Albert Carreras (Barcelona, 1955) es un catedrático de Economía en mayúsculas. Ha sido profesor de la Universitat de Barcelona, del Instituto Universitario Europeo de Florencia, de la Pompeu Fabra, de Berkeley y catedrático de Georgetown, antes de llegar, de la mano de Andreu Mas-Colell, al Govern, donde fue secretario de Economía y Finanzas entre 2011 y 2016. Cinco años en los que pudo experimentar en primera persona las dificultades de negociar la financiación con el gobierno del Estado, y más en aquellos años tan difíciles de crisis económica y con Mariano Rajoy en la Moncloa. Desde 2019, dirige la ESCI, la Escola de Comerç Internacional de la UPF.
¿Cómo debe ser la financiación de Catalunya?
Que otorgue el máximo nivel de capacidad de gestión. Los temas de fiscalidad, cómo se recaudan los impuestos, es muy importante. Y que tenga la mayor capacidad de gasto posible para poder atender las necesidades de la ciudadanía.
¿Hay que priorizar la llave de la caja o reducir el déficit fiscal?
Son dos temas que, aunque están enormemente vinculados, es práctico separarlos. Porque el déficit fiscal son los recursos que obtiene la Generalitat en relación con los que obtienen las otras comunidades autónomas. Normalmente, lo que nos sucede es que, cuando pedimos algo, todos quieren al menos lo mismo. De modo que el incremento de nuestras peticiones, conceptualmente hablando, incrementa nuestro déficit fiscal porque los demás siempre consiguen del Estado al menos eso y siempre un poco más. Soy algo pesimista sobre que podamos reducir el déficit fiscal por esta vía. Pero podemos conseguir más recursos, y eso es extremadamente valioso. Desde este punto de vista, creo que tener la llave de la caja es más importante, porque es el punto en que estamos con mayor debilidad. Si hay alguna oportunidad política de negociación, como parece que la hay, la prioridad debería ser la llave de la caja. El déficit fiscal queda para otro momento.
"Cuando Catalunya pide algo, las otras CC.AA. siempre consiguen un poco más"
¿Cree que se puede conseguir la llave de la caja?
Con la incertidumbre política que hay, que no se sabe cuánto pueden durar los interlocutores y los propios protagonistas, hay que poner el acento en algún punto. Yo creo que transferir a la Agència Tributària de Catalunya el máximo de competencias lo más rápidamente posible es muy importante, y poner en marcha un equipo de Hacienda que sea mucho más potente.
¿Es imprescindible la bilateralidad, y que el Govern de la Generalitat negocie de tú a tú con el del Estado?
La bilateralidad es el mínimo, todas las comunidades autónomas españolas lo hacen, la única que no lo puede hacer es Catalunya. Cuando nosotros negociamos algo con el Estado, en lugar de ser un tema que solo aparece en la prensa de cada comunidad autónoma, pasa a ser un tema de Estado. Y este es un problema que tenemos siempre, es nuestro encaje dentro del Estado. Si es multilateralidad no merece la pena ni empezar, porque toda multilateralidad no hará más que reforzar este concepto de que aquello que pedimos, los demás quieren al menos lo mismo y siempre consiguen más, siempre. No hay manera de evitarlo.
¿El Consejo de Política Fiscal y Financiera, que es donde se nos acaba emplazando, es una trampa?
Sí, claramente. El Consejo de Política Fiscal y Financiera fue un invento hecho para dar más voz a las comunidades autónomas, pero siempre con la mitad más 1 de los votos del gobierno central. De modo que depende mucho de la voluntad que tenga el gobierno central de hacer las cosas. Si no tiene ninguna, es una trampa, es un puro paripé. Si la tiene, haces el esfuerzo de ir, por no hacerle el feo.
Dice que las otras comunidades siempre piden lo mismo y siempre consiguen lo mismo o un poco más. Hace poco escuchamos a la consellera Alicia Romero defendiendo en Madrid que se reconozcan las singularidades de Catalunya pero con un modelo con el que todos mejoren. ¿Eso es posible?
Que todos mejoren es conceptualmente imposible. Lo que se puede esperar es que convivan más de un modelo. Ahora, en realidad hay varios modelos sobre la mesa porque no son pocas las comunidades autónomas que han conseguido su trato singular. Financiaciones singulares hay unas cuantas. Lo que es inconstitucional dentro del Estado español es tener una situación de privilegio, solo está constitucionalmente protegido para el País Vasco y Navarra. Pero cualquier otra solución, si se ofrece a todas las comunidades autónomas, es perfectamente legítima. La línea más productiva sería ir hacia un modelo al que pudieran acogerse aquellas comunidades que, como en el caso de Catalunya, tienen graves carencias de financiación y déficits fiscales importantes. Dentro de la política de financiación singular, debería hacerse un guiño para que se sumara alguna otra. El drama está en que las comunidades que han quedado muy sobrefinanciadas no quieren perder nada de lo que tienen y quieren aumentarlo más.

