Forjado en la automoción, sobre todo en Nissan, y en Comisiones Obreras desde los años 90, Javier Pacheco (Barcelona, 1970) combina el perfil de sindicalista de toda la vida -tono contundente, pasión por la industria- con las visiones de futuro necesarias para afrontar la transición ecológica, feminista y digital de la economía. Así, reescogido en 2021 después de suceder en el año 2017 a Joan Carles Gallego, da a entender que no habrá una futura reelección ("es muy difícil que eso pase") y reconoce que pronto será la hora de que una mujer ocupe la secretaría general del sindicato, hecho que no se ha dado nunca en la historia de la agrupación. Pragmático, cree que estamos ante una posible recesión y sufre por los costes de la transición energética en la automoción y la reindustrialización pendiente de los antiguos terrenos de Nissan.

Este jueves Uber Eats recibió una querella por posible organización criminal. Glovo también acumula denuncias y sanciones. Estas empresas se saltan lo que dicen los sindicatos y también la ley. ¿Si hay multas y las empresas siguen con las mismas prácticas, la administración es cómplice por no frenarlo?
Totalmente. El gobierno tendría que poder cerrar una empresa que, como Glovo, ha mostrado reiteradamente el incumplimiento voluntario de la ley de manera escandalosa. Una empresa que esclaviza trabajadores no interesa al desarrollo económico y social del gobierno. El gobierno tiene que tomar el control de la empresa y sacarla de las manos de sus gestores. 

Entonces, el ministerio de Trabajo sobreactúa cuando pone estas multas, pero no hace lo suficiente.
No, no, no es el ministerio de Trabajo, es el gobierno.

¿Pero a qué ministerio tenemos que mirar?
Al conjunto del gobierno, que tiene que garantizar mediante la ley mercantil, su capacidad de intervención. Tiene que modificar el marco normativo para, apelando a la Constitución, intervenir contra una empresa que está vulnerando leyes.

Pero entonces está pidiendo políticas intervencionistas.
Por supuesto, cuando sirve para proteger los intereses de la ciudadanía. Eso no es bolivariano, lo hacen los alemanes cada vez que tienen un problema.

Volviendo al ministerio de Trabajo, ha habido una reacción crítica con el gobierno de Grecia por la reforma laboral, pero en España tener más de un trabajo está permitido aunque se trabajen 13 horas y también hay jornadas maratonianas de seis días en algunos sectores. La ministra lo criticó, pero a la reforma no se opuso.
Hay una diferencia fundamental que es la capacidad de intervención de la negociación colectiva, que en Grecia el gobierno conservador está eliminando. Claro que en España en algunos casos es deficitario, pero el impacto de la regulación horaria en España está garantizado por la negociación colectiva. Ellos desarticulan los espacios sindicales para permitir que los empresarios hagan lo que quieran. Sí que es cierto que hay una oportunidad para replantear la jornada laboral y estamos trabajando en una propuesta en este aspecto. Pero cuando hablamos de reducciones de jornada también hay que tener en cuenta los sesgos de género y se tiene que hacer bien. Porque si no incorporamos la corresponsabilidad con las reducciones de trabajo, puede tener una consecuencia dañina en las cargas de trabajo de las mujeres y promover su expulsión del mercado de trabajo.

Ya que comenta el tema del género, si no me equivoco no ha habido nunca una mujer secretaria general de Comisiones Obreres o UGT ni en Catalunya, ni en España. ¿Cree que ya es hora?
Hay muchas mujeres como delegadas sindicales y también representantes a nivel autonómico. Creo que hay nueve secretarías generales en responsabilidades de federaciones estatales o de comunidades autónomas.

Ya, pero centrándonos en Catalunya y el Estado español, ninguna secretaria general.
Evidentemente, partimos de un modelo de trabajo protagonizado por el patriarcado, pero en los últimos diez años se están incorporando muchas mujeres a la organización, más que hombres. Tenemos más mujeres que hombres en los órganos de dirección y dedicamos esfuerzos para hacer esta transición, pero la democracia interna de las organizaciones tiene sus plazos y mandatos de cuatro años. Eso llegará y será un buen punto, haremos todos los esfuerzos. Es muy importante que haya referentes al frente, pero todavía más importante es que llevemos casi 7 años seguidos donde el incremento neto de la afiliación de comisiones obreras se produce gracias netamente al aumento de la afiliación de las mujeres. Estamos perdiendo afiliación de hombres.

