¿Cómo transformar las organizaciones en tiempos de disrupción?

- Esteve Almirall
- Barcelona. Jueves, 5 de junio de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 2 minutos
Nunca como ahora había sido tan urgente transformar las organizaciones. La revolución de la inteligencia artificial no solo lo hace deseable, sino imprescindible. En entornos de alta intensidad competitiva, la transformación no es una opción: es una cuestión de supervivencia.
De la digitalización a la reinvención
Antes de hablar del “cómo”, debemos hablar de la profundidad de la transformación. Durante años hemos utilizado el término digitalizar, heredado de la revolución puntocom de hace casi un cuarto de siglo. Digitalizar puede tener sentido en transformaciones incrementales —hacer lo mismo con nuevas herramientas—, pero es la peor estrategia frente a una disrupción.
Un ejemplo paradigmático es la conversión de formularios en PDF. En lugar de repensar el proceso, muchas organizaciones simplemente lo trasladaron del papel a la pantalla, desaprovechando las enormes posibilidades que ofrecía la tecnología. ¿Os imagináis hacer un pedido en Amazon rellenando un PDF? Absurdo, pero es exactamente lo que aún hacen muchas instituciones.
Digitalizar puede tener sentido en transformaciones incrementales, pero es la peor estrategia frente a una disrupción
Otro caso es la firma digital. En la banca viví cómo digitalizar firmas manuscritas aportaba poco valor. La verdadera innovación era repensar el modelo de contratación, con contratos marco y menos pasos, no digitalizar el proceso anterior.
No se trata de digitalizar, sino de reimaginar. Y eso implica un cambio de mentalidad.
¿Qué nivel de transformación quieres alcanzar?
La transformación depende de la ambición estratégica de cada organización:
- Sobrevivir haciendo lo mismo mejor.
- Competir mejorando procesos con tecnología.
- Reinventarse y crear nuevas ventajas competitivas.
Cada una de estas opciones exige un grado distinto de compromiso y capacidad de innovación. Y requiere, sobre todo, una respuesta colectiva. No se transforma una organización desde la periferia.
Nivel 1: hacer lo mismo, pero mejor
Lo más básico es que los profesionales utilicen las nuevas herramientas para hacer mejor lo que ya hacen. Esto puede fomentarse compartiendo buenas prácticas: hoy en día, un simple grupo de WhatsApp puede hacer mucho más que las antiguas comunidades de práctica de los años 90.
Ahora bien, esta estrategia tiene límites evidentes: depende de la autonomía y capacidad de cada profesional. Por ello, muchas organizaciones designan evangelizadores —personas que exploran el uso de la tecnología y difunden sus posibilidades—. Una figura clave en el ecosistema tecnológico desde los años 70.
Aun así, esta es una estrategia individual e incremental. Mejora lo que ya se hace, pero no plantea nuevas propuestas colectivas ni transforma la organización en profundidad.
Nivel 2: reimaginar procesos
El segundo nivel es el que han adoptado la mayoría de grandes empresas: grupos específicos dedicados a repensar procesos con las nuevas tecnologías. McKinsey, Cuatrecasas, P&G y, por supuesto, todas las empresas tecnológicas han creado unidades de este tipo.
Encontramos casos de microautomatización y automatización de procesos: conciliación de proveedores, recursos humanos, atención al cliente o asesoramiento legal. Esto ha generado ganancias de eficiencia y, en muchos casos, una menor contratación de perfiles junior, con el impacto correspondiente en las carreras internas.
Estas empresas compiten mejor, pero no transforman radicalmente su negocio. La innovación es real, pero no disruptiva.
Nivel 3: reinventar o crear un nuevo negocio
Aquí están las organizaciones que marcarán el futuro. Empresas que quieren redefinir su actividad o crear una nueva.
En educación, plataformas como Duolingo o Jumpspeak han eliminado al profesor, sustituido por tutores de IA. Otras aplicaciones, como Perplexity o Manus, redefinen la búsqueda de información o crean nuevos mercados basados en agentes digitales.
Pronto veremos movimientos similares en el mundo físico. Tesla quiere reinventar la movilidad con el robotaxi, mientras en China se impulsan autobuses públicos eléctricos bajo demanda, 24/7, o furgonetas de reparto autónomas.
Y tú, ¿dónde te quieres situar?
¿Quieres sobrevivir, mejorar o liderar disruptivamente?
La respuesta no es solo estratégica, es colectiva: ¿qué quiere ser tu organización? ¿Y qué está dispuesta a asumir para conseguirlo?
“Si crees que el coste de adoptar la disrupción es alto, prueba el de no adoptarla”.