¿Quién tiene financiaciones singulares?
Además del País Vasco y Navarra, las tienen las comunidades insulares, tanto Baleares como Canarias. Aragón tiene algún elemento de singularidad, Asturias tiene algún otro elemento de singularidad, Cantabria. Tanto Extremadura como Andalucía consiguieron la compensación de una deuda histórica que nosotros hemos estado reclamando desde siempre, y por supuesto no se nos ha ajustado nunca, pero los demás plantean su negociación y lo van consiguiendo. Y no olvidemos que en la negociación del último modelo de financiación, que se hizo al final de la gran época de expansión de los años 2000, un elemento que nos ha perjudicado mucho a nosotros y a unos cuantos más es que se dio por supuesto que las comunidades que tenían el boom turístico, que era un boom inmobiliario que generaba muchos recursos a las comunidades autónomas, tenían una lluvia de dinero que los demás no tenían, y los demás quisieron tener lo mismo. Lo cual es realmente singular porque si tienes esta lluvia de dinero también tienes una lluvia de gasto que debes atender. Pero eso generó como una envidia consentida que llevó a que el modelo de financiación garantizara unos ingresos más altos a las comunidades que no disfrutaban del boom. Cuando vino la crisis, tuvieron esas garantías y los que vivíamos del mercado turístico e inmobiliario no las teníamos. Eso es lo que provocó el grueso del endeudamiento que se produjo después: ellos tenían un colchón amortiguador y nosotros no lo teníamos. Los que han disfrutado de esta protección no solo no quieren perderla, sino que quieren mantener la posición de sobrefinanciación respecto a las demás.
La financiación no tiene en cuenta el coste de la vida de cada comunidad.
Es un tabú, pero desde Catalunya lo único que podemos hacer es insistir en que esto es fundamental. Cuando te comparas con otras comunidades del sur de España, te das cuenta de que la capacidad de acceso a los servicios es mucho mayor que la que tenemos nosotros, en gran parte porque la capacidad adquisitiva de cada euro que se les da es mucho mayor. Y resulta que, en la mayor parte de las transferencias y gastos que se realizan, no se tiene en cuenta el coste de la vida. Está prohibido para todo, salvo cuando el Estado español envía funcionarios al extranjero, que siempre ajusta por paridad de poder adquisitivo. Es un tabú que deberíamos lograr romper. El gobierno del Estado ha dado indicaciones precisas, desde hace muchos años, al Instituto Nacional de Estadística (INE), de no dar ningún dato que permita calcular la paridad de poder adquisitivo. Lo peor es que los cálculos se hacen, porque el INE no puede calcular el IPC sin tener una cesta de precios de cada comunidad. Existe, pero es un secreto guardado bajo llave.
"Nos enfrentamos a la enésima decepción con la financiación, pero tendrá alguna contrapartida positiva"
Hay comunidades, como Andalucía, donde la catalanofobia se ha utilizado políticamente. ¿Nos perjudica tener que negociar la financiación con una persona, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que quiere ser presidenta andaluza?
Sin duda. Y en cambio, todo el mundo vota muy feliz y contento a favor de la sobrefinanciación vasca, que no ha dejado de crecer. Estoy muy sorprendido al respecto.
Otro tabú, el concierto vasco y navarro, que casi nadie se atreve a cuestionar.
Los vascos tienen la ventaja de que el PP defiende su sobrefinanciación y pueden defenderla en el resto del Estado sin que nadie se queje ni proteste. A todos les parece bien y simpático, porque los vascos son simpáticos a efectos de la población española, mientras que los catalanes no. España no se ha construido contra el País Vasco, se ha construido contra los Països Catalans y contra Catalunya. Eso acaba notándose en todas partes. Los vascos son castellanos, pero más. De modo que, si son castellanos, pero más, ¿por qué no van a tener financiación, pero más?
¿Cree que tendremos una reforma de la financiación en esta legislatura, o alguna mejora, aunque sea pequeña?
Creo que sí, porque existe el pacto político y porque, afortunadamente, la ministra de Hacienda es muy inteligente y muy hábil. Eso significa que nos colará goles, seguro. Ya nos los coló con la reducción de la deuda del FLA de una manera espectacular, fue de nivel, de matrícula de honor... ERC luchó mucho para conseguir una rebaja del 20% del FLA. La ministra dijo que sí, y cuando finalmente salieron las cifras, Catalunya tenía una rebaja del 20% del FLA, pero todas las demás comunidades autónomas tenían un porcentaje mucho más alto. Por tanto, incrementamos el déficit fiscal.
