La ética de la IA al frente: el foro global de la UNESCO se consolida como el espacio mundial por excelencia, la ética de la inteligencia artificial con mirada del Sur Global. Del 24 al 27 de junio, Bangkok se transformó en el epicentro del debate global sobre la ética de la inteligencia artificial. Más de 100 países se dieron cita en el 3º Foro Global sobre la Ética de la IA, organizado por la UNESCO y el Reino de Tailandia. No se trató solo de un evento diplomático o académico: fue una señal geopolítica. En un mundo donde los modelos de IA avanzan más rápido que las políticas públicas, Tailandia reivindicó con firmeza el derecho —y la responsabilidad— del Sur Global de participar activamente en el trazado de las reglas del juego. Al mismo tiempo, el Foro Global sobre la Ética de la IA, creado en el 2022 por el sector de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO a cargo de Gabriela Ramos (candidata a Directora General de dicha organización), se consolida una vez más como el referente global.
En su discurso de apertura, la Primera Ministra Paetongtarn Shinawatra fue contundente: “La IA ya no es el futuro, es el poder que moldea nuestro presente”. Pero no se quedó en una declaración retórica. Propuso tres principios guía para el desarrollo ético de la IA en Tailandia: maximizar su potencial para el bien común, prevenir sus usos nocivos —en especial en relación con la desinformación— y asegurar que las personas sigan en el centro, con trabajo digno y oportunidades para todos. Pero si el discurso fue potente, la agenda del foro lo fue aún más. Desde la apertura con figuras como Jaron Lanier, uno de los padres de la realidad virtual, hasta la clausura con las principales autoridades de UNESCO y del gobierno tailandés, el foro combinó el debate técnico con el compromiso ético y político.
Un mosaico de temas, voces y urgencias
Durante dos días, la agenda desplegó más de 30 sesiones entre plenarios y paneles paralelos. Se abordaron desde temas clásicos —como la regulación y la supervisión de la IA— hasta dimensiones emergentes y críticas: nanotecnología, inclusión de personas con discapacidad, diversidad lingüística, justicia algorítmica, uso judicial de la IA, sostenibilidad ambiental e incluso el rol de la IA en la reducción de riesgos de desastres.
Una de las sesiones más potentes fue la dedicada al liderazgo de mujeres en políticas de IA, organizada por la plataforma Women4EthicalAI de UNESCO. Allí se debatió la subrepresentación femenina en el diseño de tecnologías, los sesgos de género en los datos y las salidas posibles desde la ética y la gobernanza. Fue un recordatorio necesario: sin igualdad de género, no hay IA verdaderamente ética. La sesión sobre supervisión global de la IA, en la que se presentó la Red Global de Autoridades Supervisoras (GNAIS), dejó claro que el futuro de la regulación no podrá depender solo de actores privados o de acuerdos fragmentados. Hace falta cooperación, transparencia y autoridades robustas, con legitimidad social y técnica. La auditoría algorítmica sigue sumando adeptos como herramienta fundamental para garantizar la gobernanza ética.
También destacaron espacios sobre el papel de las organizaciones de la sociedad civil y el mundo académico, como la sesión de lanzamiento de la Red Global de OSCs y universidades por la Ética de la IA, que propuso un plan de trabajo colaborativo a escala internacional. La inclusión del panel “AI for Youth, AI by Youth”, donde jóvenes de Asia, África y América Latina compartieron proyectos y visiones, fue otra prueba de que el futuro de la gobernanza algorítmica debe ser intergeneracional.
Del foro a la acción
Más allá de las sesiones públicas, el foro incluyó reuniones estratégicas de alto nivel: diálogos ministeriales cerrados, encuentros de redes regionales y reuniones técnicas sobre la implementación de la Recomendación de la UNESCO sobre la Ética de la IA. Un hito clave fue el anuncio de que el AI Governance Practice Center (AIGPC) de Tailandia será socio regional de UNESCO para Asia-Pacífico, en la implementación de dicha Recomendación. Este centro funcionará como nodo de capacitación, certificación y producción de conocimiento, con foco en amenazas emergentes como fraudes generados por IA y desinformación sintética.
Además, Tailandia presentó los resultados preliminares de su autoevaluación con la Metodología de Evaluación de Preparación Ética (RAM), instrumento de UNESCO que permite a los países medir su infraestructura, capacidades humanas y políticas para el desarrollo ético de IA. Esta evaluación orientará futuras inversiones y reformas normativas adaptadas al contexto tailandés.
Una visión común, múltiples caminos
El foro de Bangkok no ofreció recetas únicas, pero sí dejó un mensaje claro: la ética de la IA no puede depender de soluciones exportadas ni de principios vacíos. Necesita instituciones sólidas, participación plural, datos representativos y marcos normativos capaces de adaptarse a la velocidad del cambio tecnológico. En un contexto global donde el capital y el código tienden a concentrarse, este tipo de foros —multilaterales, diversos y con liderazgo del Sur Global— son fundamentales para reequilibrar la conversación.