En un extenso memorando publicado justo antes de presentar los resultados financieros del segundo trimestre, el CEO de Meta Platforms, Mark Zuckerberg, ha revelado un nuevo y ambicioso objetivo: crear una superinteligencia personal accesible para todo el mundo. “La visión de Meta es llevar la superinteligencia personal a cada persona”, afirmó el ejecutivo, planteando un modelo donde los usuarios puedan usar sistemas de IA avanzados para alcanzar sus propios objetivos personales, desde la productividad hasta la creatividad o el desarrollo emocional.

En contraposición a otras propuestas en la industria, como la automatización general del trabajo, Zuckerberg sostiene que el enfoque de Meta se centra en empoderar al individuo, en lugar de dejar el desarrollo de la superinteligencia bajo control centralizado. “Creemos en poner este poder en manos de las personas para que lo dirijan hacia lo que más valoran en sus vidas”, escribió el empresario en su manifiesto.

Aunque evitó ofrecer una definición técnica de “superinteligencia”, Mark Zuckerberg adelantó que Meta utilizará su infraestructura tecnológica, incluyendo gafas de realidad aumentada (AR) y dispositivos de realidad virtual (VR), para ofrecer esta nueva generación de IA directamente a los consumidores.

¿Qué significa la superinteligencia personal?

El anuncio de Zuckerberg no incluye detalles técnicos precisos, pero sí marca una orientación estratégica clara: el desarrollo de sistemas de IA avanzados que no solo interactúen con el usuario, sino que se adapten a su contexto, estilo de vida, intenciones y emociones. Meta busca posicionarse como líder en una nueva era de interacción humano-máquina, en la que los modelos de lenguaje y visión por computador se integren en entornos inmersivos mediante sus productos estrella:

-Dispositivos Meta Quest (realidad virtual).

-Gafas inteligentes de RA, desarrolladas en colaboración con Ray-Ban.

-Asistentes digitales basados en modelos LLaMA, que la empresa promueve con un enfoque más abierto que rivales como OpenAI o Google.

La compañía ha destacado su apuesta por el código abierto como ventaja competitiva, aunque Zuckerberg matizó durante la llamada con inversores que “no todo será de código abierto”, sobre todo a medida que se acerquen a niveles de IA más potentes. “A medida que nos acercamos a una superinteligencia real, hay un nuevo conjunto de preocupaciones de seguridad que debemos tomarnos muy en serio”, señaló el propietario de Meta. La reciente creación del equipo Meta Superintelligence Labs (MSL), anunciado en julio, es una muestra de cómo la empresa está reorientando recursos para competir de tú a tú con gigantes como Microsoft, Google, OpenAI y xAI (la compañía de IA de Elon Musk).

El músculo financiero de Meta

Meta refuerza su músculo financiero mientras Reality Labs sigue en números rojos. El plan hacia la superinteligencia llega respaldado por unos resultados financieros sólidos en el segundo trimestre del año:

-Ingresos totales: 41.100 millones de euros, un aumento del 22% interanual.

-Beneficio neto: 15.800 millones, un crecimiento del 36% respecto a 2024.

-Ingresos por publicidad: 40.200 millones, superando ampliamente las expectativas de Wall Street.

-Usuarios activos mensuales: 3.000 millones, una subida del 6%.

Según Zuckerberg, este crecimiento publicitario ha sido posible en parte gracias a la IA, que ha mejorado la eficiencia de los algoritmos de segmentación y optimización de anuncios. Sin embargo, Reality Labs, la división encargada de las tecnologías inmersivas, sigue representando el mayor reto financiero de Meta:

-Ingresos: 320 millones (por debajo de los 334 millones esperados).

-Pérdida operativa: 3.900 millones solo en el trimestre.

Pese a estas cifras, la compañía no muestra señales de retirada. Zuckerberg lo dejó claro: el desarrollo de hardware inmersivo es esencial para hacer realidad su visión de una IA personal e integrada en el día a día de los usuarios.

Una apuesta disruptiva

El discurso de Zuckerberg parece diseñado no solo para entusiasmar a los inversores, sino también para marcar distancia ética y filosófica con otros actores de la inteligencia artificial. Frente a quienes buscan automatizar el mundo laboral y centralizar la toma de decisiones, Meta promete una IA que actúe como asistente, mentor o compañero personal.

Queda por ver si la empresa puede cumplir esa promesa sin renunciar a la transparencia y seguridad que una tecnología tan potente requiere. La paradoja entre su defensa del código abierto y sus reservas sobre la seguridad es real. Pero, de momento, Meta tiene los recursos, los datos y la ambición para liderar la carrera hacia esa “superinteligencia personal”.