Lo que decía: lo mismo, pero un poco más.
Andalucía fue de las que más se benefició porque obtuvo una reducción del 47% de su deuda del FLA. Lo tenemos complicado. Ya sabemos que en el Estado español siempre hay mayorías compactas en contra de cualquier cosa que sea Catalunya. De modo que lo que se pueda conseguir estará bien. Y si podemos mejorar nuestra financiación, estará bien. Por este camino no reduciremos el déficit fiscal, eso hay que hacerlo por otras vías.
Dice que hay una mejora de la financiación. Pero, ¿se cumplirá? Porque muchos aspectos del acuerdo de 2007, como el principio de ordinalidad, no se cumplieron.
Algo se cumplirá y otra cosa no, por supuesto. Seguro que lo más importante no, pero algo se cumplirá, entre otras cosas porque los demás habrán conseguido lo mismo o más, y eso hará que algo se cumpla. ¿Será una decepción? Sin ninguna duda. Nos enfrentamos a la enésima decepción, pero esta decepción tendrá alguna contrapartida positiva.
Dice que el déficit fiscal se debe reducir por otras vías. ¿Cuáles?
El déficit fiscal son decisiones discrecionales del gobierno central y la única manera es lograr, por negociación bilateral, que el Estado recaude menos en Catalunya o gaste más en Catalunya. Pongo en primer lugar que recaude menos en Catalunya porque eso suele olvidarse.
¿Y aumentar los ingresos en Catalunya? Porque cuando miramos los datos, por ejemplo, de ejecución presupuestaria del Ministerio de Transportes en infraestructuras en Catalunya, a menudo no alcanzan el 50%.
Cuando hubo toda la lucha para lograr que llegara el AVE a Catalunya, hubo que multiplicar los esfuerzos para amarrar los compromisos que se habían conseguido. Y algunas maneras fueron poner al frente de la administración que realizaba las obras a alguna persona que tuviera autoridad sobre los funcionarios que estaban debajo. Eso fue muy importante, porque el gran problema que tenemos normalmente es que los funcionarios solo se imaginan España con capital en Madrid y no ven por qué deben invertir en Barcelona. Esta mentalidad está muy arraigada. Tuvimos, en algunos momentos, algunos nombres que tenían la capacidad de tener autoridad sobre los funcionarios que estaban a sus órdenes. Porque eran colegas, porque eran de la misma profesión. Si no, nos encontramos con lo que pasó con la ministra de Fomento Raquel Sánchez, que no tenía auctoritas interna. Tenemos que utilizar todos los mecanismos, que son los habituales en un Estado centralizado. Hay que asegurarse de que el último auxiliar y el último técnico hagan su trabajo.
"Estamos muy mal con Rodalies. Es la mayor barrera al crecimiento que tenemos"
¿Al final es una cuestión de voluntad de los funcionarios?
De la misma manera que cuando se negocia el traspaso de Rodalies, resulta que los que no quieren son los trabajadores, cuando se negocia hacer las inversiones en Catalunya, al final resulta que quien no quiere es desde el Rey hasta el último administrativo.
Rodalies, otro ejemplo de falta de inversión...
Tenemos que tener unas Rodalies como Dios manda, es fundamental. Es que te vas a Madrid y lloras de ver cómo son las Rodalies de allí: son todas perfectas, todas nuevas, todas impecables, todas funcionan bien. Eso es lo que necesitamos en Barcelona y en las diversas áreas metropolitanas de Catalunya. Es la mayor barrera al crecimiento que tenemos. No podemos ocupar adecuadamente a la gente, no puede vivir a más distancia, no podemos reducir el problema del coste de la vivienda, por las Rodalies. Es el problema. La prioridad es Rodalies. Y la segunda prioridad es Rodalies. Y la enésima, hasta que esto se arregle. Estamos muy mal con Rodalies.
Dice que los trabajadores de Rodalies son los que no quieren el traspaso, pero también tenemos un ministro de Transportes, Óscar Puente, que el día que fallan en Madrid, que van muy bien, sale a dar explicaciones, pero respecto a Catalunya, que fallan casi cada día, no sale nunca, y cuando sale, dice que van bien.
“Culpa vuestra, que no vigiláis”
¿No hay un problema político, entonces?
