Solarprofit ha presentado sus cuentas de 2024 con beneficios de 29 millones a pesar de solo haber facturado casi tres veces menos, 11 millones, y presentar unos resultados de explotación negativos de 21 millones. Los beneficios son el resultado de atribuir como ingresos financieros 86,8 millones de la quita de la deuda aprobada en diciembre del año pasado por el juez en el contexto del plan de reestructuración para salir del preconcurso de acreedores.
Pero este plan de salvamento está en el aire, ya que los bancos con quienes la empresa tiene la deuda lo impugnaron y está pendiente de juicio. O sea, que las cuentas de la empresa podrían saltar por los aires si el juez sentencia a favor de la banca.
La empresa de energía fotovoltaica de autoconsumo vivió un gran batacazo en el año 2023 después de crecer de manera exponencial en 2022, cuando la crisis energética derivada de la invasión rusa en Ucrania provocó una subida de los precios de la electricidad y una avalancha de interés en las instalaciones de autoconsumo. El descenso costó el trabajo al 90% de la plantilla y dejó colgados a centenares de clientes, que se han quedado con instalaciones y servicios a medias con perjuicios que suman más de 15 millones de euros y han montado una plataforma de afectados con más de 1.000 miembros, tal y como avanzó ON ECONOMIA. De estos, más de 100 han llevado a la empresa a juicio.
En medio de este estruendo, Solarprofit se alió el pasado mes de noviembre con Solar360, la empresa de fotovoltaica formada por Repsol y Telefónica, con el fin de desarrollar parte de su negocio. Esta es por ahora la única de las cartas que ha mostrado la compañía como vía para salvar su negocio, pero no ha explicado cómo se lo hará para recuperar su actividad. Y lo necesita, ya que el plan de reestructuración prevé que "cuando finalice el plan, en diciembre de 2030, renacerá para los acreedores y distribuido a prorrata entre ellos, una deuda equivalente a 3 veces el ebitda medio de los años 2028, 2029 y 2030" más los intereses.
"El plan no se encuentra firme hasta que no se resuelvan judicialmente las impugnaciones presentadas por los acreedores, principalmente las entidades bancarias", reconoce la memoria de 2024, pero las cuentas se aprueban al considerar que hay más de un 50% de posibilidades favorables al plan de la compañía.
El Santander, con préstamos concedidos de hasta 4,5 millones y 3,5 pendientes de devolver, es el banco con el que tiene más deuda la empresa. El ICF concedió hasta 4 millones en préstamos, que no entran en el plan de reestructuración porque se llegó a un acuerdo privado con carencia de pagos e intereses en un plazo de 6 años, sin quitas.
Además del despido de los trabajadores y la liquidación de la deuda, la compañía explica que se han vendido 6 de sus activos PPA (contratos de luz a largo plazo), se han cedido los contratos de mantenimiento residencial y se han optimizado los costes operativos con una reducción del volumen y número de contratos de alquiler de naves, renting, servicios IT, entre otros. La memoria asegura que "las nuevas actividades desarrolladas dotan al grupo de un flujo de caja suficiente para atender a los costes operativos que demanda su estructura actual".
El patrimonio neto es de 2,1 millones de euros y el fondo de maniobra consolidado de 5,5 millones.
La empresa cerró el año 2023 con 29,8 millones en pérdidas, compensadas en 2024 con los beneficios atribuidos a la quita de la deuda. En 2023 facturó 62 millones, casi 6 veces más que el año pasado, ingresos, sin embargo, insuficientes como para frenar la caída. En 2022, el beneficio de la empresa fue de 3,2 millones de euros, con una facturación récord de 100 millones en su mejor momento. La recuperación de las cuentas de esta empresa fundada en 2007 por Óscar Gómez y Roger Fernández, ahora desaparecidos de escena, es solo fruto de una estrategia financiera aún por confirmar y muy arriesgada.