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Javier Pacheco. Fotografía: Miquel Muñoz

Uno de los últimos conflictos industriales y laborales que ha vivido Catalunya ha sido el cierre de Nissan. Un proyecto que sigue encontrando trabas. ¿Como ve la situación actual?
El proyecto del hub de Nissan se ha comprometido a contratar entre 800 y 900 personas, pero estas personas a estas alturas todavía no tienen ninguna prespectiva en el horizonte, porque el inicio de la producción se está aplazando progresivamente y no hay trabajo efectivo para contratarlas. Ahora ya estaríamos hablando de junio de 2024, y cuando lleguemos a junio... ya veremos cuándo empieza. Mientras tanto, lo que hemos hecho es tirar de los contratos de formación, para cumplir con los compromisos de contratación de estos trabajadores, que en diciembre agotarán el paro.

¿Y estas personas qué harán?
En diciembre se contratarán unas 300 personas para hacer formación de adaptación a la electrificación y una parte de los empleados trabaja en el estado de adaptación de las líneas de producción que se recuperarán para cuando todo pueda arrancar. De momento, tenemos estos contratos de formación dual. Pero si este hub fracasa, fracasa todo.

¿Y a quién culpamos de esta incertidumbre? ¿Generalitat, Gobierno, empresas?
Desde el ámbito público se ha hecho mucho más de lo que normalmente se tiene que hacer para intentar garantizar un proyecto empresarial privado. El esfuerzo público ha estado vinculado al impacto social que tenía el cierre, sobre todo en materia de pérdida de empleo. No puedo reprochar nada ni al Ministerio de Industria ni al Govern de la Generalitat, por los esfuerzos que han hecho. Puedo criticar qué estaba haciendo el Govern cuando se anunció el cierre de Nissan, que estaba mirando hacia otro lugar, o estar más o menos de acuerdo en cómo se ha configurado este proyecto. Desde CCOO éramos partidarios de resolver la situación buscando más de un proyecto industrial para salvar la planta, porque eso hubiera diversificado los riesgos.

Si el hub de Nissan fracasa, fracasa a pesar del trabajo de 800 personas

Si ampliamos el foco más allá de Nissan y miramos todo el proceso de electrificación de coches, tenemos Seat, donde también habrá un coste de puestos de trabajo. Y otros en toda Europa. Ayer se aprobó un ERE Volkswagen Navarra. ¿Cuántos puestos de trabajo se llevará por delante esta transición, si es que se tiene que pagar un coste laboral?
La reindustrialización tiene que ir más allá de la propia producción de vehículo para poder sustituir la pérdida de horas de trabajo que tiene un coche eléctrico en relación a un coche de combustible. Se pierde un tercio de horas de trabajo en un coche eléctrico respecto de uno combustible y por lo tanto se puede perder un tercio del trabajo. Pero el proceso de conectividad que va con esta nueva movilidad también ofrece nuevos nichos de empleo y está pendiente de determinar su volumen. Esta tiene que ser la apuesta. Ingenierías, movilidad compartida, transporte público y también las instalaciones energéticas de renovables, que van retrasadas en Catalunya. De todas formas, los principales impactos laborales de la electrificación ya se han producido. Ya hemos perdido, con la electrificación de Seat abriendo plantas fuera de Barcelona, con el cierre de Nissan y la cadena de valor quedando fuera de juego.

¿Qué piensa de que Seat abra en China una fábrica mientras todavía no está claro como será su producción aquí?
Seat ha cambiado la apuesta de la marca y de estrategia, y potencia Cupra, pero lo que criticamos es que Seat pierda la consideración de marca. El grupo Volkswagen abre un nicho de mercado con Cupra, pero eso no puede ir en contra de mantener y potenciar el mercado tradicional de Seat, que tiene una estructura arraigada en Catalunya. Cupra no tiene que ser el sustituto de Seat, sino complementario y así lo trasladamos a la dirección del grupo y a las administraciones.

 

 

Con Nissan, nos decía que las administraciones dejaron que cerrara y también nos dice que con Seat se tiene que evitar que sea sustituido por Cupra. ¿Tienen que actuar antes las administraciones de que el problema ya sea irreversible?
Es justamente por eso que reivindicamos un pacto por la indístria con una ley que plantee una planificación previa a que las empresas se deslocalicen. Hay que saber los plazos para anticiparse a reestructuraciones de grupos internacionales que operan en este país para que se pueda actuar para corregir o reorientarlas. Hay una reacción de las administraciones públicas a este proceso de desindustrialización.

¿Y en el caso de Celsa cómo ha visto las administraciones?
No lo hemos visto bien. Lo que no se puede es dejar de lado el papel de los trabajadores en una valoración accionarial cuando trasponen una directiva europea en relación a la ley mercantil. Nosotros nos presentamos tres veces como parte interesada en el proceso judicial de Celsa y se nos denegó la posibilidad de participar porque no nos consideraban parte interesada, tiene narices. Un proceso arbitrario que cae en manos de un solo juez, con una sentencia sin capacidad de recurso, es un deterioro democrático a la hora de valorar qué capacidad tenemos de actuar en la defensa de empresas locales cuando es un fondo inversor extranjero quien tendrá el control de la empresa. Es una ley que es contraproducente y la situación que provoca es peor para los intereses laborales y económicos del país. Es hora de modificar la ley concursal, aparte que el gobierno español tendrá que tomar alguna decisión mediante la ley antiopa para ver si esta operación tiene viabilidad. Podemos perder a uno de los principales actores industriales que tenemos en España y en Europa.

