La resiliencia de este tejido emprendedor es admirable, sí, pero también es frágil. Sin un entorno que lo acompañe y lo fortalezca, las buenas ideas no se convierten en proyectos viables, y los proyectos viables tampoco se convierten en empresas sostenibles.
Si de verdad se quiere fomentar una economía basada en la innovación y el talento, hacen falta mucho más que eslóganes y actos institucionales de cara a la galería. Es absolutamente necesario escuchar a los emprendedores, comprender sus dificultades cotidianas y actuar con rigor y determinación. Las buenas intenciones no pagan las nóminas. Y las notas de prensa, tampoco pagan los impuestos.
Emprender debería ser una opción factible para cualquier persona con ideas y determinación. Y para que eso sea posible, el sistema debe dejar de poner obstáculos y empezar, de una vez por todas, a abrir caminos reales, claros y transitables.
El talento y el emprendimiento no pueden ser una apuesta de futuro: deben ser el presente de nuestro país.