La inteligencia artificial ha trascendido la fase de experimentación para convertirse en un motor tangible de rentabilidad y ventaja competitiva. Así lo confirma el estudio global The Leadership Blueprint for Artificial Intelligence publicado por el Oliver Wyman Forum, que dibuja un panorama donde las empresas líderes no solamente experimentan con IA, sino que ya cosechan sus frutos económicos de manera sustancial.

La investigación, basada en encuestas a 165 ejecutivos de empresas cotizadas en Nueva York y 67 directivos europeos, así como en datos de más de 16.000 empleados y consumidores de 17 países, desvela que el 17% de las grandes corporaciones (con ingresos superiores a los 1.000 millones de dólares) ha logrado mejorar su facturación en un 10% directamente a través de la reducción de costes habilitada por sus iniciativas en IA.

El impacto va más allá de la optimización interna. El informe destaca un dato revelador: en una de cada tres empresas consideradas líderes en esta tecnología, el 20% de sus ingresos totales procede ya de productos y servicios potenciados o habilitados por la inteligencia artificial. Este hallazgo subraya la capacidad de la IA no solo para hacer más eficientes los procesos existentes, sino para generar nuevas líneas de negocio y fuentes de ingresos.

El optimismo entre los directivos que han apostado fuerte por esta herramienta es palpable. El 79% de los directores ejecutivos (CEO) de estas compañías pioneras afirma que las inversiones realizadas en IA ya han cumplido o superado sus expectativas iniciales, una tasa de satisfacción que refleja el alto retorno de la inversión (ROI) alcanzado.

El estudio identifica una fractura cada vez más profunda en el mundo empresarial. Casi la mitad (46%) de las empresas líderes priorizan la IA y la transformación empresarial a largo plazo como su principal motor de valor. En cambio, este nivel de compromiso estratégico cae al 26% en el resto de las compañías, lo que denota una diferencia crucial en la visión y la ambición.

Esta divergencia se manifiesta también en la capacidad de adaptación. Mientras que el 86% de los CEO de las firmas líderes ven en la volatilidad y el cambio de comportamiento del cliente una oportunidad de crecimiento, esta perspectiva positiva se reduce al 60% en las empresas no líderes. “Las grandes empresas líderes utilizan la volatilidad a su favor”, sentencia el informe.

Oliver Wyman identifica cuatro características distintivas que definen a las compañías que están triunfando en la implementación de la IA:

-Velocidad y enfoque en el ROI: Implementan con agilidad y miden el retorno de la inversión de manera rigurosa.
-Transformación profunda del negocio: No se limitan a proyectos piloto, sino que reconfiguran sus modelos de operación.
-Capacidad para actuar en la incertidumbre: Toman decisiones ágiles, incluso sin tener toda la información.
-Cultura organizativa habilitadora: Fomentan una cultura de innovación y adaptación entre sus equipos.

Además, el talento interno y la confianza de los empleados en las herramientas de IA han emergido como factores críticos de ventaja competitiva, sugiriendo que la tecnología por sí sola no es suficiente sin un capital humano preparado y motivado para impulsarla. El mensaje del estudio es claro: la IA ha dejado de ser una promesa futura. Es una realidad que está reconfigurando el mercado, premiando con crecimientos significativos y resiliencia a quienes apuestan por ella de forma estratégica, y dejando atrás a quienes subestiman su potencial transformador.