El arranque del año ha generado no pocos sustos y sinsabores a los inversores en acciones. Subidas de tipos de interés por parte del BCE (0,5%) y de la Fed (0,25%), inflaciones subyacentes muy altas y la inesperada crisis bancaria con la caída del Silicon Valley Bank (SVB) y la absorción de emergencia de Credit Suisse por su colega UBS. Pese a ello, los índices han ido especialmente bien, gracias al empuje de enero y febrero. El IBEX 35 sube el 12%, el EuroStoxx 50 el 13% y en el otro lado del Atlántico, el tecnológico Nasdaq se ha apuntado un alza del 18% que se reduce al 5,5% para el S&P 500.

Unos registros muy positivos que, en gran parte, responden a que todavía no se ha producido la esperada caída del beneficio de las empresas como consecuencia de una desaceleración económica que pueda terminar en recesión. Y es que el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales es a partir de este segundo trimestre del año cuando empezará a hacer efecto en la economía, habida cuenta de que suele transcurrir un año para el contagio en la economía real.

Como indica Aneeka Gupta, director de análisis macroeconómico de la gestora Wisdom Tree, “los mercados de renta variable no tienen en cuenta que la economía mundial no se ha enfrentado a un ritmo tan agresivo de endurecimiento monetario en más de una década y las ramificaciones, aunque retardadas, acabarán sintiéndose en todos los activos de riesgo”. Y añade: “el hecho de que el foco de atención pase de la inflación a una recesión, abre la posibilidad de varios resultados para los bancos centrales y los tipos de interés. Teniendo esto en cuenta, 2023 podría caracterizarse por unos tipos de interés más altos en la primera mitad, seguidos de tipos más bajos en la segunda, a la vez que la recesión mundial cobra protagonismo”, concluye.

Una visión coincidente con la de los expertos de Generali Investments, Michele Morganti, estratega senior de renta variable y Vladimir Oleinikov, analista cuantitativo senior:  “vemos a la renta variable generando rendimientos positivos limitados durante los próximos 12 meses. Dicho esto, buscaremos mejores niveles de entrada una vez que la desaceleración y el endurecimiento de la política monetaria estén plenamente descontados”. Y en cuanto a las expectativas empresariales, indican que las previsiones de beneficios y márgenes aún pueden sufrir revisiones a la baja. “No esperamos un descenso significativo de los beneficios, pero es probable que el consenso de los analistas descienda entre un 3% y un 10% para los años 2023 a 2025”, explican.

Chris Iggo, CIO Core Investment Managers en la gestora de fondos AXA IM muestra también su preocupación por la marcha de los resultados empresariales debido a una desaceleración de las economías. “La situación de las Bolsas podría empeorar a corto plazo. Es difícil que los mercados de renta variable obtengan buenos resultados en un entorno así. Llevamos mucho tiempo temiendo que los beneficios del mercado estadounidense sigan a la baja, dados los problemas de la tecnología, la energía y, ahora, el sector bancario”, explica. Aunque si bajan los precios de las acciones y también desciende la rentabilidad de los bonos podría esperarse a medio plazo una recuperación del mercado.

Un informe de esta misma semana del estadounidense Bank of America muestra también una desconfianza sobre la evolución del mercado europeo y ofrecen una cifra preocupante: “Nos mantenemos negativos en la renta variable europea, infraponderados en valores cíclicos frente a valores defensivos y valor frente a crecimiento: nuestras expectativas de debilitamiento del crecimiento, aumento de las primas de riesgo y desvanecimiento de las expectativas de beneficios empresariales implican una caída de alrededor del 20 % para el Stoxx 600 de aquí al tercer trimestre del año”, explican.

Valoraciones altas

Desde Generalli Investments consideran que las valoraciones de las acciones permanecen todavía en una zona incómoda, a menos que el ciclo se acelere sorprendentemente a partir de aquí y a un ritmo firme, “pero este no es nuestro escenario base”. Aneeka Gupta destaca la carestía de las Bolsas de Estados Unidos: “las valoraciones del mercado de renta variable estadounidense desde el punto de vista de la relación precio/beneficio (PER) siguen siendo altas en todo el mundo, mientras que Japón sigue cotizando con un 29% menos respecto a su media de los últimos 15 años. A pesar del reciente repunte, las valoraciones europeas, con un PER de 13,7 veces, se mantienen con un 14% menos respecto a su media de los últimos 15 años. Dicho esto, hace tres meses las valoraciones de la renta variable europea cotizaban con un 35% menos respecto a su media de los últimos 15 años. Tras recorrer la mitad de la distancia que les separa de su media a largo plazo, las valoraciones europeas podrían tener que enfrentarse a las adversidades de una política monetaria más restrictiva”, explica.

Defensivos o de crecimiento

Los analistas siguen centrándose en valores defensivos frente los de crecimiento en un entorno de desaceleración económica, aunque no se ponen muy de acuerdo en su elección. Por ejemplo, desde Generali, prefieren Europa frente a Estados Unidos y les gusta especialmente la renta variable de Reino Unido, Japón y China. Por sectores y en la Unión Europea, “infrapoderamos seguros frente a bancos. También reducimos la exposición a los bienes de equipo (están caros en términos relativos). Sobreponderamos bancos, bienes duraderos, financiero, alimentación minorista, equipamiento sanitario, software y utilities. Al contrario, infraponderamos servicios de comunicación profesionales, medios de comunicación, materiales, seguros y farma”, explican.

El experto de Wisdom Tree también espera un mejor comportamiento de los mercados asiáticos. “De cara al futuro, podemos ver que las estimaciones de revisión de ganancias muestran un marcado giro en China, Japón y los Mercados Emergentes (ME), mientras que EEUU y Europa están a punto de registrar nuevas caídas de los beneficios”, explica.

Para los analistas de Bank of America consideran los alimentos y bebidas y productos farmacéuticos, como las mejoras opciones defensivas, mientras que infraponderan cíclicas como bancos y automóviles.