¿Qué pasará finalmente con Chery?
Bien, ellos todavía están mirando cómo está el mercado europeo, si se colocan en el mercado, qué capacidad productiva pueden tener en Europa y si Catalunya puede ser una buena alternativa. Pero llevan escondiendo y cambiando la carta mucho tiempo, desde hace muchos años. Ellos juegan un poco. Las empresas chinas, en general, primero quieren valorar qué implantación tiene en el mercado europeo el coche eléctrico. Y después valorarán qué capacidad tiene su marca y si les vale la pena producir localmente o prefieren producir en China y después llevar los coches aquí. Pero es que toda esta realidad, que ellos están llorando para pedir ayudas, se da en un momento que en Europa el coche eléctrico todavía está en fase embrionaria.

Chery hace años que está escondiendo y cambiando la carta a Catalunya, juegan a eso, primero quieren valorar la implantación del coche eléctrico

¿Les preocupa el crecimiento de sindicatos independientes o minoritarios?
Es verdad que hacen un cierto ruido, y no neguemos su existencia, pero si miramos el porcentaje de representación los sindicatos de clase todavía dominamos ampliamente. Una cosa es el ruido que hagan y otra es la realidad de lo que representan, que puede estar por debajo del 1% por ejemplo en sectores concretos de la industria química de Tarragona, que pueden tener un impacto mediático en aspectos concretos. No lo neguemos, ni lo miremos de lado, porque si se esparce cambia el modelo de organización de las empresas. Hay un 26 o 27% de trabajadores que se organizan fuera de Comisiones Obreres o UGT. No es nuevo y no crecen CGT o USOC, sino otros sindicatos independientes. Llegamos al 82% de representación y ahora estamos en un 76%, sumando UGT y Comisiones, y es por el crecimiento de algunas agrupaciones independientes de trabajadores. Sí que tenemos que abordar esta corporativización de las reivindicaciones. 'No nos están comiendo la tostada', tenemos que dimensionar, pero sí que tenemos que advertir la tendencia. Sería como decir que el PACMA come espacio a la izquierda.

Eso quiere decir que se potencian más los convenios de empresa.
Es al revés. Con estos convenios desarticulamos la negociación colectiva, como pasa con otros países, y como vimos también como una tendencia de la reforma laboral del Partido Popular. Hay empresas que son de 6 trabajadores y que tienen un delegado y empresas que son de 500 que tienen 13, pero no tienen la misma capacidad de articularse, de organizarse. Y si el convenio colectivo lo vamos desarraigando del convenio sectorial que vertebra los derechos estamos haciendo daño al tejido productivo y laboral sobre todo de la pequeña empresa. El reto es, como organización sectorial, dar respuesta a estas demandas más individualizadas, con el fin de no ir hacia una atomización de las condiciones de trabajo.

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Javier Pacheco. Fotografía: Miquel Muñoz

Hay un paro endémico y después unas vacantes que no se acaban de cubrir. ¿Qué está pasando?
Sí que se van cubriendo. Hay un cambio de tendencia y de modelo y tenemos que hablar del aspecto cualitativo porque un 60% del empleo que se genera es de alta cualificación. Pero tenemos que seguir apostando por políticas como el mejor marco contractual o el papel de la formación integrada, que ha llegado al País Vasco, y en Catalunya requiere de un esfuerzo presupuestario. El próximo año tendremos 40 centros integrados de formación ocupacional y continua que tienen este concepto de adaptación y recualificación del trabajador. El problema aquí lo tienen estos que plantean "la media jornada de 12 horas". Esta gente no está entendiendo que la gente está cambiando sus prioridades y su gestión del tiempo, su forma de relacionarse. Las empresas y los legisladores tienen que entender e incorporar esta realidad, y el legislador hacer de la formación un capital. Si no, puedes tener un problema para seguir la velocidad de esta revolución industrial que es más rápida que las anteriores.

¿Qué papel tiene que tener el turismo en esta transformación?
El problema es este modelo de turismo intensivo. Hace falta un turismo responsable, sostenible y de reorientación. Una oferta turística muy diferente de la del turismo intensivo de cruceros y de fin de semana.

¿Y eso puede pasar por un decrecimiento turístico?
No pasaría nada si hubiera un decrecimiento turístico, si las políticas de inversión pública fomentan la reindustrialización para llegar al 25% que nos hemos fijado en el Pacto Nacional para la industria. El modelo laboral del turismo tampoco es el ideal.

