11 preguntas sobre la próxima Política Agraria Común

- Tomás García Azcárate
- Barcelona. Miércoles, 2 de julio de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
El Instituto de Estudios Giennenses organizó a principio de este mes de junio un seminario que titularon “propuestas de instrumentalización de la PAC 2027 para la provincia de Jaén”. La primera sesión fue sobre “aspectos transversales” y mi buen amigo Sergio Colomo, del IFAPA, me sometió a la tortura dándome media hora para responder a una larga batería de preguntas y obligándome a sintetizar mis respuestas. Aquí está el resultado.
- ¿Cuándo se esperan las propuestas? En principio, está previsto que la Comisión presente sus propuestas agrícolas al mismo tiempo que las propuestas presupuestarias, el 15 de julio de 2025.
- ¿Cuándo empezará la nueva PAC? Es prácticamente imposible que la nueva reglamentación agraria esté operativa el 1 de enero del 2028. Ya estamos tarde. En año y medio no da tiempo a aprobar la indispensable reglamentación comunitaria y la necesaria reglamentación derivada nacional y autonómica. Vamos hacia una prórroga de al menos 1 año y probablemente de más.
- ¿Se esperan grandes cambios con respecto a la política actual? La actual PAC, la del 2026, ya está incorporando nuevos cambios, algunos de los cuales todavía están en forma de propuestas y en negociación entre los Ministros y con los diputados europeos. Por lo tanto, lo lógico sería que en julio no se presentaran grandes novedades.
- ¿Pero qué pasará luego? Lo más esperable (y en política ocurren muchas cosas inesperables) es que nos encontremos con lo que púdicamente se llaman en el lenguaje comunitario una “revisión a medio plazo”, en particular de cara a preparar la adhesión futura de Ucrania.
- ¿Qué gobernanza tendrá la nueva PAC? Las manifestaciones de agricultores han puesto fin al despotismo ilustrado del que hizo gala la primera Comisión Von der Leyen bajo la batuta del Vicepresidente Timmermans. Se impone una dinámica de diálogo en torno a algunas ideas básicas como que “no hay agricultura verde en números rojos”, “es mejor convencer que imponer” y que la transición (agro)ecológica requiere de la adhesión activa de todos los actores de la cadena alimentaria.
- ¿Para quién? La respuesta de la Comisión a esta importante pregunta es “para quién lo necesita”, concepto vago y que tendría traducción diferente en los distintos Estados miembros. Ya volveremos sobre este tema al final de este artículo indicando una posible concreción en España.
- ¿Cómo se va a estructurar? Parece que la Comisión quiere promover una simplificación (para ella) de la gestión de los fondos comunitarios, marcando unas reglas generales y reagrupando los fondos ligados a las principales políticas con desembolso presupuestario en un “fondo nacional de competitividad”.
- ¿Qué políticas entrarán en este fondo? A estas alturas no se sabe. La primera idea parece ser que fue el que estén juntos tanto los (¿antiguos?) fondos agrarios como los de política social y territorial (fondo regional y de cohesión). Esta propuesta levantó una fuerte oposición desde la agricultura, tanto entre los interlocutores sociales como entre los Ministros del ramo y la Comisión correspondiente del Parlamento Europeo. A raíz de esta movilización, parece que los fondos relacionados con el primer pilar de la PAC (ayudas a los agricultores y gestión de mercados) se han caído de la propuesta pero no los del llamando “segundo pilar”, los del desarrollo rural, primos hermanos de los fondos regional y de cohesión. Esta propuesta podría asegurar una mayor coherencia entre los distintos fondos con impacto en el territorio pero una menor integración entre los dos pilares de la misma política agraria. Parece que Alemania ya se ha manifestado públicamente a favor de mantener la unidad de los dos pilares.
-
¿Es este fondo único una simplificación”? Para la Comisión sin duda, para los Estados miembros, exactamente lo contrario. Hemos tenido en el campo agrario una experiencia, que sería a pequeña escala comparado con lo que acontecería si se aprueba el “fondo nacional de competitividad”. Se trata de la preparación, elaboración, negociación y aprobación del Plan estratégico de la PAC 2023-2027.
Ha sido un ejercicio útil, pero extremadamente complicado que ha acabado con el agotamiento físico de los servicios correspondientes del Ministerio de Agricultura y de las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas. El ampliar este ejercicio a todas las administraciones (e interlocutores sociales) relacionados con el territorio es una pesadilla que vendría a confirmar que la fecha del 1 de enero del 2028 (véase punto1) está fuera de alcance. - ¿Tiene la Comisión los medios de garantizar la convergencia comunitaria de los fondos nacionales de competitividad? De nuevo la experiencia agrícola es útil. La Comisión ha demostrado no tener hoy la capacidad administrativa y de gestión necesaria para asegurar la supervisión efectiva de los 27 Planes estratégicos nacionales. Es difícilmente imaginable que pueda conseguir, escalando el campo del ejercicio, la supervisión general que no ha podido alcanzar a nivel agrícola.
- ¿Una medida estrella? Sergio me pidió que terminara planteando cuál debería ser la medida estrella de la nueva PAC, pregunta difícil que agradecí profundamente.
Relacioné mi respuesta con la respuesta a la pregunta 6: ¿Para quién? Para no largar demasiado esta entradilla, remito al sufrido lector que ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí a mi artículo “¿Qué agricultura y, sobre todo, qué agricultores queremos apoyar con dinero público en el futuro?, publicado el 7 de mayo pasado.