Argelia anunció el nombramiento de un nuevo embajador para España. Se cierra así una crisis diplomática que había afectado las relaciones entre Argelia y España desde marzo de 2022, dañando los vínculos económicos y empresariales, y que ahora debe resolverse con prudencia para restaurar los lazos entre ambos países.

Una relación cordial conseguida por Pere Duran Farell, que se comprometió con Argelia, estableciendo unas relaciones privilegiadas, en un momento en que los europeos no miraban hacia el sur. Hoy, los gaseoductos desde Argelia transportan a la UE el 70% de su producción, y el grupo argelino Sonatrach y el grupo catalán Naturgy han establecido una alianza que ha permitido a Argelia convertirse en un importante socio para España y Europa.

En estos años, unas 300 empresas españolas se han instalado en Argelia. Multinacionales de diversos sectores, como construcción y obra pública, energía, alimentación o logística y transporte, y están presentes en decenas de proyectos. Argelia todavía no ha explotado turísticamente su litoral mediterráneo, y también se ofrecen grandes oportunidades en gestión hospitalaria, gestión de servicios públicos, ingeniería e infraestructura, aguas…

España ha desempeñado un papel decisivo en el desarrollo de la política mediterránea de la Unión Europea

Las relaciones entre España y Argelia presentan elementos de complementariedad, con intereses comunes y sin gran competencia. Es un hecho lógico, por la proximidad geográfica, y muy interesante desde el punto de vista global. Además, España ha desempeñado un papel decisivo en el desarrollo de la política mediterránea de la Unión Europea y en la articulación de unas relaciones bilaterales más sólidas con los países del norte de África, en particular con Argelia...

En sus relaciones económicas, el comercio bilateral siempre ha sido deficitario para España, ya que Argelia es un suministrador fundamental de productos energéticos, especialmente gas. En el año 2022 las exportaciones españolas a Argelia alcanzaron los 1.021 millones de euros mientras las importaciones llegaron a los 7.597 millones.

Tras las restricciones al comercio bilateral impuestas por Argelia por la crisis diplomática las exportaciones españolas han caído un 75%, contrastando con el repunte de las importaciones de gas debido al mayor precio de los hidrocarburos.

El comercio bilateral siempre ha sido deficitario para España, ya que Argelia es un suministrador fundamental de gas

Argelia es el tercer proveedor de gas de Europa, y el octavo mayor productor mundial, y también tiene petróleo, oro y otros recursos naturales, reservas de divisas, fondos de estabilización y una alta tasa de ahorro. Cuenta con una gran y joven población, territorio y una ubicación geográfica envidiable. Pero, también tiene problemas estructurales, como el excesivo peso del estado, la dependencia de los hidrocarburos, Petróleo y gas son 98% de las exportaciones, 45% del PIB y 65% de los ingresos o el gasto público sobredimensionado con las subvenciones que representan el 25% del PIB.

En este mundo turbulento e incierto, con grandes trastornos geoestratégicos, las fronteras políticas y económicas en las futuras batallas por el desarrollo están condicionadas por el buen gobierno y la mejora del conocimiento. Argelia tiene ambición, pero requiere una estrategia de desarrollo y una visión a largo plazo para construir una economía productiva exitosa, con instituciones sólidas. Su progreso económico dependerá también de su capacidad de mejorar el clima social, atraer inversores y desarrollar una clase empresarial, especialmente las pymes, conciliar la eficiencia económica y la cohesión social es clave.

Es probable que esta última crisis entre España y Argelia haya afectado a las percepciones sobre la confianza y la asociación económica y comercial. No está claro cómo Argelia puede reducir la escalada y guardar las apariencias de ejercer un liderazgo fuerte, pero ambos países deberán hacer juicios diplomáticos cuidadosos en los próximos meses para evitar otras crisis y el daño económico mutuo. Toca facilitar la desescalada para normalizar y estrechar sobre una nueva base sólida unas relaciones de vecindad equilibradas y amistosas.