Ha habido en los últimos años grandes carencias en la industria catalana, también en las renovables, que a veces se han llevado otras comunidades autónomas. También ha faltado inversión en sanidad y ha habido cierta impresión de falta de política ejecutiva. ¿Cree que la situación política ha perjudicado?
Sin duda, ha habido una paralización de la vida de las instituciones más allá del día a día. El proceso político, el conflicto político, ha tenido un impacto en el desarrollo económico del país y eso ha sido un retraso y una transmisión hacia otras comunidades autónomas que se han aprovechado. No se trataba de utilizar este criterio de mercantilización de la oportunidad, del peix al cove, de los gobiernos pujolistas, sino de la oportunidad de sacar adelante un crecimiento sostenible de la economía y aprovechar la digitalización y la lucha contra el cambio climático.

El conflicto político ha tenido un impacto en el desarrollo económico del país y eso ha sido un retraso y una transmisión hacia otras comunidades autónomas que lo han aprovechado

¿Cree entonces que la atención a la independencia ha retrasado o frenado la economía?
El problema no es el independentismo, sino el conflicto político. Si hay dos partes, hay un conflicto. Es el conflicto el que ha paralizado las instituciones, la no resolución del conflicto. Por eso yo creo que en los últimos años la orientación de las políticas va en la buena dirección.

¿Habla de la amnistía?
Sí, la amnistía, los indultos, la modificación del código penal, el diálogo, los acuerdos, el poder abordar el futuro. Y es posible una modificación del modelo de financiación, de poder acercar las políticas a la gente. El diálogo político ha ayudado en positivo a las personas trabajadoras, por ejemplo en la incorporación de un contrato indefinido que está beneficiando miles de personas. Esta es la mejor vertebración democrática que podemos dar a los ciudadanos.

¿Como ve desde los sindicatos el papel de Pimec y Foment?
Yo desearía que se enemistaran un poco menos, que nos miraran a nosotros. UGT y Comisiones Obreras, tenemos una rivalidad bestial que disputamos en miles de centros de trabajo, pero entendemos que con las cosas de comer no se juega y hacemos lo que haga falta para ponernos de acuerdo. Hará falta su participación para cerrar la renovación de un Acuerdo Interprofesional de Catalunya (AIC) que oriente la negociación colectiva.

¿Estará para este año?
Haré todo el posible, hemos hecho 51 reuniones y diferentes comisiones de trabajo, es un texto vanguardista que abarca temas muy importantes como la desconexión digital, transformación energética, formación...Lo tenemos que cerrar.

Desearía que Foment y Pimec se pelearan menos. Podrían aprender de Comisiones Obreres y UGT, que somos rivales pero nos ponemos de acuerdo en lo importante, en las cosas de comer

Lo que sorprende es que las patronales para pactar los puestos de la Cambra de Comerç sí que se han puesto de acuerdo.
Bien, como dicen, "a la fuerza, ahorcan".

¿Este acuerdo interprofesional pactaría un salario mínimo de 1.300 euros en Catalunya?
Sí, Catalunya no puede luchar con bajos salarios. Y su realidad económica en términos de poder adquisitivo es diferente a otros lugares. No hablamos de tener un suelo salarial diferente, pero los convenios colectivos se tienen que adaptar a la realidad económica del territorio y acercarse al 60% del salario medio, que es lo que dice la carta social europea. No es este aspecto, sin embargo, en el que las patronales no se han puesto de acuerdo.

Estamos viendo unos ERE que todavía no son masivos en la economía catalana, pero a la vez dan cierta sensación de inestabilidad económica. ¿Cree que vamos hacia la recesión?
Estamos en un periodo de freno y de una posible recesión y tenemos que estar muy atentos. Las empresas industriales tienen que ser muy preventivas y es posible que tengan que reducir gastos preparando los ejercicios para el próximo año. Es posible que en el primer trimestre tengamos noticias de impacto. Alemania ha entrado en recesión y España en términos industriales ha crecido un 0% en el último trimestre.

¿Entonces harán falta inversiones tractoras de las administraciones y, en este sentido, como valora la implementación de los recursos presupuestarios que se ha fijado la Generalitat gracias al Pacto Nacional para la Industria?
Si las políticas públicas de inversión fomentan la reindustrialización para poder llegar al 25% definido en el pacto, la economía encontrará los equilibrios para generar crecimiento. Estamos haciendo un seguimiento de la ejecución presupuestaria y podemos monitorizar y evidentemente el ritmo de ejecución es bastante más alto que en ejercicios precedentes. No cumple con la totalidad de los objetivos planteados, pero también es cierto que no creo que ningún departamento del Govern pueda mantener el ritmo de ejecución. En este último acuerdo se cerró mejor la conceptualización de la dotación presupuestaria y lo que se planificó era más factible realizarlo.