¡Por supuesto! Es un problema político monumental. Todos los problemas que tenemos son esencialmente políticos. Siempre hay pedagogía que se puede hacer o negociación que se puede hacer. Tenemos que ser tan vascos como sea posible. Es decir, tenemos que aprovechar cada oportunidad de negociación y sacarle el mejor provecho posible. Eso muchas veces significa discreción. Y nos cuesta mucho ser discretos.
Además, nos miran mucho más con lupa, como decía antes.
Sí, pero cuando ha habido momentos en que hemos podido tener capacidad de negociación, hemos quemado nuestras cartas sin que nadie nos lo pidiera. Cuando se hicieron las elecciones que llevaron a la victoria de Artur Mas en noviembre de 2010, teníamos un grupo parlamentario muy fuerte de Convergència i Unió en el Congreso, que podía ser decisivo en los presupuestos. Pero como CiU tenía que disputarse la mayoría parlamentaria en Catalunya con el PSC, el grupo parlamentario, con Duran i Lleida al frente, que no es que fuera un radical extremista, no quiso de ninguna manera entrar en la negociación de los presupuestos. Total, los vascos se llevaron un festín de financiación, del cual no se habló. Teníamos manías para pactar, y los vascos lo hicieron teniendo mil prisioneros, a mil kilómetros de distancia y estando en la oposición en el País Vasco. Deberíamos tener al menos esta frialdad de espíritu, de decir, “escucha, lo que es un beneficio para el país, lo tenemos que conseguir”. En Madrid ya lo saben: cuando las cosas llegan a este punto, nos ponen en cuestión la lengua y ya perdemos los nervios.

¿Cómo ve el mundo, y el futuro de la economía, con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca?
Es un cambio de era. Estamos en un mundo en el que todos aquellos acuerdos fruto de la Segunda Guerra Mundial que dieron lugar a un conjunto de instituciones multilaterales se han desmontado. La Organización Mundial del Comercio, que fue uno de los éxitos de todo este modelo: es espectacular hasta qué punto la han destruido completamente, los americanos. La han bombardeado. La Organización Mundial de la Salud la odian. Tienen unos prejuicios que son realmente chocantes y que nos cuesta entender desde fuera de los Estados Unidos. Todo va a peor. ¿Hay oportunidades para nosotros? No. Yo creo que no hay ninguna oportunidad, porque este mundo lleva a que los Estados Unidos intenten recuperar posiciones, y eso nos va a perjudicar. Los chinos tienen carta blanca para hacer lo que quieran, y los rusos no son precisamente los amigos de preferencia que podamos tener por su régimen político. ¿Y qué es lo que buscan todos ellos, sobre todo los americanos, pero los rusos ni te cuento? Destruir la Unión Europea. ¿Estaremos mejor con una Unión Europea más débil? No, estaremos peor. Vamos hacia un mundo en el que hay potencias muy fuertes que luchan por disolver la Unión Europea.
¿No cree que Europa pueda despertar, como reclamaba el Cercle d’Economia en su última reunión anual?
Sí, puede llegar a despertar. Todos los que estudian el proceso de integración europea dicen que despierta en situaciones de crisis extrema. Pero cuesta.
"Vamos hacia un mundo en el que hay potencias muy fuertes que luchan por disolver la UE. No tenemos ninguna oportunidad"
Las empresas se quejan de falta de talento, que no encuentran gente para trabajar. ¿Hay una falta de encaje entre lo que necesitan las empresas y lo que producen las universidades y el sistema educativo?
Nuestro sistema universitario, público y privado, es bueno. Es suficientemente bueno como para que llevemos muchos años sufriendo una fuga de cerebros masiva. Tenemos muy buenas universidades, producen unos graduados que son muy atractivos para el resto del mundo. Afortunadamente, somos atractivos y traemos gente de fuera que en parte puede compensar este problema, pero la situación es un poco insatisfactoria porque nuestros hijos no tienen trabajo aquí. Donde tenemos un problema muy grande es en la base, porque las reformas que se han hecho en el sistema preuniversitario lo han ido empobreciendo. Los informes PISA lo demuestran muy claramente. Seguramente es de las políticas de los socialistas en Madrid más negativas. Los socialistas tienen la convicción profunda de que todo el mundo debía llegar a conseguir la máxima titulación posible. Tienen un sueño: que toda la clase obrera y los hijos de la clase obrera puedan llegar a ser todos doctores. Al menos másteres. Y no vamos bien, porque esto se ha hecho a base de bajar los niveles. De manera que no sé qué pasará con la capacidad de nuestros graduados universitarios de aquí a 15-20 años. No sé si habremos conseguido tenerlos tan buenos como antes o estarán pagando el hecho de que se han ido bajando los niveles.
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