Los anglicismos cada vez tienen una presencia más fuerte en el lenguaje laboral y de los recursos humanos y outsourcing es una de esas palabras que ya se ha asentado y convive con sus posibles pares españoles, "externalización" o "subcontratación", aunque los va sustituyendo. Se trata de la subcontratación de empresas por parte de administraciones públicas o de otras empresas para cubrir servicios que no son su especialidad. Simplificado con ejemplos, outsourcing es lo que hace una empresa o un ayuntamiento que contrata a otra para el servicio de atención al cliente o para la limpieza.

En algunos casos, como sucede con el 112 subcontratado por la Generalitat, el outsourcing no satisface las condiciones laborales esperadas por los trabajadores, que en este caso irán a huelga este lunes para pedir la mejora de "deficiencias graves"  de cara a la inminente prórroga del contrato. Para las empresas, en cambio, en muchas ocasiones el outsourcing permite reducir costes y agilizar servicios que no son centrales para la empresa, así como alimenta a otras muchas empresas que viven de la subcontratación de servicios, como por ejemplo las de limpieza, seguridad o call-centers. 

La consultora de recursos humanos Constant, que ofrece este tipo de servicios, destaca entre sus beneficios "la reducción de costes, la gestión operativa de la organización más competitiva -en el caso de las administraciones públicas, comparable al de las empresas- y poder centrar su tiempo en centrarse en el 'core' del servicio o negocio", según explica Mercedes de Pablo, CEO del Grupo Constant. O sea, una empresa de telefonía se puede centrar en su producto si subcontrata la instalación, la limpieza o la atención al cliente.

"La clave del outsourcing y los facilities reside principalmente en la capacidad de ofrecer un trato taylor made, que se adapte de manera precisa a las necesidades y particularidades de cada cliente y, sobre todo, del sector en el que opera. El objetivo es ayudar a las compañías y administraciones a ser más eficientes", explica De Pablo.

Ante la dificultad de algunos sectores y empleos para encontrar personal cualificado, De Pablo advierte que la subcontratación u outsourcing puede ser importante. "La mayoría de los departamentos de Recursos Humanos tienen dificultades para encontrar los perfiles profesionales que necesitan, y es en este punto donde las empresas especializadas en trabajo temporal, outsourcing y facilities como la nuestra juegan un papel esencial", apunta De Pablo.

"Creemos en un modelo de especialización por línea de servicio. Es imprescindible que cada marca o división dentro de la compañía tenga el expertise del sector en el que opera, es decir, que los profesionales que prestan el servicio de externalización tengan un profundo conocimiento sobre dicha actividad. La gestión de personal profesional cualificado es un factor clave y cada vez más importante para el éxito empresarial", reflexiona. 

En el actual panorama laboral, "la competencia global y los rápidos cambios del mercado han hecho de la subcontratación una estrategia vital para las empresas que buscan aumentar la eficiencia, reducir costes y centrarse en su negocio principal", desarrolla De Pablos. El outsourcing es en este contexto "un mecanismo de flexibilidad tanto para las empresas como para los trabajadores", que permite variabilizar costes a las primeras y tener empleadores especialistas a los trabajadores. 

Algunos riesgos 

Aunque "en ocasiones, los trabajadores han percibido negativamente la subcontratación y la externalización debido a que las condiciones laborales son diferentes a los empleados habituales en la empresa", apunta De Pablo, esto ha cambiado desde que, a partir de la reforma laboral de 2022 las empresas están obligadas a aplicar el convenio del sector por encima del convenio de la empresa. 

El abogado del Col·lectiu Ronda Sergio Maldonado, reconoce que la reforma laboral ha ayudado a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados, pero detecta aún importantes lagunas que pueden ayudar a "precarizar" al trabajador. En primer lugar, "como la mayoría de servicios subcontratados son de menor nivel técnico que los servicios principales de la empresa que subcontrata, el convenio del sector será peor que el convenio de la empresa que contrata", lo cual genera una desigualdad dentro del espacio de trabajo. Por la otra, existe el "riesgo" de que se incurra en una "cesión ilegal de trabajadores", que es lo que sucede cuando los trabajadores de la empresa subcontratada responden, a la práctica, a la empresa contratadora, y lo hacen de manera continua y sostenida en el tiempo. 

Por otra parte, Carlos Gutiérrez, secretario de estudios y formación sindical de Comisiones Obreras y trabajador de Telefónica, apunta a un tercer riesgo, que proviene de la Ley de Desindexación de 2015. Esta ley desvincula el IPC de las actividades del sector público y hace que los trabajadores subcontratados por administraciones públicas vean cómo sus salarios no suben cuando lo hace la inflación. "Cuando suben los salarios por convenio, las administraciones públicas deberían trasladarlo pagando más a las empresas para que estas puedan trasladar la subida salarial a sus costes", apunta Gutiérrez.

"Para salvaguardar el bienestar de los trabajadores se debe priorizar la adaptabilidad empresarial y la preservación de los derechos laborales para lograr un equilibrio adecuado. En definitiva, la subcontratación posee ventajas económicas sustanciales, pero debe ir acompañada de una supervisión responsable", apunta De Pablo, que cree que "la subcontratación presenta beneficios sustanciales tanto para las empresas como para los empleados: las compañías pueden optimizar sus operaciones centrales, ahorrar en gastos generales y aumentar la productividad, mientras que se amplían las opciones profesionales y se fomenta el crecimiento de habilidades para los trabajadores que, de otro modo, no habrían encontrado estas oportunidades".