Lourdes García define la inteligencia artificial como una herramienta disruptiva que puede mejorar la vida profesional y personal. En su rol de responsable de Innovación de Enel Grids Iberia, García y su equipo aplican la tecnología en ámbitos como el análisis de datos masivos y en un proyecto con la Agencia Espacial Europea para prevenir los daños de fenómenos meteorológicos extremos en la red eléctrica.

Respecto al debate sobre el impacto laboral, García lo ve como una oportunidad y no como una amenaza, anticipando la creación de nuevos puestos de trabajo, aunque reconoce que transformará las tareas más repetitivas. En el ámbito ético, la experta celebra la regulación europea y subraya la necesidad de un equilibrio entre la innovación y la protección de los derechos de las personas.

¿Qué es para usted la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial es una disrupción tecnológica de la que ahora mismo se habla muchísimo, pero realmente abarca muchas disciplinas de computación, como es el caso del deep learning. Ahora, recientemente, se habla mucho de ChatGPT u otras plataformas que se han abierto al público y permiten hacer búsquedas. Para mí, la IA es una herramienta que nos permite mejorar nuestra vida profesional y personal.

¿Qué uso hace, personalmente, de la IA cada día?
Utilizo mucho la inteligencia artificial a escala profesional y personal. Sobre todo para automatizar actividades, generación de textos, hojas de cálculo, traducciones y presentaciones. También nos sirve para todo lo que es la revisión documental y la planificación de actividades familiares. 


¿Desde su rol de innovación en la gestión de la red de distribución eléctrica de Enel, podría decirnos en qué ámbitos es vital la presencia de la inteligencia artificial?
Ahora mismo, desde el área de innovación, estamos trabajando en el tratamiento de información de datos masivos. Esto nos permite mejorar lo que es el análisis de esta información, siempre desde la perspectiva de una normativa interna que nos obliga a garantizar la privacidad.

Otro ámbito es el proyecto con la agencia aeroespacial europea, donde combinamos imágenes de satélite con inteligencia artificial para prevenir fenómenos meteorológicos extremos. De esta forma podemos medir la vulnerabilidad de nuestra red e, incluso, conocer en qué puntos debemos focalizar nuestras inversiones. De todos modos, con la inteligencia artificial, yo siempre recomiendo que haya una cierta supervisión humana. 

Entrevista Lourdes García, ONIA, Endesa / Foto: Carlos Baglietto
Imagen de Lourdes García, responsable de Innovación de Enel Grid Iberia | Carlos Baglietto

¿Cuáles son estas vulnerabilidades que ustedes han detectado o que cree que hay que reforzar a partir del análisis hecho con IA?
Hemos hecho un trabajo para detectar en qué zonas existe más riesgo de inundación y cómo podemos valorar este impacto sobre nuestra red.

¿Qué obstáculos o barreras se han encontrado empresarialmente en este proceso de aplicar la inteligencia artificial?
Personalmente, diría que es como cualquier otra disrupción tecnológica. El primer punto a tener en cuenta es que hay que tener un conocimiento sobre la inteligencia artificial y formar a las personas. Tenemos que garantizar el acceso a la formación de inteligencia artificial.

De hecho, Endesa está apostando por un trabajo de formación de todo el personal con esta tecnología. Después, nosotros gestionamos una red de distribución eléctrica que, en algunos casos, tiene muchos años. Por lo tanto, hablamos de instalaciones con unos datos limitados y es necesaria una actualización, siempre garantizando la privacidad de toda la información que gestionamos. 

La inteligencia artificial automatiza procesos manuales y permite dedicar más tiempo a las tareas de valor añadido, pero a veces puede generar que el trabajador lo observe como una amenaza. ¿Ustedes lo han detectado de esta manera o bien han visto que los trabajadores han aceptado el nuevo contexto de forma proactiva?
Por lo que respecta a los trabajadores, no hemos encontrado ninguna barrera. Este debate no solo es para Endesa, se aplica en general. Estamos al inicio de lo que es la inteligencia puramente, pero yo me imagino que será necesaria una transformación de los puestos de trabajo.

No lo veo como un obstáculo, sino como una oportunidad. Normalmente, estas revoluciones tecnológicas han representado una oportunidad de creación de trabajo. Seguramente habrá un impacto en aquellas tareas más repetitivas y, no sé si me adelanto, pero de aquí a unos años veremos trabajos nuevos que ahora mismo no nos imaginamos. 

¿Qué opinión tiene sobre el debate ético en torno a la inteligencia artificial?
Ahora mismo, el debate se centra mucho en Europa porque se ha publicado una ley específica para garantizar un uso ético de la inteligencia artificial que yo creo que está muy bien planteada. La prioridad debe ser hacer un bien común para toda la sociedad. Ahora bien, cuando entramos a hacer regulaciones de tecnologías, debemos encontrar un equilibrio entre los derechos de las personas y la innovación.

Ha puesto de ejemplo la reciente ley de la Unión Europea, pero ¿quién cree que debe ser el responsable de las buenas prácticas?
La administración debe establecer unas bases para cómo se debe hacer este uso. Más allá de la ley europea, también hay que instar a las empresas privadas a garantizar una gestión de datos masivos con transparencia y una cierta privacidad. Insisto, siempre focalizando en los colectivos más vulnerables o que no tengan acceso a la inteligencia artificial.

Para terminar, usted se ha adelantado, pero me interesa que me dé su opinión de cómo la IA cambiará, a medio y largo plazo, la relación entre las empresas y los consumidores
Entre los próximos cinco y diez años seguramente veremos nuevas ocupaciones que ahora no nos podemos imaginar. Igual que pasó con internet, ahora tenemos trabajos que hace 20 años seguramente no nos pensábamos. Esto impactará sobre todo en trabajos, como he dicho antes, que sean más automatizables. Yo siempre lo veo con una visión muy positiva.