Lidl se ha sumado a la guerra de precios de las grandes cadenas de supermercados. El discount alemán ha anunciado una bajada de precios permanente en más de 200 productos de sus establecimientos a partir del jueves 29 de febrero. La compañía aplicará descuentos de hasta un 13% en más de 100 artículos de marca propia, cifra que doblará en los próximos días para facilitar "aún más las compras de los hogares españoles". 

Se trata de una iniciativa adicional a la política de descuentos y promociones que la distribuidora ya aplica "para ofrecer siempre a sus clientes los productos de mayor calidad al mejor precio", ha informado la compañía. A través de esta iniciativa, Lidl incluye productos frescos, de nevera, secos envasados, bebidas, cosmética, higiene personal y limpieza. 

La medida adoptada por la tercera cadena de supermercados en España por cuota de mercado se suma a las ya adoptadas por otros competidores. Carrefour fue la primera en anunciar un descuento en 500 artículos de su marca blanca, también hasta el 13%. La enseña francesa tomó la delantera en 2024, pero otras como Dia cogieron el testigo anunciando recientemente una inversión de 150 millones de euros en promociones para este año, que se traducen descuentos semanales para más de 200 productos.

Ahora es Lidl la que aviva la guerra comercial para captar clientes. Todo ello se produce en un contexto marcado por la todavía elevada inflación de los alimentos, que son un 7,4% más caros que el año anterior, según los últimos datos del Índice de Precios de Consumo (IPC). Es por ello que la tendencia promocional y de bajadas de precios en algunos productos iniciada en 2023 continuará durante este año, según explicaban recientemente desde la consultora Kantar Worldpanle.

De este modo, se espera que el sector de la gran distribución, liderado por Mercadona, Carrefour, Lidl, Eroski y Dia, batalle por captar clientes a base de promociones y bajadas de precios. Además, como se puede comprobar, las promociones van enfocadas a los productos de marca propia de las propias enseñas, en un contexto de tensión entre distribuidoras y fabricantes por proteger sus márgenes.